Ciro Gómez Leyva conducía su vehículo sin chofer ni escoltas como hombre libre por el sur de la ciudad. Iba a su casa a descansar después de una pesada jornada de trabajo.
Se le ha visto caminar algunas veces por el camellón de Cedros en la alcaldía Álvaro Obregón, comer en restaurantes del rumbo, irse a vacunar, en su momento, al centro de vacunación Covid en la explanada de Ciudad Universitaria.
Ciro hacía vida vecinal y actuaba como un hombre común de clase media que vive en la colonia Florida, pero Ciro no es un hombre común, es un periodista líder de influencia nacional cuyos comentarios impactan a los grupos de interés y de poder y trascienden en la opinión pública.
Se sabe que los medios de comunicación para los que actualmente trabaja, los que hoy por hoy lo han respaldado, como lo hace Imagen Televisión con un vehículo blindado que le salvó la vida y organización Radio Fórmula desde hace tiempo. Lo saben sus compañeros de trabajo, también sus colegas y su familia, él no es un hombre común.
Su oficio y su vida quedaron secuestrados después del atentado sufrido el pasado jueves 15 de diciembre en que no lograron matarlo pero si sembraron temores y preocupaciones que cualquier ser humano tendría en este momento.
Secuestraron la libertad de Ciro y de los cercanos a él. Ha ocurrido en otras partes del país en que se ejerce el periodismo y no pocos han perdido la vida. A partir de ahora, él y los suyos deberán cuidarse más, tomar medidas y decisiones que prevengan otro suceso similar. Perdieron lo más valioso, su libertad de tránsito, pero no la de expresión, la de ser y actuar como el periodista incisivo que es.
Él tiene una voz con liderazgo que incide en la ciudadanía, sin embargo, con toda valentía y pundonor se presentó ayer lunes 19 a conducir su noticiero “Ciro por la Mañana” en Radio Fórmula, sabedor que así neutralizaba muchos de los rumores y supuestos, a pesar que este lunes en condiciones normales hubiera iniciado sus vacaciones de fin de año.
“Reporteros sin fronteras” señala que México es el país más peligroso para ejercer el oficio periodístico, aún más que Ucrania que vive en guerra.
La libertad de tránsito y expresión para quienes ejercen el oficio periodístico, hoy sigue bajo amenaza. Quienes iban por él, lo saben.