No son pocas las ocasiones en las que el presidente de México, Andrés López Obrador, arremete en contra de la clase media, en particular a la que él identifica como aspiracionista.
De acuerdo al tabasqueño, los aspiracionistas son un “pequeño” sector de la clase media: “Hay un pequeño sector de la clase media que siempre ha sido muy individualista, que le da la espalda al prójimo, aspiracionista, que es lo que quiere ser como los de arriba, encaramarse lo más que se pueda, sin escrúpulos morales de ninguna índole como son partidarios del que no tranza no avanza, es increíble como apoyan a gobiernos corruptos… yo lo atribuyo a que son muy susceptibles de manipulación” dijo.
Bueno, tras el enredado concepto que ofreció el mandatario es fácil adivinar que únicamente intenta, desde su exclusivo punto de vista, descalificar como lo ha hecho siempre, a los que no logra controlar bajo su limitada concepción, es decir; los que no son manipulados por su discurso.
Los comentarios que ha hecho el presidente, más bien tienen su origen en la molestia que le causó la derrota sufrida por su partido Morena, y particularmente su ego en la Ciudad de México, que por mucho tiempo presumió como bastión de su movimiento. Independientemente que se le dé la gana o no reflexionar sobre los errores que ha venido cometiendo en su administración, es más sencillo para él atacar a los que cree lo han traicionado.
La verdad es que gran parte de la sociedad se encuentra por el momento más preocupada enfrentando los problemas económicos que se le presentan; la inflación ha colocado varios productos de la canasta básica por las nubes, no hay salario que alcance y pronto las cosas se pondrán peores. Sin embargo, el mexicano se destaca por generar humor negro de la desgracia, tal vez sea su peculiar forma de ser, para poder ver hacia el futuro con mejor cara, sinceramente, no parece como que la gran mayoría se encuentre preocupada por el calificativo de desprecio que señala el presidente.
Cada quien se organiza de la forma que puede, para ejemplo la siguiente anécdota: Al final de cada año, muchos acostumbramos a realizar un inventario respecto de las cosas que tenemos y que aún nos pueden ser útiles; las que ya no lo son, donarlas o de plano, enviarlas al bote de la basura para desahogar de triques el espacio del que disponemos en casa.
La práctica se vuelve relevante cuando al realizar el análisis de lo que aún puede ser provechoso encontrarles un mejor destino que no sea el bote de la basura. Como, donarlos para satisfacer la necesidad de alguien más. Sin embargo, no es un paso sencillo, la decisión naturalmente se convierte en un tormento.
El caso es que al realizar la tarea de limpieza y desalojo de lo que no se ha ocupado por mucho tiempo, aparecieron dos bicicletas de montaña, desmontadas, las que; por el paso del tiempo, era obvio que necesitaban urgente atención, o de plano, valorar la posibilidad de deshacerse de ellas.
Afortunadamente fue la primera opción la que predominó, y entonces vino a la memoria el recuerdo que cerca de casa había un anuncio: “Bikes Hospital” decía; seguramente podrían orientarnos para tomar la decisión final.
El pequeño taller, improvisado, ya no se encontraba en el lugar, pero había un letrero que indicaba la nueva ubicación. Siguiendo las indicaciones encontramos un local bien establecido con el letrero que nos decía que habíamos llegado. El negocio se encuentra a la entrada del fraccionamiento Hacienda de las Fuentes, en el municipio de Calimaya. En él, se podía ver a varios jóvenes ocupados con diversas bicicletas, así como a la entrada del negocio, artículos diversos de la misma temática.
Un simpático joven se acercó para saber cuál era la necesidad, al mostrarle las bicicletas expresó: “son buenas sus bicis, determinado mencionó la marca, y señaló: “necesitan un buen servicio y tal vez cambiar algunas piezas, pero se encuentran aún en buenas condiciones y puedo dejárselas útiles para que vuelvan a rodar”!
No está de más señalar que el encuentro fue bastante halagador para considerar la opción que nos presentaba. Al paso de las dos semanas que ofreció Omar, fuimos a ver el resultado de su trabajo. Fue una grata sorpresa, conservando las dimensiones naturales, pero en verdad, ambas bicicletas parecían como nuevas, irreconocibles, después de haber permanecido inactivas por mucho tiempo.
Más que agradecidos y entrando en confianza, Omar comentó que el ciclismo le ayudó mucho. Explicó que hace un tiempo era un muchacho en situación de calle, pasando por las peores condiciones, incluyendo las drogas como consecuencia de su paupérrima condición, no veía frente a él, algo que lo animara a ser diferente o realizar algún cambio en su vida.
Sin embargo, fue el acercamiento que por casualidad se le presentó al mundo del ciclismo lo que lo hizo cambiar, le emocionó a tal grado que empezó a trabajar, primero en un taller en donde aprendió el inicio de lo que hoy sabe.
El ciclismo le cambió la vida, y con unos cuantos pesos que había ahorrado se compró aquel viejo vehículo en el que al principio ofrecía sus servicios. Su entusiasmo y dedicación lo impulsaron en mejorar y eligió un lugar, en donde ahora es un taller bien establecido que denota prosperidad, con un gran servicio. Al día de hoy se ha convertido en un pequeño empresario exitoso.
A Omar no le importa si existen programas sociales, él se encuentra feliz y seguro que su actividad, es lo mejor que le ha pasado. Logró rescatarlo de la calle y lo hizo ser completamente diferente, es lo que se le podría calificar como un aspiracionista, de acuerdo a las palabras del titular del ejecutivo federal.
Pero esa condición no le importa a Omar, él se encuentra entusiasmado con lo que hace, además le ha dado trabajo a otros, que como él, necesitaban un aliciente para salir adelante.
Omar Álvarez Sánchez “el aspiracinista”, sin tomarse el tiempo para analizarlo, ha hecho una gran labor, su entorno se ha transformado, dándole trabajo a jóvenes que rescató de la soledad, de las calles y de las drogas, para incentivarlos en ganarse el pan con su esfuerzo personal.
Estos jóvenes no buscan becas, no desean extender la mano para recibir algún programa del gobierno. Omar y sus aspitracionistas colaboradores son la gente que logra un cambio verdadero. Sin reflexionar sobre ello, su actividad impulsa la economía del lugar, paga impuestos, paga renta, consumen local y varios etcéteras que logra hacer un círculo virtuoso en donde se estableció.
Como Omar, son las personas que necesita México, esa es la gran diferencia. No son las becas, no son los programs sociales, son gente que propone, dispone y despierta la economía, creando fuentes de empleo.
¿Cuántos aspiracionistas más como Omar?