Mientras el cielo azul nos cubría, a un niño de 12 años, a Claudia y a nosotros en la calle, a él un sicario le daba tres balazos por negarse a subir a su vehículo. La Guardia Nacional llegó tarde, no así los preparativos de las casillas y la papelería electoral del 2 de junio.
Bajo ese mismo cielo acudimos a votar con entusiasmo los que estábamos de acuerdo y los que no. Sabíamos de antemano que podrían presentarse irregularidades como papeletas abandonadas, quemadas, trucos diversos, capacitación de última hora para funcionarios de casilla porque no les alcanzaba el personal, habida cuenta de todos los que habían renunciado o no habían querido trabajar para el INE. Sabíamos que el miedo por un lado y la admiración, por otro, al hombre que como presidente había organizado varias elecciones con gente buena al frente de las casillas, comprometidos, unos molestos, otros esperanzados que hacían su trabajo mientras en Palacio Nacional el tirano estaba rodeado de vallas y de pintas en el centro del gran operativo.
Los resultados parciales daban cuenta de cómo transcurría la jornada: intento de incendio en una casilla en Querétaro, muchos problemas para votar en casillas de Sonora: anónimos se llevaron paquetes de la escuela Gabriela Mistral al aeropuerto Felipe Ángeles. Se presentaron un par de incidentes de asesinatos que ya se investigan, poca cosa frente al 60 por ciento de votos de trabajadores de personas, de familias, de buenos y de no tanto, salieron a votar junto con sus amigos, sus vecinos a las casillas de todos conocidas.
Xóchitl y Claudia sonrientes, la ciudadanía también, salvo en Chiapas en donde se acordó no instalar las casillas por la violencia que se vive, porque el señor crimen organizado dijo lo que se podía y lo que no. Lo hicieron saber a balazos, lenguaje que ya vamos aprendiendo. Los hombres veían la tele, las madres decían oraciones, las hijas esperaban poder ver al novio, muchos adolescentes ser sicarios, fueron a votar, sin embargo, de lo blanco y de lo negro de esta elección podemos afirmar lo mismo que COPARMEX declaraba: el 97% de instalación de las casillas, una jornada en paz, una mujer científica que llega a gobernar a los mexicanos.
Claudia, con todo lo que sabes y has vivido, gobierna como mujer, no como hombre, la sensibilidad es diferente, el alma duele, la mente piensa, esa es tu ventaja.