El próximo primero de julio habrá de elegirse al Presidente de México, quien deberá sustituir a Enrique Peña Nieto, y los indicativos de las muchas encuestadoras que existen hoy en día en México, dan cuenta de la constancia del mejor posicionado que es el aspirante de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, que si bien, se ha mantenido en esa posición, no quiere decir con ello que sea el mejor candidato, el mejor preparado y, en consecuencia, el que cuente con un proyecto de nación claro y eficaz; por lo mismo, de continuar esta condición, se puede adelantar que no ganará el mejor, sino quien ha logrado encender la cólera del ciudadano común, en contra de un enemigo elegido hace mucho tiempo.
López Obrador sueña con la Dictadura Perfecta a la que hacía referencia Mario Vargas Llosa, durante el largo tiempo que ha permanecido como el eterno candidato a la silla presidencial; ha aprendido de sus propios errores, se dio cuenta que le restaban fuerzas los enfrentamientos que en el pasado tuvo con empresarios, con intelectuales, con militantes de los demás partidos políticos, porque ahora ha reclutado muy eficientemente a intelectuales, a empresarios, y ha tratado de seducir a militantes y líderes de medio pelo de los demás institutos, condición que desde luego lo anuncia con bombo y platillo.
Pero, que se haya hecho rodear de personas con capacidad intelectual no cambia su esencia, su tendencia va configurando más bien, la forma de un posible dictador, que exige adulación de forma sistemática, con el sueño que celosamente ha guardado durante muchos años, al cobijo del ahora su acérrimo enemigo, el PRI, en donde tuvo la oportunidad de conocer y aprender de esa política rancia que ahora piensa en retomar; lo que resulta peor, es que con ello no resolverá la promesa de dar solución a la justicia social, ni tampoco habrá una buena distribución de la riqueza.
Carente de tolerancia, demuestra su verdadera personalidad al momento de escuchar alguna pregunta que le pueda incomodar o algún señalamiento que le parece molesto, descalifica inmediatamente a quien se atreve a contradecirlo, retoma la diatriba que tan buenos resultados le ha dado, con la que ha logrado dividir a los ciudadanos, entre buenos y malos, con el resultado patético de acuerdo a su particular lógica, que todos los que lo apoyan son buenos, todos los demás son los malos.
De lo que mayor atención merece, es ese oscuro arreglo con la CNTE, cuyo resultado refleja condiciones muy preocupantes. Aquellos han exigido al gobierno federal, les devuelva la directriz de la educación de México; ahora, parece ser que la solución a ese reclamo la pueden encontrar con el líder de MORENA, ¿cuál será el arreglo con lo más recalcitrante del magisterio? ¿Hasta dónde llegará éste? Es una pena. Los primeros en padecer serán los estudiantes, la condición parece obvia, mantener en no mejores condiciones a tan sensible materia, pues una sociedad mientras menos educada sea, más propensa es para ser controlada.
La promesa de recibir en las universidades públicas a quien así lo solicite, colapsará al sistema educativo inevitablemente; la capacidad será rebasada muy pronto, ¿qué garantiza que al recibir a todos los aspirantes universitarios obtengan una buena calidad educativa? López Obrador tardó 14 años en titularse, ¿de verdad será el líder morenista un buen ejemplo para los educandos de este país? Dudo que los padres de los jóvenes alumnos quieran esto para sus hijos.
Por otro lado, con los múltiples programas que ha venido prometiendo, sólo se aprecia un escandaloso y preocupante quebranto de la economía mexicana, en especial, porque se apoya en la cuestión de que acabará con la corrupción y de ahí alcanzará para todo; pero, siendo sensatos, no puede apoyar un proyecto tan ambicioso en algo que no tiene aún, y cómo lo hará cuando en su propio equipo hay acusaciones que no ha podido corregir. Uno de los proyectos del que han aplaudido en el extranjero, es la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, el que, según lo ha señalado en repetidas ocasiones y lo incluye en su proyecto, cancelará, para hacer adecuaciones al de Santa Lucía, a pesar de que expertos han señalado que no es posible que éste reciba la cantidad de tránsito aéreo que manejaría aquél. Además, los posibles inversionistas seguramente prefieran redirigir sus inversiones hacia otro lado.
En cuanto al famoso muro de Trump, dice el tabasqueño que hablará con el presidente de los Estados Unidos y lo convencerá para que desista de su idea; hasta parece un mal chiste, hemos sido testigos de las formas nada ortodoxas que tiene el presidente del vecino del norte, pero con Andrés Manuel, de ganar la presidencia de México, algo similar tendremos; para muestra basta un ejemplo que salió de la propia boca del tabasqueño, si Donald Trump sale a tuitear algo que vaya en contra de México y los mexicanos, responderá de la misma manera, es decir, utilizando el mismo medio, y entonces tendremos una exquisita relación diplomática entre ambos presidentes para, con elegancia, resolver las diferencias de ambas naciones.
