México-EU: paraísos (fiscales) de perdición

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México-EU: paraísos (fiscales) de perdición

Domingo, 18 Febrero 2018 09:00 Escrito por 

Según el canon neoliberal, las altas tasas impositivas son una camisa de fuerza para la iniciativa empresarial, son más malas que la carne de puerco para el crecimiento de la economía y, además, son un fuerte aditivo para la ya de por sí bien aceitada maquinaria de la evasión y el timo fiscal.

De toda esta teoría, lo único cierto es que la evasión y el fraude al fisco se registran incluso con tasas bajas, eso sin contar los truculentos mecanismos legales para poder deducir y exentar, diseñados desde los sometidos poderes legislativos para favorecer a las grandes corporaciones.

Porque el enunciado de que “a menores impuestos mayor crecimiento” es uno de tantas líneas de un credo que no se sostiene ante los hechos, y esto lo prueba la gradual rebaja de tasas desde que Margaret Thatcher y Ronald Reagan, a principios de la década de los años 80, vendieron el paraíso de la felicidad individual con cargo a la sociedad (fraudes y burbujas financieras, especialmente).

Es cosas de recordar que en ese tiempo las tasas en la renta pasaron del 70 por ciento al 40 por ciento y, a partir del año 2000, al 28 por ciento en promedio a nivel mundial, esto como parte de las “reformas estructurales” promovidas y exigidas desde los templos neoliberales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y su apéndice, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

¿El resultado desde entonces? En promedio un mediocre crecimiento de 2 por ciento entre potencias y no potencias mundiales, economías emergentes siempre en estado de emergencia (antes llamado del “Tercer Mundo”) y otras, así como el surgimiento y consolidación de paraísos fiscales como destino.

Con las recientes reformas fiscales en Estados Unidos, que bajaron el impuesto corporativo 35 a 21 por ciento (lo que costará 1.5 billones de dólares), en nuestro país el sector privado ya está empujando para que se emule la medida y que del 30 por ciento se pase igualmente al 21 en el caso del Impuesto Sobre la Renta (ISR), compensando esto con la generalización del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en alimentos, medicinas y transporte público, hoy con tasa cero; es decir, nuevamente se pretende que el grueso de la sociedad cargue con el costo de las “reformas estructurales”.

El alegato es que se va a perder competitividad y no se van a atraer nuevas inversiones, y con ello se van a perder empleos, y que ansiosos innovadores y creativos se van a ir corriendo a Estados Unidos, dejando con un palmo de narices al nuestro.

Esto es trágicamente cierto. Lo falso está en que esa eventual reducción vaya a traducirse en un crecimiento mayor de la economía, dejando atrás al mediocre 2 por ciento, y en la creación de nuevas fuentes de empleo y bien pagadas.

Lo que es un hecho es que a partir de que las tasas a la renta comenzaron a bajar, ni se registraron filas de inversores ansiosos, ni aumentaron los empleos ni son bien pagados. A nivel nacional es tan claro, como a nivel mundial también.

Todo lo contrario: los inversores se llevaron sus utilidades a paraísos fiscales para continuar con su desbocada fe de acumulación por acumulación; los empleos sólo existen en el imaginario de delirios mal intencionados (como en nuestro país) y los sueldos son en realidad reparto de limosnas, además sin prestaciones y sin más incentivos que continuar sobreviviendo a un mundo cada vez más hostil y violento, sólo para seguir engordando la cartera del “1 por ciento”.

En los últimos años, el Banco de México, con Agustín Carstens Carstens al frente, hizo de nuestro país un enorme casino financiero, paraíso fiscal de las finanzas, con tasa cero en el juego favorito de especuladores de inversionistas.

Generalizar el IVA u otro impuesto a ese sector, incluso con una tasa menor al 16 por ciento, (digamos al 0.1 por ciento, como el propio Tobin propone) compensaría empatar el ISR con la reforma fiscal de Estados Unidos. Y de sobra. Pero para los neoliberales no se trata de compensar, sino de favorecer siempre la acumulación.

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Jesús Delgado

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