El amor es caro

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Publicado en Opinión

El amor es caro

Viernes, 18 Febrero 2022 00:22 Escrito por 
Noemí Muñoz Noemí Muñoz Ganando espacios

¿Estar soltera es pecado?  Hace mucho leí un libro de Marcela Serrano donde se hablaba de la dependencia emocional de las mujeres. Uno de los personajes analizaba porqué las latinoamericanas en específico siempre terminaban en relaciones abusivas donde eran golpeadas, timadas o incluso vendidas. Es porque “tienen frío”, tienen una necesidad imperiosa del calor de un hombre, de sentirse abrazadas, queridas, vistas.

Sin embargo, en la búsqueda de afecto pueden encontrarse en una situación vulnerable.

Todas conocemos una historia de una amiga que cayó en las garras del amor tramposo. Desde el marido que se gasta los ahorros en objetos caros u otras mujeres, hasta el que choca el auto, vacía las cuentas y se va con otra.

¿Qué nos hizo pensar que las redes sociales no serían una trampa más?

Creo que las plataformas de citas es la trampa perfecta para las mujeres que quieren al amor en su vida. Es un lugar donde cualquiera puede entrar, puede construir un perfil falso y subir fotos que creen la ilusión.

¿No todos perseguimos una idea del amor?

Cada vez que abrimos las redes sociales, vemos lo que los otros quieren que percibamos de sus vidas: viajes, fiestas, lugares geniales, momentos preciosos, gente sonriendo.

¿Qué es lo que ofrece Tinder a diferencia de las otras redes? El amor.

En su página de inicio ponen los relatos de usuarios que encontraron “al amor de su vida”, a su alma gemela, a la persona que cambió todo a su alrededor y le dio sentido a su existencia.

Es lo mismo que buscamos en las películas o novelas de romance. Un amor de película, con un tipo como Christian Grey, un millonario que se enamore de nosotras, nos mande un avión, nos persiga por la ciudad y nos lleve a París al hotel más caro, mientras nos regala no solo un orgasmo lento y duradero, también un collar de perlas.

¿Por qué buscamos un ideal? Quizá porque creemos que nos merecemos el cuento de hadas que nos han fijado en la cabeza. Desde pequeñas se nos habla en películas y en casa que estamos destinadas a encontrar a esa persona que nos hará felices y compartirá con nosotros no solo los buenos momentos, sino también nos acompañará en la salud y en la enfermedad.

Si de algo se habla en casa es del momento en que vayamos al altar con el vestido blanco, mientras todos nuestros seres queridos nos acompañan en ese momento inolvidable.

Así que el amor se convierte en la trampa perfecta para los estafadores. Saben qué se necesita para enamorar: aparentar, hacer creer al otro que es la única persona importante, alabar sus gustos musicales, gastronómicos y hablar solo de cosas que a la víctima le interesen.

El estafador de Tinder abrió esa cloaca que no es exclusiva de esa plataforma, últimamente hemos visto los titulares de muchos periódicos hablando de este tipo de estafadores del amor. Los hay en Puebla, en Guadalajara, en Veracruz, en Francia, en Japón. Incluso se ha dicho que Belinda en su última relación utiliza el modus operandi que el estafador de Tinder.

Pedir prestado dinero es un clásico, es un ya se la saben, pero de los enamorados.

El amor en ocasiones tiene un costo, es la verdad. Cualquiera que necesite postear fotos con un hombre sonriente y cariñoso, a veces necesita pagar, pueden no ser millones, puede ser el auto, la renta, la comida, la ropa, etc.

 El verdadero amor no todos lo encuentran, a estas alturas es como el vellocino de oro, todos dicen que saben cómo es, pero la mayoría no sabe si existe. Lo cierto es que este tipo de estafa nos muestra lo solos que estamos, lo lejos que nos encontramos de hallar la fuente del amor leal y desinteresado.

Como dice Simone de Beauvoir: “El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal”.

Hoy señores es un peligro mortal para el corazón y para las cuentas bancarias.

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Noemí Muñoz

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