Ahora bien, la seguridad, que es de las condiciones más apremiantes y sensibles para la sociedad, la cual exige una pronta solución, en especial la que tiene que ver con la delincuencia organizada, ¿será la propuesta de una amnistía la solución?, ¿a cambio de qué? Parece que López Obrador vive en un pedacito de cielo; no es ingenuidad, desde luego, pero, ¿qué ofrecerá a los criminales para esta acción? Y … ¿tendrán palabra?
Este tipo de políticos buscan perpetuarse en el poder, ya sea por sí, que sería lo ideal para ellos, pues nadie mejor para corregir lo que se ha hecho mal y presumen contar que cuentan con el remedio y la solución para todo, o, alguien que elija para continuar su obra en beneficio de todos los ciudadanos, para evitar esto, sería necesario buscar a quien tenga los argumentos necesarios para arrebatarle el poder.
¿Qué hará (en caso de lograrlo) cuando llegue al poder?, dado que siempre está hablando de la corrupción y de las mañas de la mafia del poder; ¿a quién entonces dirigirá las baterías de las fuerzas armadas?, porque cada que puede repite que el Presidente es el comandante supremo de las fuerzas armadas, y pareciera que se le hace tarde para hacer uso de ellas. Por la condición de la amnistía prometida, ya no tendrá que perseguir el Ejército a la delincuencia organizada, porque serán como almas de la caridad, entonces, ¿quienes serán los enemigos de México?
El enfrentamiento ha sido siempre su herramienta, con ella ha logrado dividir a los mexicanos, en dos bandos, uno, desde luego, lo comanda él, el de los pobres, el de los buenos, el de la gente necesitada, en contra de un grupo, al que se ha referido siempre como la “Mafia del Poder”, pero realmente ¿a quién tanto le teme López Obrador? Es a él mismo, es su peor enemigo, por eso su aversión al debate, ¿por estrategia? sí, porque es su debilidad, le gana la intolerancia y su boca.
Al originario de Macuspana le gusta pelear en casa, porque en el extranjero no sabe hacerlo, nadie le festeja sus señalamientos, se ha equivocado, y parece no cansarse de hacerlo; entrevistas, como aquella que le hizo el famoso periodista Jorge Ramos, lo han exhibido, se confundió con sus propias palabras, pero ahora se encuentra con nuevos bríos, ha aprendido de sus fracasos, aunque no por ello ha cambiado de forma de ser y pensar; simplemente se dio cuenta que no puede pelearse con todos, eso lo debilita, ahora los atrae, con supuesta sutileza, no quiere decir que por eso ya es elegante, no. Puede llegar a ser presidente de México, pero con ello no cambiará todo como si fuera magia.
En cuanto a la corrupción, ha pretendido ponerla como bandera a su causa, pero no ha podido frenar la que se ha dado al interior de su propio partido, y por cuanto mas lo niega, no quiere decir con ello que no existió y existe; y él debe saberlo, si es que tiene el control de lo que sucede en su instituto y si no lo sabe, aún es más preocupante, un líder que no sabe lo que hacen sus colaboradores, deja muchas dudas.
De darse el triunfo de Andrés Manuel López Obrador el primer domingo de julio de este año, México permanecerá aún bajo los efectos del sueño por las cosas prometidas; pero el inexorable paso del tiempo reflejará a tres años del gobierno lopezobradorista una terrible resaca que durará mucho más; las condiciones no le pintarán de la forma como ha soñado el tabasqueño, pero desde luego que seguirá haciendo señalamientos y acusaciones por no permitirle gobernar.
De López Obrador se ha escrito muchísimo, todo lo relacionado al personaje, ha acaparado titulares de periódicos y revistas y, claro, con tantos años en campaña ¿qué más se podía esperar? Sin embargo, las virtudes que le ven sus seguidores como político plural e incluyente, sólo es a conveniencia, basta con revisar a los que se han sumado a su causa, más bien refleja ser imprudente, soberbio y egoísta.
Pretende incendiar a México, y lo hará en caso de no ganar; ese enfrentamiento ficticio de ricos contra pobres enarbolando una democracia endeble, permitirá que acceda al poder un verdugo del pueblo; éste, a su vez, hará que quien no esté de acuerdo con él, sea calificado como traidor. Por eso, quienes no comulgan con su política y forma de ser y pensar, puede que tengan el tiempo contado para gozar de la libertad de decirlo.