El extintor es un artefacto moderno, necesario e imprescindible en cualquier espacio físico en donde exista la posibilidad de que algo se queme y produzca daños. Ahí en donde se aloje cualquier tipo de material combustible –bajo ciertas condiciones y proporciones– y éste tenga la posibilidad de tener contacto con una fuente de calor que eleve su temperatura a tal grado que, en combinación con el oxígeno del ambiente, genere una reacción química denominada fuego y lo haga arder. Ahí debe haber un extintor.
Este valioso recurso tecnológico es la herramienta inmejorable que una persona debe encontrar disponible y a la mano cuando se percate de un conato de incendio. Sí, ese fuego incipiente, que apenas inicia y es posible controlar y extinguir de manera inmediata. Cuando alguien dice “Fuego… ¡Se está quemando...!”, la operación oportuna y adecuada de un extintor hace la diferencia entre un incidente y una emergencia; la diferencia entre la anécdota y la pérdida del patrimonio, o entre la vida y la muerte. Así de definitiva puede ser la operación eficaz, o no, de un extintor.
Sin embargo, en la cotidianidad del día a día en los centros laborales y espacios públicos el extintor pasa desapercibido de la atención de sus potenciales usuarios y casi siempre se soslaya la importancia de tenerlo cerca, en perfectas condiciones, accesible y, sobre todo, visible. Incluso hay quienes lo quitan de su lugar porque les estorba, o porque “se ve feo”. Más grave aún es cuando los esconden o los guardan bajo el increíble argumento de “se lo roban o lo pierden, y yo lo tengo bajo mi resguardo y luego me lo cobran”, he escuchado decir en muchas ocasiones a algunos colegas.
Todavía, hasta hace muy poco tiempo, en algunos cines, teatros, centros de convenciones, hoteles y restaurantes –incluso en recintos públicos como las Cámaras de Diputados– se buscaba la forma de ocultarlos de la vista de las personas dentro de ceniceros o en pequeños gabinetes ubicados en algún rincón, bajo el argumento de que no se ven bien o desentonan con el diseño nice del recinto, dejando de lado lo que indica la Norma Oficial Mexicana NOM-002-STPS-2010, Condiciones de seguridad-Prevención y protección contra incendios en los centros de trabajo, en su numeral 7.2, Inciso b, “Que su ubicación sea en lugares visibles, de fácil acceso y libres de obstáculos”; así como su instalación obligatoria, establecida en el numeral 7.17, Inciso f, “a una altura no mayor de 1.50 m, medidos desde el nivel del piso hasta la parte más alta del extintor”.
La anquilosada perspectiva de hacer de uso exclusivo del personal especializado o de la Unidad Interna de Protección Civil la operación o conocimiento de los recursos para la atención de emergencias, además de no tener un fundamento técnico, ni legal, limita la posibilidad de una reacción inmediata por parte de los ciudadanos alojados dentro de un inmueble, cuya intervención oportuna y eficaz puede extinguir un conato de incendio, antes de que se activen las alarmas y antes de que el incidente se transforme en deliberada emergencia.
La intensa movilidad ciudadana y la gran cantidad de servicios públicos con los que cada individuo tiene contacto de manera cotidiana, hoy en día, nos obliga a estar más involucrados y atentos del cumplimiento de las normas de seguridad y protección civil dentro los espacios que frecuentamos o a los que son asiduos nuestros seres queridos, ya que el conocimiento de la ubicación de los recursos de emergencia y su exigencia de que estén disponibles y operables, hace la diferencia entre un lugar seguro y del que no lo es.
La Norma Oficial Mexicana ya citada, en el Numeral 5.2 (https://www.stps.gob.mx/bp/secciones/dgsst/normatividad/normas/nom-002.pdf), también establece que el responsable de un centro laboral o espacio público debe garantizar que en los “principales lugares de entrada, tránsito, reunión, o puntos comunes de estancia”, se encuentre colocado un croquis o mapa que muestre la localización de los equipos contra incendio, las rutas de evacuación, las salidas y escaleras de emergencia; así como los lugares seguros y el equipo y materiales para proveer primeros auxilios. Así dice la norma, cuya aplicación es de carácter nacional y para todos los centros de trabajo.
En consecuencia, si usted pone atención y dedica un minuto a revisar en donde se encuentra el mapa o croquis –que debería estar en la entrada principal– del cine, teatro, centro deportivo o de espectáculos, plaza comercial, restaurante u oficina gubernamental que visite esta semana, descubrirá lo mucho que aún nos falta por construir una cultura de prevención, no obstante, si usted lo hace, estará contribuyendo y dando un paso adelante. Que su semana sea de éxito. ¡Cuídese!
Hugo Antonio Espinosa
Fue Director del Heroico Cuerpo de Bomberos de Toluca,
Subdirector de Protección Civil e Inspección en la SCT Federal.
Actualmente es Subdirector de Emergencias en el Valle de Toluca, en la Coordinación General de Protección Civil, EDOMEX