La reciente contingencia ambiental y el doble hoy no circula son una prueba más de que los corruptos centros de verificación vehicular son obsoletos y que los programas de la Comisión Metropolitana Ambiental han demostrado ser un rotundo fracaso por su diseño mediocre.
Los verificentros nacieron con una práctica corrupta y deben desaparecer. En mayo de 2017, y antes, se dieron una serie de denuncias que se han ido al cesto de la basura de los escritorios de funcionarios también corruptos. Una de ellas es la que publicó el portal Animal político: “Nuevas normas y la misma corrupción: con 200 pesos te aseguran pasar la verificación en Edomex”.
Nada ha cambiado en ese sistema de moches, que ya va par 40 años, y parece que nada cambiará durante muchas décadas más, o siglos. Y las contingencias seguirán eternizándose pese a nuevas normas y más nuevas normas que saldrán de los escritorios de funcionarios mediocres.
Estamos iniciando la época más severa de sequía, carente de lluvias y seguramente habrá días de espesa nube negra, nata de contaminantes producto no sólo del parque vehicular sino también de las industrias de las que poco se habla de sus inmensas emisiones.
Basta en estos días con subir a uno de los edificios más altos de la Ciudad de México o una de sus sierras colindantes como la de Guadalupe para observar la gran nata de contaminante que se cierne amenazante sobre la saludos de millones de habitantes, muchos de los cuales acabarán, como citan algunos estudios, en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias.
Hace años se propuso que la verificación sólo fuera anual y no cada seis meses a fin de que el propietario de un auto usara el dinero de una doble revisión para reparaciones mecánicas y permitir que su unidad estuviera en mejores condiciones y no se viera forzado a pagar el famoso “salto” para verificar una unidad en malas condiciones. La propuesta se ha ido a la basura en aras del dinero mal habido.
*Presidente de la ONG Franature