En el camino quedaron la número 13 mundial, la norteamericana Sloane Stephens, campeona del Abierto de Estados Unidos el año pasado; la número 14, la francesa Kristina Mladenovic, ganadora en San Petersburgo el año pasado; la rusa emigrada a Australia Daria Gavrilova, número 26, campeona de Connecticut en 2017 y una pléyade de tenistas que acudieron a Acapulco este año a competir por el premio de 43 mil dólares para la campeona y celebrar los 25 años de que se juega este torneo internacional en México.
Lesia Tsurenko, de 29 años, ucraniana clasificada número 40 en el mundo, ganó el Abierto de Acapulco el año pasado y resultó nuevamente campeona el sábado 3 de marzo. Con ese triunfo seguramente regresará al lugar 33, que en 2015 fue la mejor clasificación que ha tenido en su carrera.
Lesia derrotó en la final a la suiza Stefanie Voegele, otra veterana actualmente 183 en la clasificación mundial (aunque llegó a estar en el puesto 42 en 2013), y estuvo a punto de llevarse la corona, que hubiera significado para ella ganar por primera vez en la vida un torneo de ese nivel.
Lo que es admirable, en éstas y tantas otras tenistas, es la lección de dedicación y persistencia para seguir luchando en la cancha día tras día sin perder la esperanza de demostrar algún día que no hay enemiga pequeña y dar la sorpresa.
Los Gigantes del Tenis se enfrentan en Acapulco
En el Torneo de Acapulco el duelo fue de gigantes: el argentino Juan del Potro, que mide 1.98 metros, se enfrentó en la final contra el sudafricano Kevin Anderson, que mide 2.03 metros. Con este triunfo en Acapulco, Juan Martín del Potro llevó 321 mil 290 dólares a su cuenta.
Del Potro había vencido en semifinales al joven alemán Zverev, de 20 años de edad, de su misma altura y aún mejor clasificado (quinto lugar mundial contra noveno de Del Potro y octavo de Anderson). Dominic Thiem, que también fue eliminado por Del Potro en cuartos de final, es el ¨chaparro ¨ de este grupo con una estatura de 1.85 metros.
Sin embargo, no todo es la estatura. Al gigante Isner (de 2.08 metros), clasificado 19 mundialmente, lo eliminó Ryan Harrison (1.85 metros), que ocupa el lugar 60 en la escala mundial de tenistas. Y otro argentino, 18 lugar mundial, Diego Schwartzman, que mide 1.70 metros, se defendió contra los gigantes antes de ser eliminado por el propio Harrison en octavos de final. El gran jugador australiano Ken Rosewall medía también 1.70 metros y, sin embargo, a los 37 años de edad logró ganar el Abierto de Australia en 1972.
Moraleja: la lección del tenis es que, como la vida misma, no hay dos jugadores (personas) iguales, ni dos juegos (situaciones) iguales. Y esto se puede aplicar a la política y, sobre todo, a las campañas electorales en que estamos inmersos y los resultados de las elecciones que veremos en julio: GANA EL QUE COMETE MENOS ERRORES.
Los errores que más daño hacen a uno son los que en tenis llaman los errores no forzados, de los que no se puede culpar a nadie sino a uno mismo. Los más evidentes son las llamadas Dobles Faltas, pero también errores de juicio al no hacer la jugada correcta y exagerar la fuerza o confiarse y perder la concentración en la situación, la correlación de fuerzas que representa el juego.
Se puede utilizar este enfoque para analizar la situación. No me quiero meter en política, pero tú puedes aplicar el método por tu cuenta y ya sabes cómo y a quién evaluar... Y que gane la o el mejor. Y recuerda que todavía no hay nada cierto para nadie, y que esto no se acaba hasta que se acaba, como en el tenis, como en la vida.
