La violencia que el ser humano ejerce contra la naturaleza
se está volviendo contra él con más fuerza.
Byung-Chul Han
Todo está cambiando, lo mismo la realidad climática que la organización de la sociedad, pasando por la ciencia, la economía, la tecnología, la salud y la política. Las preguntas son muchas, entre ellas, el papel de la clase media en la construcción de un nuevo tiempo.
En la sociedad civil se encuentra el contenido ético al que la clase media contribuye. Este grupo de la población que veía por lo suyo: pequeñas y medianas empresas, ingresos, educación, consumo, así como en el disfrute de los bienes que se generan está cambiando.
La compleja crisis que se vive y la guerra generan un clima de incertidumbre en la clase media y en los otros segmentos de la población, cuyos cimientos los están cimbrando. Hoy están reaccionando, se organizan y surgen nuevos grupos con propósitos solidarios que resultan incomodos para el régimen.
Preocupados por el futuro de corto y mediano plazos, los estudiosos y los padres de familia se preguntan qué mundo les van a dejar a sus hijos, ahora que la regresión a las formas de gobernar del pasado es un penoso capítulo de la historia que padecemos, en la que el patrimonio cultural, ambiental y científico son determinantes del futuro que no se están atendiendo.
El proyecto del régimen no resuelve los retos que se avecinan. Estamos a tiempo con la historia o ya nos ganaron la partida los países que transitan al futuro. No fuimos capaces de avanzar y dar resultados como una de las quince economías más grandes del mundo en el pasado reciente. No dimos los pasos necesarios en el proceso civilizatorio por creencias, venganzas, añoranzas y un discurso de odio que enfermó al país.
La civilización ha sido propósito superior del ser humano, para preservarla se requeriría evolucionar en la organización de las sociedades y la supervivencia del planeta, patrimonio de la especie que puede dar lugar a un futuro esperanzador.
