El pasado domingo 5 de junio se celebraron elecciones en seis entidades del país, 11 millones 245 mil mexicanos tuvieron la oportunidad de ir a votar en Tamaulipas, Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca y Quintana Roo, pero no fue así, en Oaxaca la falta de participación fue de casi el 70 por ciento.
Las elecciones las organizó, una vez más, el Instituto Nacional Electoral, de manera impecable, bajo la sombra del caudillo y con la expectativa de carro completo. Casi fue así. En Durango y Aguascalientes ganó la alianza opositora, el resto fue para Morena.
Los intereses de grupos privaron y aquellos que se pusieron difíciles fueron doblados con la información proporcionada al Ejecutivo sobre sus negocios y guardados en el clóset.
Los millones de mexicanos convocados a votar que asistieron con la esperanza de un mejor futuro, fuera que hubieran depositado esa expectativa en Morena o en los candidatos de la alianza, esperan. La selección de candidatos se había hecho antes por quienes diseñan el porvenir transexenal de la 4T, en el que participaron funcionarios del gobierno federal, como el Secretario de Gobernación, la Jefa de Gobierno de la CdMx, el Canciller, todos ellos presidenciables, y otros funcionarios pasando por encima de la ley: citando al clásico, “no me vengan con que la ley es la ley”.
Antes se había construido una alianza por encima de la de los partidos, lo que se advierte en los viajes de AMLO a Badiraguato y el encuentro con la mamá del Chapo, la liberación de Ovidio Guzmán y la defensa en el púlpito mañanero de los criminales. Se infiere, en consecuencia, que gracias a ello Morena pudo contar con los recursos suficientes para las campañas de 2021, 2022 y, seguramente, será así en 2023 y la presidencial de 2024.
El grupo estratégico de AMLO hizo lo necesario en cada entidad, se distribuyeron profusamente los programas sociales, lo que jugó en el miedo de la población de perderlos o en la necesidad de tenerlos, fotocopiaron boletas, y se advirtió la presencia de gente armada, según da cuenta el periódico Reforma en Aguascalientes.
Y el caudillo como un Dios vigilándolo todo, especialmente a la clase media que demostró su fuerza en 2021 en la CdMx.