En diferentes ocasiones, este espacio de opinión se ha expresado en torno a la sucesión de gobernador en el Estado de México, proceso ya próximo en 2023, y no por olvido o consigna se ha dejado de fuera el perfil de la diputada federal Ana Lilia Herrera Anzaldo.
La razón era dedicarle un espacio completo para emitir en él nuestro comentario sobre su aspiración.
Empiezo afirmando que, sin duda, convertirla en candidata del PRI (con o sin alianza) sería la mejor decisión que tomaría la cúpula del partido, pues Ana Lilia conjunta lo mejor y peor del tricolor: la institucionalidad y operación de la vieja guardia, así como la agenda y la estrategia de los nuevos frentes.
Desde su primer encargo público como Directora de Servicios a Medios de Comunicación, durante el gobierno de Arturo Montiel Rojas, por allá del año 2001, se ha probado en distintas tesituras con sus respectivos retos, entregando buenas cuentas.
Como titular del Coespo, de la Secretaría de Desarrollo Social, del Instituto de la Mujer, de la Secretaría de Educación; como presidenta municipal de Metepec, diputada local y federal, así como senadora de la República, todo lo anterior en un lapso de 21 años.
Aunado a ello, también le respalda el sin fin de responsabilidades que ha desempeñado en las carteras directivas y de organización del PRI, lo cual le dá conocimiento de la trinchera electoral.
En pocas palabras, no es una inexperta. Políticamente está más que probada, en comparación con sus competidores, y sus diferentes responsabilidades le han permitido consolidar una estructura política tanto en la región de Metepec como en otros municipios del Estado de México.
Se ha sumado hábilmente a temas del debate público nacional, como es el caso de la equidad de género y la no violencia contra la mujer a través del colectivo 50+1, por mencionar lo más reciente.
Si bien su padrino político y mentor es el ex gobernador Arturo Montiel, Ana Lilia se ha sabido desenvolver como una mujer de acuerdos más que de confrontaciones al interior de su partido y nadie puede negar que se ha comportado de manera institucional.
Ejemplo de ello lo dio hace cinco años, cuando a pesar de ser "el gallo" de Eruviel Ávila para ser la candidata a la gubernatura, respetó y se alineó a la decisión de Enrique Peña, quien se decantó a favor de Alfredo Del Mazo.
Entre los aspirantes a la candidatura, el PRI tiene a consentidos del sistema, a juniors, a viejos caballos de mar y a Ana Lilia Herrera Anzaldo.