Con los hechos actuales, pero sobre todo históricos, los detractores del presidente Andrés Manuel López Obrador, seudoperiodistas, articulistas de opinión a sueldo o fanáticos partidistas, se quedan sin argumentos si se remiten a los años de 1920 cuando uno de los primeros gobiernos de la Revolución Mexicana le abrió las puertas de par en par a las mafias del crimen organizado del alcohol y las drogas provenientes de Estados Unidos.
El corrupto gobernador y después presidente interino de la República, antes combatiente de la gesta revolucionaria, Abelardo Rodríguez, por cierto fundador del primer casino conocido como Agua Caliente en Baja California, cuya marca emulan algunos empresarios ávidos de poder y ser grades capos, fue el primero en sentar las bases del narcotráfico en territorio nacional.
Un canal de la red universal especializado en investigación de hechos históricos así lo narra: “Abelardo Rodríguez tenía todo lo necesario para seguir con sus negocios ilícitos personales. Tenía poder político al ser ex gobernador y ex presidente de la República. Ya era socio de la mafia americana. Sus casinos funcionan a la perfección…”
Con la llegada del presidente Lázaro Cárdenas a la presidencia, los negocios y las relaciones de Abelardo Rodríguez se vienen a pique pero quedan sentadas las bases para que las mafias de Estados Unidos creen una red de trasiego del tráfico de estupefacientes hacia el vecino del norte al derogarse la ley seca. El sexenio cardenista fue un dique temporal, pero después las nuevas generaciones de mafiosos, aprovechando la línea ya abierta, sientan sus nuevos reales con la anuencia de nuevos gobernadores y funcionarios corruptos.
Al igual que otros grandes mafiosos que fueron emulados por nuevas generaciones de jóvenes, el ejemplo de Abelardo Rodríguez, como el de Caro Quintero y el Negro Durazo, no sólo permearon la mente de ese sector pobre ávido de salir de la pobreza mediante el camino fácil sino que dejaron una escuela del crimen bien estructurada que no es posible exterminar en un sexenio ya que México vive 100 años de mafias amparadas desde el poder desde los años 1920.
La investigación y recreación de los hechos llevada a cabo por el canal History es compendiosa y está respaldada por historiadores en el tema. Además se remite al siglo antepasado desde el nacimiento y origen de los capos llegados desde Italia a Estados Unidos y su incursión corruptora en México, la Cuba de Batista y el resto de Latinoamérica.
Para poder hablar, criticar y denostar al presidente López Obrador, habría primero que ser todo un erudito en materia de crimen organizado y origen del narcotráfico en México y conocer quienes lo fomentaron, inflaron, solaparon y garantizaron perpetuidad, que no se acaba en un sexenio, pues 100 años no es cualquier baba de perro rabioso.
*Presidente de la ONG Franature