“El Derecho es la voluntad de la clase dominante erigida en Ley”
Federico Engels
En la entrega anterior semblanteamos de qué tratará está larga serie de 7 entregas, esperemos que no se dé un ajuste y se incremente en una o dos entregas más. La idea de esta cadena de colaboraciones versa en resaltar desde el punto de vista teórico lo que implican las reformas laborales: la de 2012 y 2019, aunque desde luego no han sido las únicas, pero sí las más sensibles e importantes y desde la práctica en su implementación, hablar de sus efectos y defectos.
La conciliación prejudicial como lo dice su nombre, es el procedimiento que de manera previa se debe desahogar por la parte que desee plantear un conflicto de índole jurídico, antes de llegar al Tribunal Laboral competente, sea para atender un conflicto laboral de naturaleza individual o de índole colectivo, una etapa por así decirlo, que es obligatoria agotarse.
De manera general estos procedimientos novedosos, el de negociación prejudicial y los de consulta a los trabajadores de diversos actos con un porcentaje mínimo de votantes, son una intromisión general del Estado a la libertad de los gobernados, es decir, el asunto no queda en la pista del derecho a la libre sindicación y la autodeterminación de los trabajadores agremiados en una organización gremial, va mucho más allá y atenta contra la idea más elemental de libertad que se supone se tutela en las “democracias liberales”, en la que vivimos el cuando menos 90% de los países, ello desde que triunfó la revolución francesa y se detonaron los movimientos independentistas en América.
La libertad más que un ideal a alcanzar, teóricamente hablando limita la acción del Estado, que en su actuación se debe moderar y constreñirse únicamente a lo que la ley le permite a sus instituciones y servidores públicos bajo el principio de “legalidad”, razón por la que la intromisión del Estado en estos temas, exigiendo requisitos exagerados para el cumplimiento de estas nuevas figuras y mecanismos, no es sino un exceso de poder estatal, con el que se busca controlar a los trabajadores, tanto en los conflictos individuales como colectivos.
No quiere decir que no se deba intentar la conciliación o que no se deba consultar a los trabajadores sobre el resultado preliminar en la negociación de su contrato colectivo de trabajo, lo que digo es que no se puede entrar en esos procesos sin tener como eje la idea de libertad.
En la conciliación prejudicial, la amenaza velada y los malos tratos son una constante en las citas que el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, así como sus similares en las entidades federativas, dan principalmente a los trabajadores que argumentan mayoritariamente despidos injustificados, citas en las que se hacen cuentas y se le propone como regla general al trabajador, que acepte el 50% de la cuantificación lisa y llana, lo que ya ocurría en las Juntas de Conciliación y Arbitraje, así es que no hay gran diferencia.
En el ámbito colectivo, sobre todo en los Conflictos Colectivos de Naturaleza Económica, la Ley Federal del Trabajo también exige que se agote esta etapa, cuando se supone que para llegar a acuerdos, se debe cuantificar el costo de la negociación para determinar si las condiciones de trabajo imperantes se deben modificar en favor del demandante, sea para incrementarlas o disminuirlas, lo que hace la conciliación prejudicial algo ilógico e inútil, más cuando de llegar al juicio como tal, se debe agotar otra etapa con las mismas características y objetivos.
Y ni hablar de los procesos de consulta sobre convenios modificatorios de los Contratos Colectivos de Trabajo o la elección de dirigentes, en los que el Centro Federal mencionado, exige que voten el 51% de los trabajadores con derecho a voto, cuando no votar también es el ejercicio de una libertar, a lo que hay que sumar que dicha necedad de esta dependencia, parte de una interpretación pobre y errónea, o tal vez hasta maliciosa para intentar someter a los Sindicatos, que según ellos está contenida en el artículo 371 fracción VIII de la Ley Federal del Trabajo, requisitos que ni de chiste el gobierno se atrevería a imponer a los faltos de legitimación y corruptos partidos políticos.
La reforma laboral de 2019, la que creó el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, se aferró a que esta etapa siguiera en manos del poder ejecutivo, cuando lo ideal era que estuviera junto con la parte litigiosa en manos del poder judicial, presentándonos en la ley y el papel, un México de ensueño donde esta autoridad se convierte en el mundo del trabajo, en una entidad omnipresente y plenipotenciaria; hoy la realidad es otra, no hay presupuesto y personal que permita cumplir a cabalidad a esta dependencia, con las obligaciones que el legislador, animado por los Estados Unidos, le impuso, hoy el Centro Federal está rebasado y a tan sólo casi 5 años de su creación, las cosas se hacen en éste con la misma falta de profesionalismo, atención y experiencia, tal y como se siguen haciendo aun en las Juntas de Conciliación y Arbitraje.
Como en el pasado, el gobierno quiere tener el control en el mundo laboral, sobre todo en la vertiente obrera, de ahí que toda la parte registral la reservara a la autoridad a nivel federal, lo cierto es que tarde o temprano se ahogará en su propia ambición de centralización del poder, hoy son cada vez más los sindicatos que combaten por la vía jurídica las determinaciones cada vez más descabelladas de esta dependencia que nos heredará López Obrador.
ADDENDA
1. ¿Quién quiere amedrentar a los Monreal Ávila?, ¿Será fuego amigo? Seguramente López Obrador, ahora que Ricardo Monreal se sometió a su voluntad y le ha levantado la mano a Claudia Sheimbaum, dirá que es la respuesta de la delincuencia organizada a la lucha del gobierno estatal de Zacatecas que encabeza su hermano, ha implementado en contra de los grupos delictivos, pero la verdad es que huele más a descomposición de morena, que aunque seguramente ganará la elección, saldrá bastante desgastado del proceso electoral.
2. Jorge Álvarez Maynes es el candidato de los jóvenes, es la cara nueva en el proceso, representa los ideales de un sector aspiracional de esta sociedad; lamentablemente representa los ideales de esa juventud inexperta, irresponsable, intolerante y sin responsabilidad de sus propios actos. El anuncio de su participación como candidato presidencial, aunque sin posibilidades de ganar, sonaba interesante, lástima que lejos de inspirar a la juventud, quiera ser tan cercano a ella, que les haya mostrado que tiene las mismas prácticas de la mayoría de este sector, que vive sin expectativas, sin certeza de su futuro y realmente sin un futuro como tal.
Por fortuna el descalabro del candidato fosfo-fosfo evitará que Dante Delgado lleve a muchos de los candidatos hombres y mujeres, de su impresentable lista de candidatos plurinominales al Senado y la Cámara de Diputados.
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