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Las dirigencias de los partidos políticos, hoy más que nunca, deben estar listos a que su militancia les cobre factura.

Ya que por muy priistas de huesos colorados o panistas de corazón que sean, muchos afiliados ya han abierto los ojos ante los abusos de sus líderes que solo los toman en cuenta cuando ocupan de su voto o de su trabajo en campo.

El cochinero que las cúpulas partidistas han hecho a la hora de tomar decisiones para seguirse manteniendo en la línea del privilegio, comienzan a surtir efectos en sus correligionarios.

No son pocos los priistas mexiquenses que han visto como una agresión el dedazo de Alfredo Del Mazo, al imponer a Alejandra Del Moral como candidata, y aunque en la apariencia han ido cerrando filas, en realidad hay un descontento generalizado e, incluso, dudan de la capacidad de la virtual abanderada, para imponerse en las urnas sobre su principal contrincante que es Delfina Gómez.

La estructura de Ana Lilia Herrera, que no es menor, está herida; y no se compran la foto de que ella se suma por convicción. Quizá sí por congruencia, como lo escribió en sus redes sociales, pero no porque su corazón la mueva. Pero acuerdos son acuerdos y casi en todos, la definición se cierne en dinero.

En el panismo estatal también los ánimos están por los suelos, desde que se dio a conocer que Enrique Vargas había doblado las manitas ante la imposición priista. Sobre todo por la cantidad de movilizaciones que se hicieron los últimos meses para apoyar al huixquiluquense.

Y el fenómeno ocurre también a escala nacional.

Horas después de que el Consejo Político Nacional del PRI aprobó una reforma a sus estatutos para que Alejandro Moreno permanezca en la dirigencia nacional hasta que concluya el proceso electoral de 2024, el exgobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, presentó su renuncia como integrante de ese órgano partidista.

En una carta, el exmandatario guerrerense desmiente que la prórroga al mandato de Alito haya sido aprobada por unanimidad, por lo que le pide deje de cometer trampas y abusos y le reitera que es necesario que evalúe su renuncia al cargo.

En la actualidad no debemos echar en tierra que los militantes de un partido también usan las redes sociales y se enteran de lo que sus dirigentes hacen, sobre todo de sus excesos, y ello, dudo mucho que no se vea reflejado en las urnas.