A quién no le ha pasado, que independientemente de tener un trabajo con sueldo fijo, llega a finales de quincena sin un solo peso.
Y pongámosle el nombre que le pongamos, esto siempre sucede como resultado de la mala administración de nuestros ingresos. Podemos pensar que es porque las cosas han subido de precio, por el incremento a la gasolina o porque tenemos muchos gastos y todo vuelve al mismo origen, una mala administración de nuestros ingresos. Lo importante no es cuánto ganamos, sino cuánto gastamos ya que en ello radica nuestros excedentes o falta de dinero.
Por principio de cuentas debemos ser conscientes, muy conscientes de cuánto es lo que percibimos como ingresos y a cuánto ascienden nuestros egresos. Y más allá de contabilizar como egresos sólo los gastos fijos tales como: Renta, luz, agua, teléfono, cable, internet, plan telefónico, el seguro del auto, etc. Que son solo los que debemos pagar de fijo, debemos ser aún más conscientes de aquellos otros gastos en que incurrimos como parte de la vida cotidiana y que no les damos la importancia que deberíamos.
Resulta que a nuestros gastos fijos debemos agregar aquellos otros en los que nuestro dinero se fuga, como robo hormiga, por ejemplo: el café de la mañana, los cigarros, unos chicles, las propinas, una botana, el almuerzo, un postre, etc. Normalmente esos gastos pequeños no los consideramos o no los contabilizamos, sin embargo una vez que lo hacemos, nos damos cuenta de que una vez sumados pueden llegar a ser una suma importante.
El comienzo de la solución para no llegar al final de la quincena sin dinero, podría ser comenzar a modificar algunos de nuestros hábitos y por ejemplo, en lugar de comprar nuestro café todas las mañanas, comprar un buen termo y llevar nuestro café desde casa, en vez de comprar fruta o alguna otra botana para mitad de la jornada, comprar el fin de semana algo que podamos llevar como refrigerio a la oficina, dejar el cigarro y así, dependiendo de los gastos hormiga que detectemos cada uno personalmente.
Luego, si el déficit que tenemos viene desde los gastos fijos que tenemos, habíamos mencionado en columnas anteriores que tenemos que tomar acciones de vida más fuertes, tales como: Buscar alguna casa con una renta más accesible, cambiar a los niños de colegio a uno cuya colegiatura se adapte más a nuestros ingresos, usar el teléfono y el plan telefónico justo para nuestras necesidades y así, según detectemos que es nuestro mayor egreso.
Incluso si estamos comprando una casa y nuestros ingresos no son los adecuados para pagar la mensualidad, no debemos temer en traspasarla y buscar una que corresponda mejor a nuestro poder adquisitivo. Ya que a la larga puede salir contraproducente el seguir intentando pagarla cuando no se puede. Podemos perder más si no actuamos a tiempo. Quizá con el tiempo nuestros ingresos mejoren y sea el momento de adquirir una mejor casa pero por ahora no. Con respecto a los autos, recordemos que es uno de los bienes que más depreciación tienen, por lo que sin importar la marca, si tenemos problemas financieros quizá también deberíamos traspasarlo y adquirir uno de menor precio, mientras nos recuperamos, mientras intentamos sanear nuestras finanzas y adquirir entonces uno mejor.
Con respecto a las tarjetas de crédito, los créditos hipotecarios, etcétera ver las 3 columnas anteriores.
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