Un año más en que varios millones de estudiantes en nuestro país regresarán a clases el próximo 21 de agosto. El sistema educativo nacional está conformado por 34 millones de alumnos, dos millones de docentes y un poco más de 260, 000 planteles educativos.
En esta ocasión el regreso a clases tiene un sabor distinto con la aplicación de la reforma educativa que tantas “ronchas” y “comezón” ha ocasionado en diversos sectores de la población.
En un estricto sentido, hay que recordar que tal “cruzada por la educación” pretende alcanzar 5 objetivos básicos que han sido resumidos en su momento por el titular de la Secretaría de Educación Pública Aurelio Nuño, hagamos un pequeño recuento:
1. Político: La urgencia de una reorganización del sistema educativo como resultado de los vicios, “usos y costumbres” no tan transparentes de diversas secciones sindicales que infortunadamente han permeado en el sistema afectando a los estudiantes y olvidando las premisas y valores básicos de la vocación docente, con la intención de pasar del clientelismo al mérito.
2. Escuelas: la reorganización de las escuelas con tiempos de enseñanza reales, con un modelo escolar que se encuentre al centro de las políticas públicas.
3. Profesionalización docente: con la intención de que aquellos a cargo de la educación de los mexicanos sean evaluados de forma regular alcanzando reconocimiento por sus logros y no por nepotismo.
4. Contenidos: Mejora en los contenidos a utilizar y la pedagogía implementada en el siglo XXI con la intención de alcanzar la meta de que los estudiantes sean analíticos, críticos y reflexivos.
5. Cambios: los cuales deberán ser aplicables a todos los centros educativos para una universalización de un sistema educativo efectivo, corregido y mejorado.
Este será el primer ciclo escolar en que se aplicarán 3 calendarios distintos en el sistema: uno de 185 días que concluirá el 25 de junio, otro de 195 días que llegará a su fin el 9 de julio de 2018 y el de 200 días terminará hasta el próximo 15 de julio de 2018, más allá de la confusión que esto provoca en los padres de familia, la importancia de que las escuelas verdaderamente apliquen los calendarios de mayor duración trabajando con los alumnos y no perdiendo el tiempo, la urgencia de eficientar los procesos de tipo administrativo que consumen gran parte del tiempo de los docentes y que descuidan el tiempo efectivo de clases en detrimento del aprovechamiento estudiantil, pero además la gran necesidad de que las familias realmente se comprometan con la educación de sus hijos.
En aras de no quedarnos atrás en el sistema globalizado al que pretendemos pertenecer y por las necesidades de tipo económico a nivel mundial en muchas ocasiones se descuida el tiempo efectivo que las familias comparten dejando de lado la transmisión de los valores y convirtiendo a la escuela en muchas otras cosas: guardería, centro de terapia, lugar de formación y en muchas ocasiones el lugar donde los niños aprenden a socializar, pues el núcleo familiar se encuentra fragmentado, lo cual tiene un impacto inconmensurable en el tejido social.
La labor de los maestros debe ser analizada desde varias perspectivas. A los maestros un llamado a recordar las razones que los hicieron tomar el camino de la docencia, la vocación por la cual están a cargo de la responsabilidad más importante que cualquier profesión pueda tener: la formación académica y muchos casos la formación integral de los nuevos ciudadanos de este país y en muchas ocasiones los modelos a seguir a falta de otros en los núcleos familiares de donde provienen sus estudiantes, es una labor titánica, pero todos aquellos que se desempeñan como maestros saben que el filtro afectivo, las experiencias significativas y una dosis de ternura y ganas de compartir el conocimiento logran maravillas.
A los padres de familia: el recordatorio de que los maestros deben ser transmisores de contenidos académicos y que por ningún motivo debemos esperar que sean ellos los que “eduquen” a nuestros hijos en valores, conducta y que demás temas que son resultado del aprendizaje a través del ejemplo. Nuestros hijos son resultado de nuestra labor, de nuestro tiempo compartido con ellos, ojalá que sea de calidad, y que el compromiso de haber traído seres humanos a este mundo nos haga trascender de la mejor manera: formando hombres y mujeres de bien capaces de honrarse a sí mismos y a sus familias.
*Sapiosexual, columnista, escritora y locutora. Corresponsal del programa A medios chiles de #LaPayolaRadio. Promotora y gestora cultural incansable. Madre y cómplice de sus tres mosqueteros, amante del café y de la verdad sin anestesia.
