Con llamados a cerrar filas y anteponer los intereses particulares a los colectivos como si se tratara de sermones eclesiales, los hechos evidencian que en el partido de Morena no sólo se integraron, así sea de pose, los postulados de izquierda, sino todo el espíritu que, según el bien recordado Carlos Monsiváis, logró el milagro de reunir a toda una confederación de fuerzas encontradas.
Así las cosas a nivel nacional y, por supuesto, en el Estado de México donde, representado por dirigentes emergentes, han salido a relucir los tomahawks en una contienda anticipada a la cita de las urnas del próximo 6 de junio, donde ha sido imposible ocultar el maquillaje de guerra y las respectivas proclamas y alianzas.
Las viejas tribus, pues, no han perdido el modo de andar ni de actuar, y lo mismo en Ecatepec que en Texcoco, se lanzan “manifiestos” anti-reelección, así como malquerencias contra aspiraciones repetidoras también en Atizapán, Naucalpan, Cuautitlán Izcalli, Coacalco y otros, donde a kilómetros de distancia se pueden observar las danzas alrededor de las fogatas.
Metepec y Toluca no son la excepción y, según se cuenta, en la capital mexiquense la situación muestra ya un abierto desbordamiento. El protagonista es Ricardo Moreno que, al saber que no va a ser candidato a la presidencia municipal, busca reflectores al renegar del dirigente nacional de su propio partido, Mario Delgado, y ha llegado al punto de llamar a sus seguidores a apoyar al PRI y a sus aliados para apear a Morena, ante lo cual gran parte de la gente que lo seguía dejó de hacerlo.
Según esto, el pasado 29 de marzo, inicio de la Semana Santa (y también de crucifixiones políticas), en la reunión que se llevaba a cabo al mediodía en la casa de precampaña de Moreno Bastida (inmueble que es propiedad de Vicente Álvarez) y donde estaban unas 30 personas, entre las que se encontraba la cúpula de su estructura, como el propio Vicente Álvarez, Pedro Valenzuela y Armando Díaz, se desenterró el hacha de guerra contra Morena.
Al ver que no estaba teniendo el apoyo de su partido, Ricardo Moreno había empezado a tener acercamientos con varios personajes, entre ellos José Manzur, quien fungió como secretario de Gobierno de Eruviel Ávila. El priista le habría “sugerido” una serie de acciones para comenzar a desprestigiar tanto a Morena como a Juan Rodolfo Sánchez, y al mismo tiempo apoyar a la coalición PRI, PAN, PRD.
En la citada reunión, Moreno llamó a los asistentes a moverse a favor del PRI “para sacar a Juan Rodolfo” y, claro, hubo diversas reacciones, la más fuerte afirman que fue la de Vicente Álvarez pues definitivamente no estuvo de acuerdo, abandonó el grupo y se retiró con su gente de la reunión y del proyecto.
Eso no amilanó a Moreno Bastida quien, ya avanzado en los lazos con José Manzur, delegado del CEN del PRI en Toluca, emprendió varias acciones y el pasado viernes calificó al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, de “farol de la calle”, “burócrata” y “oportunista”; lo acusó de incongruente al exigir un árbitro imparcial en las elecciones cuando él no lo es al interior del partido y lo responsabilizó del descrédito de Morena.
Las protestas van a seguir, pero no para buscar la candidatura a Toluca, sino para avanzar en la estrategia con los inesperados aliados, y como éste, se asegura que se están “horneando” ya otros episodios donde, al más puro estilo callejero, se están preparando encerronas con tufo a “fuego amigo”, con estrategias que van desde imputaciones de “violencia de género”, violaciones a los estatutos y, ya sin pudor, uno que otro trastupije, cierto o falso, y rechazo a la reelección.
Por algo se guardaron las definiciones hasta el cierre de plazo para los registros, y quien crea que todo esto es parte de la elección estará ignorando los antecedentes, es decir, una cultura política propensa al descontón a la menor provocación y, fundamentalmente, que Morena es el partido en el poder.