A partir de 1970 lo que parecían triunfos, se convirtieron en tropiezos y en una escalada inestable que después de la crisis de 1994-95, Ernesto Zedillo logró su recuperación y estabilidad, lo que lo hacía atractivo para los grandes inversionistas. Tuvo algunas crisis. Hoy vivimos una de ellas, la devaluación de 2024.
Así es la devaluación que encara actualmente nuestro país. Bien a bien no nos damos cuenta de los vaivenes mundiales y lo que ha representado la embestida del presidente AMLO al Poder Judicial del país y el resto de las reformas que propone que han de garantizar el Estado de Derecho o no, que los inversores piden para traer o sostener sus inversiones en México, que exigen garantías no sólo en lo económico sino en lo jurídico, de entre ellas, el respeto a la política de migrantes y de fronteras, respetar los acuerdos con los socios comerciales, de manera importante abrirse a éstos con energías renovables y dejar de perder con PEMEX. Se contará, sin embargo, con los 65 mil millones de dólares de remesas que en mucho ayudan, y si Trump llega a ganar la presidencia de Estados Unidos, las presiones al peso crecerán.
No sólo en México nos las vemos negras. En EUA, en Inglaterra con los errores del Brexit, en Francia, en Alemania, en Japón y en China vienen viviendo experiencias difíciles. También enfrentan a los migrantes, a los traficantes y a los mercenarios que van ocupando en diversos lugares con el crimen organizado.
El peso padece una pérdida constante de valor. La volatilidad aconseja prudencia a los inversionistas en México, para no caer en escenarios riesgosos en tanto se esperan las definiciones de un nuevo orden mundial.
¿Nos salimos o le entramos? ¿Seremos parte de la solución o del problema? Las reservas ya se le acabaron al presidente López Obrador, las oportunidades como el nearshoring y la inteligencia artificial que son el hoy y la palanca del futuro no se atienden. No se duda de lo brillante que es políticamente AMLO pero esta crisis mundial rebasa a cualquiera y a la previsión de futuro. El dólar va a seguir subiendo. De hecho, estamos viviendo una devaluación.