Mientras los partidos políticos que le prestan sus siglas a la candidata opositora Xóchitl Gálvez Ruiz a la presidencia de la República en contra de la candidata del oficialismo, Claudia Sheinbaum Pardo, hacen cuentas para medir los alcances de los cargos a elección popular con posibilidades de triunfo los mantiene entretenidos, su candidata, a la que deberían arropar, se encuentra materialmente abandonada.
Lo anterior viene a cuenta como consecuencia de los ajustes que ha tenido que hacer Xóchitl en el camino, porque su campaña no levanta lo que debería y lo que podría esperarse; sobre todo, porque cuenta, o debería contar, con la experiencia de dirigentes y cuadros de los institutos que la postulan.
Los partidos de la coalición “Fuerza y Corazón por México” integrada por el Partido Acción Nacional, Revolucionario Institucional y el de la Revolución Democrática PAN, PRI y PRD, cuentan, desde luego, con políticos de carrera y de basta experiencia como para asesorar correctamente a Xóchitl Gálvez, pero parece que no es así.
Para una gran parte de la sociedad, y sobre todo, para los que están indecisos en acudir a las urnas porque no tienen claro por quién acudir a votar el día 2 de junio de este año; las campañas políticas, los ataques, la guerra sucia y demás bellezas que acompañan a la época, les resta interés en su participación decidiendo hacer otras cosas antes que cumplir con la obligación cívica de ejercer el sufragio.
Uno de los acontecimientos con los que disponen los involucrados en política, y que podría ser el impulso necesario para animar a quienes comúnmente engrosan la franja del abstencionismo son los debates, ya que son una magnífica oportunidad para identificar a los contrincantes, conocerlos y escuchar sus propuestas.
No aprovechar los debates es un desperdicio para la democracia. México, aún es incipiente en el tema, pero además, corre el riesgo de sepultarla, ocupando su lugar un autoritarismo ramplón como el que se vivió en épocas pasadas y como se vive en otros países de Latinoamérica y del mundo.
Xóchitl Gálvez Ruiz no era, ni por asomo, una posibilidad con la que podrían haber imaginado integrar la coalición los partidos de oposición mencionados, cada uno de ellos contaba con cuadros de sobrada experiencia; que, sin embargo, no les beneficiaba la marca con la que cuenta cada uno, pues han caído en el desprestigio a consecuencia de las tropelías de gobiernos pasados.
Ahora bien, Claudia Sheinbaum representa la continuidad de un régimen que lo mejor que ha hecho, es no acabar por completo con los órganos autónomos; por lo demás, hay muy poco que se le puede rescatar, los modos y las formas del presidente Andrés López Obrador, ha decepcionado a gran parte de los que le dieron su apoyo incondicional.
Pero tampoco hay para donde voltear, ya que, Xóchitl no acaba por repuntar y el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, empezó muy mal tratando de presentarse con una imagen usurpada del famoso “fosfo fosfo” y no una propia; el desaseo de su candidatura y la sombra del anterior han terminado por marginarlo, al grado de que no son pocos los que se preguntan, ¿qué hace en la competencia para la presidencia?
Sin embargo, también Álvarez Máynez tuvo su oportunidad en el debate, empezó bien, y ofreció algunos buenos argumentos, pero se fue diluyendo hasta quedar como una imagen de adorno, a pesar del buen final que tuvo, para ese momento, había dejado escapar la oportunidad de atraer interés.
Por su parte, Claudia Sheinbaum, presumió soberbia de quien se sabe en la delantera, con ironía respondió a Xóchitl respecto del señalamiento de corrupción de los hijos del presidente, que si tenía pruebas, que las presentara ante el Ministerio Público; sin ningún compromiso para investigarlos en su gobierno en el caso de ganar; lo que garantiza que no habrá cambios en esa delicada materia.
La corrupción investigada por medios de comunicación y no por autoridades, amenaza con dormir el sueño de los justos, en un eventual gobierno de Sheinbaum, así lo ha dejado ver, sin que, además, pueda presumirse que habrá más oportunidades para conocer más casos como los ya conocidos de la familia del presidente, porque fortalece la idea de desaparecer al Instituto de Transparencia para que sea el propio gobierno quien se investigue, con los resultados de impunidad de antemano conocidos.
Mientras que Gálvez Ruiz dejó pasar la oportunidad de ser más elocuente, de acorralar a la candidata oficialista; existen muchos frentes que pueden demostrar que el régimen que defiende Sheinbaum lleva al precipicio a la nación Azteca, pero, se puso nerviosa, las imágenes y la bandera que presentó al revés lo revelan.
Xóchitl no se vio con esa frescura que la caracteriza, y con esas ocurrencias que han irritado al mandatario, quien por cierto, fue quien la encumbró al negarle el derecho de réplica ante una de las muchas acusaciones y señalamientos que hace en sus mañaneras. No apareció la chispa, y como resultado, dejó pasar una gran oportunidad ante ese espectador esperanzado en ver y escuchar algo diferente.
Por lo anterior, es congruente preguntar, ¿quién asesora a Gálvez Ruiz? Porque en lugar de ayudarle, hace todo lo contrario. Aunque, por otro lado, ninguno de los participantes pudo verse con una presencia de indiscutible triunfador, el debate, la organización, el formato, todos, quedaron a deber.