En el segundo debate de las candidatas a gobernadora una pregunta quedó en el aire, sin respuesta: “¿te comprometes a respetar el resultado de la elección?” La pregunta estaba dirigida a Delfina, quien no contestó. Estoy convencido de que justo este proceso se centra en el concepto que cada uno tiene de democracia. Ahora más que nunca nos encontramos en un momento que nos pone frente a una decisión fundamental: democracia o autoritarismo. Sabemos que el presidente sólo reconoce victorias cuando le favorecen, sabemos que define candidatos en función de qué tanto siguen sus instrucciones. Por eso, este proceso es determinante para el desarrollo del Estado de México.
Sin duda, tenemos muchos problemas y la hebra para resolverlos bien puede iniciar mejorando la vida democrática y la de las instituciones que la soportan. Si atendemos al Barómetro de Confianza Edelman 2023. Reporte México es claro que el nivel de confianza ciudadana en la democracia y sus instituciones ha disminuido paulatinamente y que la tendencia global es hacia la polarización, tal como vimos en la marcha por defender a la Suprema Corte de Justicia de la Nación de la envestida presidencial y sus agresivos seguidores.
Así, de acuerdo con esta encuesta anual de confianza y credibilidad, el 47% confía en el gobierno mientras que el 71% tiene confianza en las empresas. En México la confianza se ve afectada por la polarización extrema. Ahí tenemos los múltiples ejemplos de decisiones y acciones contra las instituciones electorales o de transparencia o cualquier órgano ciudadano y de contrapeso que se oponga a la voluntad del “amado líder”. Estos hechos no solamente ponen en riesgo a los titulares de algunas dependencias, sino que el pesimismo económico, la desigualdad y desconfianza, tanto en los medios como el gobierno, pone en riesgo nuestra viabilidad como país, de hecho, esta encuesta considera que México es un país en peligro de polarización.
Peor todavía. La promesa presidencial de combatir a la corrupción, en la que se basó un gran porcentaje de electores para darle su voto, quedó derrotada. Hoy sabemos que, según el Índice de Percepción de la Corrupción 2022, persisten los altos niveles de corrupción. Este indicador señala que México obtuvo 31 puntos en escala de 100, que nos pone en la posición 126 de 180 países y seguimos cayendo posiciones conforme avanza el sexenio. Por supuesto, esto también repercute en el desarrollo económico, la seguridad y desde luego la democracia.
Si vemos otro estudio como el Índice de Democracia (FUNDESA) que analiza los regímenes políticos de 167 países, a través de elementos como los procesos electorales y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política y libertades civiles, es aquí donde la pregunta de Alejandra del Moral hacia Delfina cobra mayor relevancia: el respeto al resultado de la elección.
Hoy vivimos un estado de derecho debilitado por las presiones gubernamentales y los altos niveles de corrupción. Nuestro Estado de México obtuvo tan sólo 2.784 en el Índice de Democracia, por lo que ocupa el lugar 26 de las 32 entidades, de ahí que la mejor forma de revertirlo para aspirar a ser una mejor entidad se basa en la participación política, justo en este proceso electoral.
Ante este panorama tenemos grandes oportunidades y debemos fomentar el “optimismo esperanzador” en este proceso electoral:
- Promover la participación ciudadana.
- Generar un proceso permanente de construcción de ciudadanía, más allá del proceso electoral.
- Combatir con mayor rigor la delincuencia organizada.
- Afianzar y profundizar el respeto a los derechos civiles y políticos.
A manera de conclusión, considerando que en el mundo existen países como Suiza, Irlanda o Estados Unidos, pero también, Corea del Norte, Cuba o Venezuela, me vienen a la cabeza diversas preguntas... Si quisieras una educación de clase mundial para tus hijas e hijos, ¿a dónde los enviarías? Si tuvieras una enfermedad y los recursos suficientes, ¿en qué país te gustaría que te atendieran? ¿Dónde crees que la gente se alimenta mejor? Si tuvieras múltiples opciones para comprar una casa, ¿dónde la comprarías? ¿Qué países tienen mayor seguridad en las calles? ¿Dónde hay más libertad?, ¿Dónde piensas que existe el sistema de justicia más eficaz? ¿Y tus ahorros, dónde quisieras guardarlos? Reflexionemos un momento: ¿a qué países llegan migrantes, por miles, y de cuáles salen habitantes también por miles? ¿Qué características tienen en común los países que expulsan población? ¿Por qué los habitantes de ciertos países buscan, a veces con desesperación, llegar a otros países al costo que sea?
Lo mismo sucede en este proceso electoral, aquí definiremos cómo queremos que sea el lugar donde nos tocó vivir. No se trata de izquierda o derecha, de imponer una ideología, se trata de apostar por la democracia que protege libertades y derechos humanos, es puro sentido común de dónde podemos vivir mejor, de dónde podemos desarrollar mejor nuestro potencial como seres humanos. Tenemos que plantearnos preguntas equivalentes a las que les presento en el párrafo anterior. Quiero compartir con ustedes, estimadas lectoras y lectores que yo ya decidí participar y sé claramente cuál es mi opción, por quién votar este próximo domingo. Mi decisión es Alejandra del Moral. Sólo faltan ustedes.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.