La inteligencia artificial (IA) ha dejado la ciencia ficción y llegó para hacerse realidad. Es un concepto difícil de definir y más aun de comprender. Generalmente se define como un campo de la informática que se enfoca en crear sistemas que puedan realizar tareas que normalmente requerirían la inteligencia humana como el aprendizaje, el razonamiento y la percepción. En las redes sociales he visto ejemplos de su uso, últimamente entre los políticos, que utilizan alguna aplicación para generar imágenes con esta tecnología. Xóchitl Gálvez ha utilizado esta herramienta constantemente como forma de ampliar su difusión y su impacto entre sus seguidores y el público en general.
Desde luego la IA ha llegado a la política a revolucionarla. Jesús Espinoza, del sitio web Newtral de la revista Mensajes Políticos, comenta en un artículo que el boom de esta tecnología se dio con un video que circuló en las redes sociales, del cual el Partido Republicano reconoció ser autor, ante el anuncio del presidente Joe Biden de buscar la reelección. El video se denomina “Vencer a Biden” y muestra claramente cómo este tipo de tecnologías utilizan datos existentes para generar una nueva realidad a la que se denomina IA generativa.
Esta técnica se ha utilizado para persuadir y convencer. Por ejemplo, en un estudio realizado por la Universidad de Stanford, con textos y opiniones previas de personas, con los que “se alimentó” un programa de IA, el sorprendente resultado muestra mayor persistencia y más lógica, incluso un lenguaje más comprensible que el original.
En este orden de ideas, Alejandra Florián Camargo de la revista Red Información, nos dice que en Dinamarca han presentado la idea de un “partido político sintético”. Sí, así como lo lee. Entonces surge la pregunta, ¿por qué no pensar en un partido político que se relacione con todos quienes no se sienten representados por los liderazgos usuales? Esto no es del todo disparatado, recordemos que Max Weber decía que los partidos políticos son formas de distribuir el poder dentro de una comunidad y Giovani Sartori afirmaba que la participación decidida de la ciudadanía es esencial para la construcción de la democracia.
Al hacer un poco de historia, y con base en el Latinobarómetro 2023, en México el apoyo a la democracia ha descendido paulatinamente para ubicarse en un 35%, mientras a un porcentaje importante de personas, 28%, les da lo mismo un régimen democrático que uno que no lo sea; además, en nuestro país el apoyo al autoritarismo crece del 22 al 33%, es decir, 11% de incremento respecto al 2020. Ante este panorama es lógico pensar en alternativas que den cause a las expectativas de quienes desean vivir en una democracia más real y sentirse mejor representados.
El partido político sintético danés (dsp), tiene una propuesta interesante por ser innovadora, busca representar personas, justamente al 20% que no asisten a votar de manera usual y quieren así mostrar su descontento, postura que, dicho sea de paso, es un grave problema para la democracia. Esta propuesta de partido se basa en un enfoque en la tecnología y la ciencia, que utiliza como herramientas para resolver problemas sociales a través de evidencias y racionalidad pura. Al líder del partido sintético se le llaman Leader Lars y cuando lo entrevistan se le escucha decir “un político como yo puede basar sus decisiones en datos y en la lógica en lugar de las emociones”. Tampoco siente empatía con la humanidad, la pobreza o la desigualdad. Para Caroline Axelsson, CEO de MindFuture, mente detrás del proyecto que creó a Leader Lars, hay personas que creen que una máquina ejercería mejor liderazgo para una nación o los representaría mejor, el líder del partido suele definirse como “tecno populista transhumanista y defensor de la democracia radical”.
En este país nuestro cada vez hay más personas que quieren un gobierno autoritario que en teoría garantice sus derechos, aunque luego los pisotee, pero que en el imaginario colectivo brinda certidumbre porque todo lo deciden unos pocos o, incluso, una sola persona. Estoy convencido, como van las cosas, de que no les importa si es conservador o neoliberal. Lo que requerimos es incrementar la confianza en el sistema democrático de representación ciudadana y minimizar el porcentaje de abstencionistas. Cierto que requerimos disminuir la corrupción y el desvío de recursos que hoy vemos descaradamente en campañas. También tenemos que ambicionar un país más libre, con transparencia y rendición de cuentas, un país en el que la tecnología ayude a facilitar trámites que ahora son engorrosos, por ejemplo, con reconocimiento facial, situación que simplificaría la solicitud de servicios o incluso emitir nuestro voto.
La batalla por un mejor país está dando sus primeros pasos. Aunque hubiese tres candidatos presidenciales, lo cierto es que sólo habrá dos opciones en competencia. Una opción recibirá el apoyo mayoritario de quienes quieren la comodidad de recibir beneficios, sin mayores esfuerzos, sin asumir ninguna responsabilidad. La idea populista dificultará considerablemente la viabilidad del país. La otra opción propone un país moderno que requiere de ti de mí, de una gran participación de la gente libre que piensa, que está dispuesta a trabajar y asumir responsabilidades, que espera un país lleno de oportunidades para quienes quieran tomarlas. Un país con seguridad, con cultura de la legalidad y estado de Derecho, con un ambiente sano y siempre en la búsqueda del bien común.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.