Si crees que has perdido esas ganas de comerte al mundo, ese ímpetu por afrontar lo que se te presente por delante y conseguir cada una de las metas que te has propuesto, no eres el único.
Dejando al margen diagnósticos clínicos como un trastorno depresivo mayor y que requieren un abordaje multidisciplinario y atención profesional, nuestra sociedad parece cada vez más desmotivada.
Vivimos tiempos difíciles, pero sin duda alguna, no son los tiempos más difíciles a los que nos hemos enfrentado como seres humanos y tenemos mil y un motivos para ser optimistas.
¿Qué nos está ocurriendo entonces? ¿Es posible que nuestro estilo de vida esté afectando a nuestra motivación y deseo por avanzar? Pues no sólo es posible, ES UN HECHO.
Pero ¿qué podemos hacer entonces para recuperar un estilo de vida saludable?
DOPAMINA
La Dopamina es una pequeña molécula que actúa de neurotransmisor, es decir, transmite mensajes dentro y fuera de tu sistema nervioso central, es prima hermana de la adrenalina y la noradrenalina, dos hormonas muy importantes, de hecho, éstas dos derivan de la Dopamina. Aunque la Dopamina está también implicada en el control del movimiento o en nuestro estado de ánimo, en los últimos años la hemos estudiado mucho por su papel principal: hacerte desear conductas potencialmente placenteras. Tiene que ver por lo tanto con la motivación y ojo; también con la adicción. El funcionamiento de la Dopamina es malentendido por muchos, es posible que no lo entiendas bien, pensamos que producimos Dopamina únicamente cuando obtenemos una recompensa esperada, como una hamburguesa cuando tenemos hambre o como sexo cuando tenemos ganas. Pero no es así realmente, la Dopamina empieza a liberarse mucho antes de obtener la recompensa. Cuando en tu entorno aparece algún elemento que te hace desear una conducta concreta, es decir, una acción reforzante, que tu cerebro previamente ha registrado como placentera, es decir, hay un aprendizaje previo. Las recompensas dopaminérgicas varían de persona a persona, no son iguales para todos. Por ejemplo, la persona adicta a las compras empezará a desear comprar nada más ver la tarjeta de crédito en su cartera. Por lo tanto, lo que desencadena la mayor liberación de Dopamina no es sólo la recompensa en sí misma, sino la búsqueda de la recompensa. De hecho, esa es la misión principal de la Dopamina, hacerte buscar, perseguir y finalmente encontrar.
¿Alguna vez has sentido que eras más feliz persiguiendo una gran meta que tras conseguirla? Persiguiendo ganar una competición, persiguiendo comprarte una casa o un coche? La culpable de esto es la Dopamina, que te hace sentirte muy bien mientras buscas. Lo que pretende la Dopamina es que mantengas esa búsqueda. ¿Por qué? Pues porque evolutivamente esa recompensa era comida o algo que te hacía incrementar tus posibilidades de supervivencia.
¿Qué ocurre después de encontrar esa recompensa?
Pues después, ese sentimiento de bienestar y satisfacción se desvanece a veces de forma cruel haciéndonos pensar, ¿tanto esfuerzo para esto?
La Dopamina es el neurotransmisor más capitalista que existe, nos hace perseguir esa nueva casa, un coche más grande, un mejor puesto de trabajo, o más estatus, más poder, más dinero y más fama.
Ahora que ya entiendes que es la Dopamina tienes que entender que existen picos de Dopamina y valles de Dopamina.
Existe una producción basal de Dopamina que está muy condicionada genéticamente, es por ello que sin motivo aparente parece haber personas más predispuestas a la acción que otras. Es el compañero de clase que siempre llegaba con una gran energía a las 8 a.m. cuando tú todavía no podías ni articular palabra. O ese compañero de trabajo que parece siempre dispuesto a iniciar cualquier proyecto y siempre está a tope con todo.
Los picos de Dopamina, son casi exclusivamente ambientales. El exponernos a recompensas muy reforzantes o exponencialmente placenteras nos hace liberar grandes cantidades de Dopamina. Algo que será directamente proporcional al poder de la recompensa. Por supuesto, cómo decía antes, cada uno de nosotros tenemos diferentes gustos y preferencias que modifican la intensidad de dichos picos. Y te pongo varios ejemplos:
El chocolate puede elevar tus niveles de Dopamina en un 50%, eso sí, muy momentáneamente y sólo si te gusta el chocolate. El sexo los puede duplicar, mientras que la cocaína los triplica y las diferentes anfetaminas pueden multiplicar tus niveles basales por diez.
Todos experimentan un pico de Dopamina cuando reciben su sueldo a final de mes, y sus niveles basales de Dopamina durante todo el mes los ayudan a seguir trabajando a veces en un trabajo que no les termina de gustar o en el día a día esperando una recompensa, es decir, el salario a final de mes.
Así funcionan los picos y valles de Dopamina que son interdependientes y que se afectan los unos a los otros, pero ahora veamos los PELIGROS DE LOS PICOS DE DOPAMINA.
