¿Hasta dónde creer en las encuestas?

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¿Hasta dónde creer en las encuestas?

Domingo, 04 Diciembre 2022 00:46 Escrito por 
Alfredo Albíter González Alfredo Albíter González Lo bueno, lo malo y lo serio

Cuando se acercan las contiendas marcadas en el calendario electoral, es inevitable observar la “guerra” de las mediciones que arrojan las diversas casas encuestadoras, de las cuales, los “suspirantes” a algún cargo de elección popular se apoyan en el interés que presumen proviene de la ciudadanía, para con ello, convencer a su dirigencia de tal o cual partido político, que es la “gente” la que quiere que encabece la candidatura.

Esto se ha dado desde hace mucho tiempo, desde que se pusieron de moda las encuestas, sin embargo, como en todo lo que tiene que ver con política, se mueven muchos intereses de poder y dinero, que; siempre van juntos, dígase lo que se diga y presumiendo lo que se quiera presumir. Es inevitable el amasiato, de su coexistencia, y lograr el cargo de elección popular en disputa es lo importante.

No es cosa menor, se trata de conseguir un espacio para “sacrificarse” por el bien de su región, pueblo o nación; así lo venden y así siempre quieren que sea aceptado, cuando de los propios partidos políticos es bien sabido que se buscan intereses tanto para el “sacrificado”, como para quien lo postuló.

A decir verdad, es un juego perverso, aunque desafortunadamente para países como México, en donde se encuentra en juego algo más que ocupar un puesto para seguir viviendo del erario público, los intereses creados sujetan sus acciones, ya que una vez logrado el cometido tendrán que saldar cuentas, y por ello, hacen de la política una carrera, además de que quien no se encuentra dentro de la nómina vive en el error, según se escucha en los pasillos de los diferentes edificios públicos.

Los que tienen que pagar siempre han sido y seguirán siendo los ciudadanos, quienes cuentan con una muy limitada intervención en la decisión del postulado, cuando menos se da cuenta, ya tienen a “su candidato”, que es la forma en la que disfrutan nombrarse, con la intención de que los votantes tengan ese sentimiento de propiedad, y, por consiguiente, defender al “elegido”, pues le hacen pensar que es “su” candidato, que él lo eligió, por lo que deben defenderlo a como dé lugar, ya que se encuentra en juego su futuro.

Bueno, es la mentira más grande, dentro de muchas otras, porque la mayoría de las veces esa persona por la que votará, y por quien se desvivirá en defender a toda costa y en contra de quien sea, tendrá su propia estrategia una vez ocupado el cargo. Mientras tanto, el ciudadano seguirá padeciendo, seguirá sufriendo la miseria en muchos de los casos, así como de la falta de servicios y de atención.

Es el poder, principalmente, lo que buscan, porque el dinero no les alcanza, esa pareja infernal que para conseguirla prometen, acusan, señalan, y ofrecen lo que sea. Empeñados en lograrlo, se deshacen en atenciones, en saludos al pueblo, en cualquier calle, rincón o tienda, y después de las elecciones… adiós, no se vuelven a acordar de sus electores hasta que haya una nueva contienda electoral.

Y de nuevo, vuelven a ser las encuestas lo más importante, aunque éstas no reflejan siempre la realidad del sentir ciudadano, pues el momento en el que se levantan toman la fotografía del humor de ese instante, además, existe la sospecha que muchas veces se ofertan al mejor postor, es decir, quien paga decide, no es casualidad que tengan sus encuestadoras de cabecera.

La violencia política, es otro tema que se sujeta a la misma condición, al día de hoy, se ha recrudecido al extremo que se pretende normalizar, como lo señaló el presidente Andrés López Obrador en una de sus mañaneras, “es la época” sentenció. ¿En verdad?, ¿es por temporada?

México peligrosamente se está acostumbrando a lo inusual, y es que no pueden verse esos eventos, como el de la violencia, que hoy por hoy es generalizada en todo el territorio nacional, o del asesinato a periodistas, o de los feminicidios, o de las violaciones de los derechos humanos, como normal, nada de eso, y no debería impulsarse la idea que lo es.

No obstante, la ciudadanía había permanecido adormecida, era indiferente a los asuntos de política. El presidente López Obrador pensó que la calle le pertenecía, que nadie podría mancharla con sus pisadas. Es por eso que lo descompuso la marcha del 13N, cuando vio caminar por Reforma, y muchas otras ciudades del país, a cientos de miles de ciudadanos libres, en una manifestación que marcó historia por la congregación de personas que se reunieron con un solo objetivo, defender al INE.

La marcha del reproche a la ciudadanía, encabezada por López Obrador, se convirtió en un gran meme, se reduce al capricho y berrinche de quien se siente despojado de aquello que lo llevó al poder, pues como candidato hacía suya cada manifestación. Cada exigencia al gobierno la quería encabezar, se convirtió en su deporte favorito, no obstante, fueron las encuestas casualmente, las que le dijeron que no sería presidente, cuando sentía iba en caballo de hacienda, fue alcanzado y derrotado por Felipe Calderón en aquél 2006, nunca se lo perdonará.

Ahora, las encuestas determinan que el Estado de México será para Morena en 2023, y que la presidencia de México volverá a ser para el mismo partido, aunque es importante recordar que las encuestas del 2021 sorprendieron a muchos, entonces, no existe certeza al 100% de que así va a ser, la que valdrá es la del día de la jornada electoral.

Por lo tanto, no pueden cantar victoria en Morena, aún la ciudadanía con su despertar, tiene guardada su decisión, y está midiendo, está estudiando, está observando. Ahora, más que nunca, parece ser que la clase media, esa que no quiere el presidente por aspiracionista, por emprendedora, es la que a final de cuentas puede marcar la gran diferencia.

¡Ha! pero esa clase media, no acostumbra contestar encuestas, cuidado, aún nada está escrito.

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio