El presidente Andrés Manuel López Obrador cumplirá tres años al frente del Poder Ejecutivo Federal, el primero de diciembre. En este lapso, valga la expresión popular, ha estado “como chivo en cristalería”, deshaciendo dependencias, rompiendo fideicomisos y desapareciendo programas y proyectos de un plumazo, en aras de una austeridad republicana.
Los resultados de todo este romper y acabar con lo establecido, aún no pueden medirse del todo. Pero algunas decisiones ya pueden encontrar eco, como la desaparición del Seguro Popular, que incidió de inmediato en el desabasto de medicamentos para personas con cáncer y afectó la atención médica de millones de mexicanas y mexicanos.
El Presidente tiene aversión por la planeación, porque dice que no sirve para nada y sólo representa un gasto para el gobierno. Lo mismo sucedió con fideicomisos y fondos. El resultado lo tenemos en los recientes siniestros ocurridos en Tabasco, en el Estado de México y, el más reciente, en Nayarit. No hay dinero, el Fondo Nacional de Desastres está vacío.
Y como dicen que algunos políticos quieren ser más papistas que el papa, bueno pues en el Estado de México, el senador Higinio Martínez Miranda impulsó el año pasado una reforma constitucional para eliminar regidores y síndicos en los 125 ayuntamientos. Hay quienes lo ven positivamente y puede ser.
Dicen que con esa medida se ahorrarán al año algo así como mil 500 millones de pesos. Pero aquí debe haber planeación para que realmente se vean los beneficios con el destino de esos recursos.
En el Estado de México la Secretaría de la Mujer está en la mira. Quieren desaparecerla, según, para adelgazar el aparato burocrático estatal.
Se les olvida que, antes de que la Secretaría de la Mujer existiera, no había una dependencia que coordinara las acciones sustantivas y esenciales en favor de las mujeres en la entidad. Hoy gracias a esta instrucción, las mexiquenses saben a dónde pueden acudir para ser atendidas.
Y eso ha quedado de manifiesto en las marchas y manifestaciones que diversos colectivos han realizado y cuyas demandas han sido atendidas de inmediato, lo que no antes sucedía a ese nivel.
El trabajo continuo de la Secretaría y de su titular ha cambiado la vida de muchas mujeres que durante la pandemia necesitaron un refugio, una asesoría jurídica o atención sicológica. La sinergia que ha logrado hizo que la sociedad civil se sume a la protección de las mujeres y hoy más de 2 mil negocios son Espacios Naranja. Hay redes de apoyo contra la violencia de género.
El trabajo llegó a involucrar al Poder Judicial, que hoy emite órdenes de protección a tan solo seis horas de que levanta la denuncia y que son los agresores los que tienen que abandonar sus hogares y no ellas.
Estas y muchas acciones afirmativas, para la seguridad de las mujeres, han sido posibles porque el gobernador Alfredo del Mazo creó una Secretaría para la atención específica. No se puede retroceder en una lucha continua por la paridad y los derechos en general.
Los legisladores deben ser los primeros en defender el espacio porque lucha por generar políticas públicas en favor de las mujeres. Apenas lleva un año y se tienen grandes resultados. ¿Hay fallas? Seguramente, pero todo es perfectible.
Hoy las mujeres avanzamos más unidas. Hemos luchado por años por ganar espacios, porque se visibilicen los grandes problemas. No es una guerra contra los hombres, es una lucha por la justicia (dar a cada quien lo que le pertenece).
Y no somos una pocas, sólo en el Estado de México somos nueve millones. No se pueden dar pasos atrás.
Defender a la Secretaría de la Mujer, no es defender a un puñado de personas que allí laboran. Es defender los postulados básicos del respeto a los derechos humanos, en momentos críticos. Juntas y juntos debemos ir contra la violencia de género, contra los feminicidios, por la paridad. Nos falta mucho por recorrer, no retrocedamos.