En un país en el que en un solo día, el 1 de mayo, se cometieron 112 homicidios dolosos y de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública se registraron a nivel nacional, entre el 1 de enero y el 31 de marzo de este año 215 investigaciones por feminicidios más 426 carpetas de investigación por muerte violenta de mujeres, catalogadas como homicidios dolosos no como feminicidios, la indiferencia y la impunidad quedan expuestos a la vista de la sociedad.
El doloroso caso de Debanhi en Monterrey, recogido por las redes sociales y los medios de comunicación visibilizó la situación que viven las mujeres en México: riesgos, violencia, secuestro, trata, impunidad, indiferencia de las autoridades.
Hoy traigo a este espacio otro caso más, el de la niña Victoria Mckenzie, hija y nieta de mujeres mexicanas abusada por su padrastro, de quien sus abuelos no han podido rescatar por razones legales de las garras del pediatra Pedro Azuara, pareja de la madre de la niña y que incomprensiblemente protege al abusador y la pequeña sigue expuesta a condiciones atroces.
¿Por qué tantos feminicidios? Por la educación patriarcal, por la falta de denuncias, por la ausencia de empatía de las autoridades con las mujeres violentadas, por la pobre autoestima que se tienen, por la impunidad que campea, entre muchas razones más que favorecen que el problema haya escalado.
Debanhi se convirtió en un símbolo. No es la única pero la fotografía de ella sola a mitad de la carretera comunica que las mujeres, sobre todo las jóvenes y las niñas están solas, que la autoridad no hace lo necesario y que la sociedad está por su cuenta. Señalan a Debanhi y a otras más porque se fueron de fiesta o por como visten; ¿y a las niñas por qué las señalan?
Los perpetradores son enfermos, tienen que ser excluidos de la sociedad y guardados en cárceles, donde si caen, los presos se ocuparán de que la pasen muy mal.
No nos engañemos, las niñas, las jovencitas y los niños son violentados y violentadas, violados y violadas también en sus propias casas; sin embargo que no se olvide que las mujeres estamos observantes de lo que hace o no la autoridad. Somos más de la mitad de la población. Somos, estamos y votamos. No hay movimiento más importante actualmente que el feminista.