Los resultados del pasado domingo -que aún están por confirmarse- muestran un enorme retroceso en nuestra cultura política, porque ni los partidos políticos han formado a nuevas generaciones para la toma de decisiones, ni la sociedad hemos entendido el valor de la división de poderes. Todo se entregó a una sola visión de país.
Naturalmente, como lo establece el modelo democrático, quien obtenga la mayoría de votos es quien triunfa, aunque esa mayoría sea apenas ¡una tercera parte de la ciudadanía! Aunque haya fallas en los sistemas electorales y las plataformas para registrar las votaciones; aunque quienes compitan hayan violado flagrantemente la ley (antes o durante el proceso electoral); aunque el poder presidencial haya hecho campaña todos los días -de lunes a viernes- en sus “mañaneras” para denostar a sus opositores; aunque los partidos políticos no hayan realizado procesos realmente democráticos con sus militancias para elegir sus candidaturas; aunque compitan las personas en distritos o municipios que ni siquiera conocen porque no viven ahí; aunque se gasten los recursos públicos en todo, menos en hacer campañas.
El haber entregado dos poderes: Ejecutivo y Legislativo, federales, a un solo proyecto político, sin lograr un contrapeso que permita el abuso y los excesos, es un enorme riesgo. Espero equivocarme.
Si como sociedad no hemos entendido todo lo que puede implicar no solo en el presente, sino en el futuro, el permitir que una sola persona decida sobre la vida de millones de personas es porque solamente miramos el bienestar individual en el corto plazo. Porque en este país, el Poder Legislativo alineado con el Poder Ejecutivo, siempre hace lo que le dicta quien lleva la Banda Presidencial. Así lo hicieron los gobiernos priistas y por ello retrocedimos 50 años.
Esperemos que, si la mayoría así lo decidió y se confirma oficialmente, entremos a una fase de mayor razonamiento; sin embargo, el Congreso de la Unión -que se instala el 1 de septiembre- aún trabajará bajo las órdenes directas del presidente López Obrador y ahí aprovechará para efectuar las reformas constitucionales que no logró en los últimos tres años de su gobierno… con las consecuencias que signifiquen para el futuro del país.
Ojalá -así, como buenos deseos- que haya la cordura y el razonamiento (muy escasos en estos tiempos) para comprender el impacto que habrá y las implicaciones que tendrá para el equilibrio de poderes, como la pretensión de reformar el Poder Judicial.
Sin embargo, como suele ocurrir, ya todos presentaron sus respetos y manifestaron su voluntad de sumar “por el bien de la patria”, y la pregunta que queda ¿En verdad como patria estamos bien? ¿Nos encontramos mejor que hace seis, 12, 18 o 24 años? ¿Tenemos más y mejor educación, hay menos violencia, cesaron los homicidios, el sistema de salud es “de primer mundo”, la corrupción se acabó? Solo por mencionar algunos pendientes. ¿O cuando se refieren a “la patria” solo hablan de ellos mismos?
#TodoComunica
Después de la veda electoral en Estado de México y el país, este martes la gobernadora, Delfina Gómez Álvarez, retomó actividades públicas en la sede del Ejecutivo, y aunque -durante las campañas- no cesó las actividades fundamentales para el desarrollo de la entidad, en esta ocasión se reunió con representantes del sector agrario, que históricamente ha sido uno de los menos favorecidos desde hace décadas.
Anunció que retomará sus visitas a diferentes comunidades para cumplir las acciones pendientes en esta materia. Ojalá que las políticas públicas que emprendan en verdad reviertan el abandono en el que se dejó al campo mexiquense y que signifiquen mejores condiciones de vida para quienes ahí habitan y donde se producen alimentos e insumos para toda la población.