¿Cuánto se destina en Ciencia en México? La eterna pregunta ¿cierto? Ante una pandemia el tema es obligado, ya que desde el comienzo hemos dependido de la experimentación y de creación de vacunas extranjeras.
Uno de los males de nuestro país es la fuga de cerebros, dado que las oportunidades para la investigación científica y experimentación son nulas. Por ello, se han creado diversos programas para permitir que los científicos puedan hacer crecer sus ideas en el país.
Una de las iniciativas es el programa Cátedras Conacyt, que apoya a los científicos jóvenes y gracias a él han crecido grandes proyectos que benefician a la gente como la agroecología y celdas solares que harán que los campesinos dependan menos de la tecnología.
Sin embargo, estos jóvenes han sido tratados como cualquier empleado de este territorio, a algunos los han despedido injustificadamente o les dan empleos donde no se respetan sus derechos laborales.
Es una pena. Aunado a esto, las mujeres científicas no abundan en los laboratorios ni en los centros científicos, pues sólo tres de cada diez se dedican a esta idealista carrera.
Aunque son pocas mujeres científicas nos han mostrado que este es el momento de brillar y demostrar de lo que son capaces. Por ejemplo, Sandra Rodil quien lideró el equipo de expertos de la UNAM y ahora han presentado un cubrebocas llamado SakCu que puede inactivar al COVID, además es reusable con la intención de bajar el impacto ambiental por el uso de mascarillas desechables.
En el Politécnico no se quedaron atrás y la científica Paola Castillo Juárez desarrolló un fármaco capaz de combatir al Covid-19 en un 90%. El tratamiento, basado en pequeños fragmentos aislados del SARS-CoV-2, evita que el virus se replique en las células humanas.
Julieta Fierro, científica de renombre, trata de difundir la ciencia a través de las redes mostrando que las niñas y niños pueden dedicarse a crear e inventar.
Rocío Ortiz es especialista en el estudio de enfermedades moleculares como el cáncer, ha sido nombrada mujer del año y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Como ven no se trata de apoyar para ver si pueden lograrlo, ya lo hacen, pero si el presupuesto para la ciencia sigue siendo raquítico, siempre estaremos recibiendo vacunas a granel, sobras de salud de los países poderosos cuando tenemos el talento suficiente para resolver una situación, quizá no con una cura inmediata, pero sí con ideas que podrían llevarnos a ella.
La ciencia se debe apoyar, no debe ser una opción sino una obligación del estado. Las mujeres estamos listas y demostramos que cuando se trata de generar caminos somos las primeras en marcar la senda.
El no apoyar a las mujeres y hombres de ciencia impacta en nuestra calidad de vida, por lo cual también es una forma de atentar contra nuestro derecho a la protección a la salud.
Es urgente inyectarle recursos a las mujeres y hombres que erradican enfermedades y no a equipos de béisbol y futbol.
Noemí Muñoz Cantú
Directora de la Revista Ganando Espacios
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