Temporada de aburrimiento y de gastadas invectivas

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Temporada de aburrimiento y de gastadas invectivas

Domingo, 25 Abril 2021 09:11 Escrito por 
Jesús Delgado Guerrero Jesús Delgado Guerrero Los Sonámbulos

Mes mundial del libro, aunque ahora sea, más que nunca, una pieza de museo o de adorno, polvorienta y mal colocada en los estantes, quizás el viejo amigo sea en estos momentos uno de los refugios más seguros para enfrentar estas horas aciagas y de obligado cuasi confinamiento frente a la pandemia, amén de la insustancialidad y charlatanería de la temporada, cubierta de humo ilusorio y de agrestes lances, conocida popularmente como “campañas políticas”.

 

 

Tiempo de lucha constante contra el aburrimiento, igual contra bichos malvados, de no ser por los ex abruptos políticos y sobresaltos económicos, resaltados por denuncias de abusos sexuales, tocamientos libidinosos, el clásico saqueo o soborno políticos, súbitos episodios inflacionarios y otros, todo sugeriría que los males ya no se soportan en compañía de otros (de hecho, el imperioso acompañamiento ha resultado contradictorio, según se desprende de los cada vez más abultados y atroces registros de violencia intrafamiliar).

¿Alguien quiere saber de brutos salvajes, estultos, zafíos y voluntades torcidas y malévolas? Habría que acudir al estúpido Calibán (La Tempestad, de William Shakespeare) antes que a las plataformas políticas de los partidos políticos, dirigentes y suspirantes. (Por lo menos no hay tanta rimbombancia ni oropel porque ante esos documentos, el no leer se convierte en un arte que cobra una vital importancia: ¿para qué perder el tiempo?).

Además, en el caso específico del Estado de México, el INE decidió no designar consejera presidenta, esto por sus presuntas “autónomas pistolas”, aunque Bernardo Barranco (Proceso, 25-IV-2021) de plano evidenció que las mismas son “hechizas” y hasta lanzó una pregunta-denuncia: “Señor Lorenzo Córdova, ¿seguirá recibiendo línea del gobernador del Estado de México?”.

Y es que, cierto, luego de que el citado funcionario y otros tres consejeros no argumentaron su voto en contra de una de las aspirantes, obligando a declarar “desierto el concurso”, en el ambiente quedó flotando un insoportable olor a azufre político, es decir, a uno de esos pestilentes acuerdos que nunca faltan para favorecer tenebrosos intereses (harto conocidos en esa castigada entidad, por lo demás, pero ignorados o simulados hasta por la mayoritaria oposición, asumidos bajo el arrogante parapeto de “civilidad política” para encubrir la domesticación).

Pero “autonomías y soberanías” aparte, los acontecimientos propios de la temporada siguen su marcha y conforme a los manuales russellianos (por el filósofo Bertrand Russell), los opositores a la denominada “4T” y los integrantes de esta, están embalados y no hay duda de que aspiran al triunfo: hay que apelar a la rivalidad, al odio, a la envidia, a exhibir bajas y altas pasiones, una por una o en paquete.

 

 

Parafraseando al citado pensador, como buenos seres sufrientes los contendientes no llegan al extremo de pretender el exterminio político del adversario, y no porque no lo hayan intentado, sino porque puede más la necesidad de tener a alguien a quien odiar.

¿Cómo tener visiones apocalípticas del presente y del futuro sin un odiado adversario?, ¿de qué manera se puede obtener fuerza política si no es estimulando el sentimiento de guerra mediante una narrativa conformada por los capítulos más espesos de cada bando?

Las soluciones a los problemas por parte de los antagonistas no forman parte de la oferta política, y no hay que esperar que los mismos sean abordados sin prejuicios y sin adicciones ideológicas, porque incluso en tiempos no electorales (que políticamente son escasos) eso no sucede (siempre habrá pestes que superen a otras).

De modo que, a la monserga, lamentablemente trágica, en que se ha convertido la pandemia Covid-19, ahora hay que sumar el aburrimiento de oferentes sin oferta (entuertos sin nobles “desfacedores”, conforme a los giros cervantinos) con su cargada maleta de improperios e invectivas (nada creativas, por cierto), aunque como ya se anotó, nunca faltan (ni faltarán) amigos para hacerla menos insufrible.

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Jesús Delgado

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