Kate Beckett en Castle
Cuando el escritor de novelas policíacas Richard Castle se queda sin inspiración, ésta parece volver a llamar a su puerta cuando un presunto asesino en serie imita los asesinatos de sus novelas. Colaborando en este primer caso con Kate Beckett, detective de Nueva York con buena reputación en su profesión, por lo que dirige una de las unidades policiales, encuentra en ella la inspiración para una nueva serie de libros (Nikki Heat) y decide acompañarla en sus nuevos casos, aunque Beckett va obligada al principio por su capitán. La trama gira en torno a los distintos casos que van resolviendo y cómo evoluciona la relación entre ellos y los demás policías de la comisaría.
El primer carro que usa Beckett es un Ford Crown Victoria y después cambia a un Dodge Charger. El millonario escritor posee un Mercedes S último modelo.
Teresa Lisbon en El Mentalista
Es una agente de la policía de rostro serio que comanda el Departamento de Investigación de Crímenes de California. Junto al “Psíquico “ consultor externo Patrick Jane, lidera las operaciones de investigación sobre homicidios.
En un primer momento, la detective no considera oportuno utilizar los poderes de Jane, pero siempre tendrá que recurrir a ellos. La agente Lisbon intenta resolver los casos desde una perspectiva más objetiva, centrándose en las pruebas existentes para cada caso, considerando absurdas las hipótesis planteadas por el Mentalista. A pesar de ser contraria a los métodos de investigación del consultor Jane y desautorizarle en numerosas ocasiones, Teresa Lisbon siente algo por Patrick, pero trata de ocultarlo en todo momento. El fuerte carácter de Lisbon hará que el Mentalista guarde hasta el final de las investigaciones su “particular” punto de vista sobre el caso.
El mentalista maneja un auto francés Citroen, lo que lo distingue de la jefa de agentes Teresa Lisbon que maneja una camioneta americana que no deja que Patrick conduzca.
Brenda en The Closer
Entre las serie relativamente nuevas hay un personaje que por agrio y retorcido ya se ha convertido en casi, casi, un mito, se trata de Brenda Leigh Johnson en ' The Closer', la ficción donde sólo ella tiene el mando aunque sus jefes quieren intervenir en los casos.
Hasta el estreno de The Closer, las series policiales eran territorio casi exclusivo de los protagonistas masculinos.
Pero llegó la subjefa de policía Brenda Leigh Johnson y demostró que la apariencia glamorosa no era incompatible con ser implacable en los interrogatorios con los presuntos criminales, ya que ella es una detective instruida por la CIA con gran dominio en interrogatorios. Controla toda clase de recursos para obtener óptimos resultados en el interrogatorio de los sospechosos, con valiosas confesiones parciales o totales. Cada caso tiene el aliciente de que el espectador se siente involucrado en los hábiles manejos de una mujer que no es especialmente bella, pero a veces parece irresistible. Este planteamiento que ha convertido a la serie en una de más exitosas de las cadenas de cable estadounidenses.
En cuanto a vehículos, nada destacable, carros y patrullas oficiales.
La Capitana Raydor en Major Crimes, Crímenes Mayores
“Major Crimes” se estrenó en 2012, surgiendo como una “continuación” de la serie “The Closer” y manteniendo a gran parte de su elenco. La Capitana Sharon Raydor tomaba el relevo y se hacía cargo del departamento de Grandes Crímenes reemplazando a la subjefa Johnson, manteniendo más o menos la misma línea dura de trabajo pero con una vida personal mucho más complicada ya que es una mujer madura, divorciada, con hijos mayores y por añadidura adopta legalmente a un joven gay para ayudarlo (no debido a que sea gay sino porque tiene una madre drogadicta en la cárcel) y su ex marido es un abogado que siempre está defendiendo a los que ella acusa, y además la capitana anda con uno de sus agentes al que le da un infarto, uff... mejor no le sigo platicando y vean la serie, no se va a aburrir.
En cuanto a vehículos, lo mismo, nada destacable, carros y patrullas oficiales. Parece que a las Inspectoras de ficción no les interesan tanto los vehículos, con tal de que estén limpios, porque parece que lo consideran, diría, citando al autor con que empezó esta serie de artículos (Pablo Fernández Christlieb, El Espíritu de la Calle, Psicología política de la cultura cotidiana) como... “un último cuarto de la casa, tan extremadamente público que de hecho se desprende de la casa y funciona como paso al exterior. El automóvil es un saloncito portátil rodante equipado como un lugar de la casa, con sus ceniceros, espejos, tapices, sillones y donde se puede continuar las pláticas y las actividades iniciadas en algún otro cuarto de la casa; en vez de decir ‘pasemos a la sala’ se dice ‘sígueme platicando en el coche’.
¿Estaría usted de acuerdo?