Histeria conservadora y la oportunidad perdida

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Publicado en Opinión

Histeria conservadora y la oportunidad perdida

Domingo, 02 Mayo 2021 09:15 Escrito por 
Jesús Delgado Jesús Delgado Los Sonámbulos

El conservadurismo y toda la gente de derecha confirma, en los hechos y con sus dichos, lo que su historia establece: todo lo que huela a Estado de Bienestar o a intervención estatal en la economía provoca algo más que una simple roncha.

Aunque minoritaria, según el actual mapa político nacional, la histeria desde ese sector ya era motivo de una sonora carcajada antes de las campañas electorales; ahora el caso es peor.
Durante casi tres años de oposición (PRI y PAN, principalmente) se la han pasado sin poder articular una sola propuesta distinta de las que impulsaron de manera conjunta y que, perogrullada, la llevaron al sitio donde se halla.

Véanse las reacciones ante las modificaciones a la Ley de Hidrocarburos que, ciertamente, van en contra del agandalle perpetrado por la sobornada “reforma energética” y consecuente entrega (privatización) a la “eficiente” y “honrada” camarilla que ha venido asaltando al país durante los últimos 40 años, vía sociedad con otros consorcios o de manera directa.

La cantaleta es la de siempre: se van a perder millones de dólares de inversiones, miles de empleos y, además, se está violando la ley (la que impulsaron mediante sobornos por supuesto).

Para colmo, se han visto incapaces de ganar la narrativa respecto de su principal adversario que, además de imponer agenda desde una conferencia mañanera, ha desplegado durante este tiempo un discurso donde no hay más sopa en la escena nacional: los ladrones de siempre y los supuestamente “honestos” de hoy.

(En ambos casos se ha exagerado: ni todos los bandidos están en un solo lado ni todos los honestos en el otro, pero para efectos de propaganda ha marcado una línea divisoria).

Pero los opositores ni eso han sabido aprovechar, quizás porque la avalancha de escándalos los ha avasallado (ex gobernadores, ex secretarios, ex presidentes) y son mayores, aunque es justo decir que los de enfrente gradualmente están reuniendo sus propios expedientes.

Uno de los errores casi infantiles que la oposición ha venido alimentando, proyectándolo como una misión casi heroica para su causa, es el de propagar que en nuestro país se avecina una dictadura, que la democracia está en peligro y, total, que las huestes rojas de Stalin están listas para el asalto perpetuo.

Ante ello, es casi imposible no asegurar que no se desconoce la propensión de la sociedad al rechazo a esta fachada democrática que se ha confeccionado y que ha dejado más almas insatisfechas o abiertamente encabritadas, que felices.

Se está defendiendo justo lo que los ciudadanos han venido rechazando: una democracia inútil que solo ha beneficiado a una oligarquía económica y sus gerentes políticos, con vanas promesas de futuros mejores a muy larguísimo plazo, mientras se pide a los ciudadanos una actitud casi estoica, de sufrimiento obligado como paso previo a la felicidad.

¿Qué propuestas para atenuar la desigualdad, la concentración de la riqueza y la consecuente miseria? ¿Otra vez comedores populares? ¿Cruzadas contra el hambre? ¿Programas pronasoleros? ¿Prósperas?

Los estrategas no están viendo o de plano están ignorando las situaciones cambiantes en el mundo, precisamente en los puntos que han nutrido la desigualdad, con agresivas modificaciones a los sistemas tributarios, por ejemplo.

Como cuando fueron apeados del poder, siguen gritando la enmascarada defensa de la democracia (“su democracia”), el respeto al “estado de derecho” (“su estado de derecho”), el “apego a la ley” (a su “ley”) y otras cosas que no han surtido efecto entre los ciudadanos, si nos atenemos a sondeómetros, tanteómetros y otras herramientas que han venido tomando el pulso del elector.

Eso no quiere decir que la oposición no podrá superar en alguna medida su postrada situación, pero no será precisamente por su oferta política (a menos que la histeria lo sea, igual la esquizofrenia). Los de enfrente se han encargado, en muchos casos, y sobre todo en el ámbito local, de conducirse con demasiada arrogancia y hasta en forma inescrupulosa. Ahí se ha abierto una oportunidad, mínima, pero oportunidad al fin.

Aquí, conforme a la propaganda, los opositores a la “4T” no van a rescatar a nadie. Si acaso, se van a rescatar ellos, nada más, perdiendo la oportunidad de tener visiones y opciones más frescas, víctimas de su histerismo, en un país que no puede regresar a ilusorios y decepcionantes “desarrollos estabilizadores”, o afines, pero tampoco puede aferrarse a doctrinas de probado fracaso (neoliberales o de libre mercado), en ambos casos con su gran cuota populista, clientelar, antidemocrática y, especialmente, devastadora.

Por último, agradecer a la periodista Diana Mancilla Álvarez el hospedaje ofrecido a Los Sonámbulos en estos últimos años en DigitalMex. Asuntos personales obligan a una pausa, pero amenazan con volver a la primera oportunidad. Gracias a los lectores por su paciencia y hasta pronto.

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Jesús Delgado

Los sonámbulos