El principal problema que estamos empezando a enfrentar es que nos hemos afectado por nuestros hábitos de vida. Y esto es clave.
Muchos picos de Dopamina recibidos en cortos intervalos de tiempo, disminuyen tus niveles basales.
Nuestro hedonismo desenfrenado, la adoración de la inmediatez y las posibilidades que ofrece la tecnología se han convertido en la tormenta perfecta para nuestros circuitos dopaminérgicos.
Si antes salíamos a comer para darnos un capricho, ahora los caprichos llegan a la puerta de tu casa con un solo clic de una aplicación en unos diez minutos.
El "scrolling" por las diferentes redes sociales se ha convertido en deporte nacional y es el ansiolítico tecnológico que utilizan jóvenes y no tan jóvenes en todos los ratos libres.
Toda esta exposición ilimitada, desmedida y descontrolada a elementos de placer ha acabado con nuestra motivación. No te extrañe si actividades previamente placenteras ya no lo son. Es posible que leer un libro de 300 páginas ya no te parezca atractivo ni te enganche, es probable que cada vez tengas más dificultad para ver una película hasta el final o para seguirle el hilo a una serie. Te descubrirás saltando hacia adelante los videos de YouTube sin escuchar nada y acabarás escuchando cuatro frases sueltas de un vídeo de 12 minutos. También decidiendo durante dos cuartos de hora qué verás en Netflix porque nada te llama la atención o escucharás los podcasts en velocidad X2 porque todo te parece aburrido y lento. No podrás seguirle la conversación a una amiga sin que se te vaya la cabeza a otro sitio.
¿La razón?
Cuando nos vemos continuamente expuestos a la búsqueda y al disfrute de elementos tan placenteros como las redes sociales, la pornografía o la comida basura, la gran liberación de Dopamina desensibiliza los receptores dopaminérgicos.
¿Qué quiere decir esto?
Tú cuerpo se defiende y autorregula los niveles muy elevados de cualquier hormona reduciendo la capacidad de actuación que dicha hormona tiene sobre tus células y esto normalmente se traduce en reducir el número de receptores o hacerlos menos sensibles a la acción de la molécula que se une a ellos. Pasa también con la famosa resistencia a la insulina, niveles muy elevados de insulina de forma crónica fuerzan a los tejidos a reducir el número y reactividad por lo que tú páncreas cada vez tiene que secretar más insulina para que ésta siga ejerciendo una misma acción. La solución es volver a sensibilizar a los tejidos a la insulina mediante el ejercicio físico y la pérdida de peso, pero también evitando esos picos de insulina alejándonos de los carbohidratos refinados y azúcares simples. Al igual que no queremos picos de insulina y glucemia, no queremos picos de Dopamina, o los queremos de vez en cuando, pero no constantemente.
Te conviertes poco a poco en adicto al estímulo y no sólo eso, progresivamente vas perdiendo la capacidad para disfrutar de la vida. Y lo peor de todo, tu necesidad de avanzar, de prosperar y de conseguir se disuelve...
Un adicto es alguien que sólo consigue placer de una sola gran cosa y una persona feliz es alguien capaz de encontrar placer en múltiples pequeñas cosas. La diferencia entre uno y otro también está en el funcionamiento de sus sistemas dopaminérgicos.
ESTRATEGIAS PARA AUMENTAR TUS NIVELES BASALES DE DOPAMINA
AYUNO DE DOPAMINA
Evitar o reducir mucho las redes sociales, especialmente si estás interactuando con seres humanos a los que puedes ver y tocar.
Seguir una dieta más sana y natural, alejarte de los azúcares simples y alimentos ultra procesados.
Abstenerte de ver páginas para adultos periódicamente o mejor no verlas.
Exponerte voluntariamente a la dificultad y a la incomodidad.
Ejercicio físico extenuante.
Exposición controlada al frío. (Duchas de agua fría).
Aquellas personas que disfrutan de picos de Dopamina continuos mediante drogas, videojuegos, comida, etc., acaban con desmotivación y la búsqueda incesante del próximo objeto brillante: la próxima conducta que produzca un pico de Dopamina como una fiesta o una pareja sexual nueva o el siguiente video juego. Al final acaban adictos al placer y esclavos del mismo. Y éste es el camino más rápido hacia la adicción. Sin embargo, la persona que se cuida mucho de tener excesivos picos de Dopamina, acaban teniendo niveles Basales de Dopamina más elevados y son las personas motivadas a realizar acciones más difíciles como emprender un negocio, estudiar una compleja carrera, perder peso o cualquier cosa que requiera dedicación continua. Sus vidas desde fuera pueden parecer muy aburridas pero la sensación de disfrute y control suele ser mayor.
Limita y reduce aquellas conductas que produzcan picos de Dopamina y aumenta o amplifica aquellas conductas que elevan tus niveles basales de Dopamina, de esta manera tu motivación volverá a niveles normales.
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