2023 fue el año más cálido en la historia mundial. Se alcanzó una temperatura media global de 14.98 grados centígrados, lo que representó un incremento de 0.17 grados centígrados más que la temperatura registrada en 2016, considerada la más alta hasta entonces en todo el mundo y, para preocuparnos un poco más, fue 1.48 mayor que la más alta registrada entre los años 1850 y 1900. Lo anterior, según un reporte de Copernicus, la Agencia Europea especialista en datos climáticos y del espacio, citado por el Instituto de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, en un reportaje publicado el 25 de enero de 2024 en la Gaceta UNAM.
¿Qué significa esto? Que el calentamiento global es una constante y que en un periodo aproximado de 150 años, la temperatura en el planeta se incrementó 10%. De continuar esta tendencia al alza, aproximadamente de 0.15% por década, para el año 2050 las temperaturas en muchos lugares del mundo ya no serán compatibles con la vida tal como la conocemos. Para eso no falta mucho, sólo un cuarto de siglo. Por eso, cuando decimos que este fenómeno climático es una preocupación fundada es porque, además de los datos cuantificables y verificables, sus efectos son absolutamente tangibles, están ante nuestros ojos y podemos percibirlos diariamente al salir a la calle.
En México, por ejemplo, estamos viviendo la más grave crisis hídrica que se tenga registro; asimismo, para agregar datos recientes, nuestro país tuvo un incremento de más del 10% de incendios forestales entre 2022 y 2023, siendo de 6,719 a 7,611 eventos, respectivamente. Pero lo más grave aún es la superficie afectada por estos fenómenos químico-tecnológicos, cuyo registro final para 2023, en todo el país, fue de 1,047,492.52 hectáreas (Ha) afectadas, lo que representa 40% más del territorio afectado que en 2022, que registró 735,205.54 Ha, un dato de por sí elevado.
No obstante, el dato más lamentable e inaudito es el registrado en el Estado de México, cuya superficie territorial afectada por incendios forestales en 2023 fue casi el doble del año anterior, con 20,699.32 Ha., mientras que en 2022 se quemaron 11,079.02 Ha. Cabe destacar que la superficie territorial afectada por incendios forestales en el EDOMEX corresponde al 20% del registro nacional, según el Cierre Estadístico 2023 de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), publicado el 22 de febrero de este año en su portal electrónico.
En la búsqueda de alternativas de solución a esta tendencia, corresponde al sector responsable de la prevención y combate de incendios forestales ampliar sus capacidades en recursos humanos y equipamiento; que todos los municipios con zonas boscosas y Áreas Naturales Protegidas cuenten con brigadas forestales robustas y coordinadas; que la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable y la NOM-015-SEMARNAT/Agricultura-2023, Que establece las especificaciones técnicas de métodos de uso del fuego en los terrenos forestales…, dejen de ser letra muerta y que quienes propician incendios forestales –deliberadamente o no– reciban la sanción que corresponde, paralelo con las labores de vigilancia de todos quienes habitan cerca de bosques y la denuncia de actividades ilícitas, que representan el 80% de las causas de los incendios forestales.
Finalmente, es una preocupación fundada porque el mundo y nuestro país arden y necesitan del concurso de todos en la atención de estos temas, porque no hay un sector de la sociedad que escape de los efectos del calentamiento global y es menester un cambio de paradigma, ya no para el futuro, sino para hoy. El ritmo vertiginoso con el que avanza esta preocupación fundada ya no da para pensarlo dos veces, pues hay quienes piensan que por no vivir cerca de un bosque estos fenómenos no le afectan y mucho menos le conciernen, pero lo que no saben es que los servicios ambientales que los bosques, ríos y flora y fauna que los habita son fundamentales para el equilibrio ecológico que permite que llegue agua a los diferentes depósitos de todas las ciudades. Esto es también protección civil. ¡Que su semana sea de éxito!
Hugo Antonio Espinosa Ramírez
Funcionario, Académico y Asesor en Gestión de Riesgos de Desastre
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