Paridad y machismo en el Congreso del Edoméx

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Paridad y machismo en el Congreso del Edoméx

Lunes, 17 Junio 2024 00:08 Escrito por 
Diana Mancilla Álvarez Diana Mancilla Álvarez Sin Titubeos

El 5 de septiembre se renovará el Congreso del Estado de México, y aunque es histórico para la representación femenina, lo que realmente seguimos viendo es una demostración más del machismo institucionalizado que domina nuestra política. Morena, con su mayoría aplastante, seguida del Verde Ecologista y después del Partido Revolucionario Institucional, en la batalla componen las fuerzas predominantes en esta la próxima Legislatura, la 62 o LXII.

Un dato que deberíamos estar festejando, aunque lo reconocemos, y ser gran motivo de celebración es que, por primera vez, hay más diputadas que diputados, 38 contra 37. Ahora sí, no hubo negociaciones en lo oscurito para arrebatar lo que por ley corresponde a las mujeres, como pasó en la 61 Legislatura. Aquella ocasión deberían haber sido ya 38 también, pero no, fueron 37 mujeres y 38 hombres.

Pero ¿por qué decimos que otra vez nos echan a perder el festejo? Es que, como siempre, la verdadera igualdad sigue siendo una ilusión o se resisten a garantizarla los hombres en los propios institutos políticos.

Los partidos, desde Morena hasta Movimiento Ciudadano, ya casi, tienen definido, sin ningún disimulo, quiénes serán sus coordinadores parlamentarios. ¿Y adivinen qué? Ninguna mujer está considerada para estos roles. Y si no, al tiempo. Parece que en esta democracia "avanzada", las mujeres sólo sirven para llenar cuotas y no para ocupar posiciones de liderazgo. Porque, claro, ¿cómo podríamos esperar que un sistema tan arcaico reconozca la capacidad de una mujer para coordinar una bancada? ¿Muy fuerte? Es la realidad.

En Morena, Francisco Vázquez, muy cercano a la gobernadora Delfina Gómez, tiene todas las papeletas para convertirse en el coordinador, aunque el profe Maurilio Hernández González también está en la contienda. En el Verde, José Couttolenc, el dirigente estatal, no tiene rival. El PRI, por su parte, juega su propio juego de tronos entre Eduardo Zarzoza, Alejandro Castro y Elías Rescala Jiménez. En el PRD, Omar Ortega Álvarez se alza como el último bastión del partido, tras perder su registro nacional.

El PT, con Óscar González Yáñez, podría enfrentarse a una traición interna, pero su habilidad política podría mantenerlo a flote. Y en Movimiento Ciudadano, Juan Zepeda liderará sin discusión, pues es él quien controla al movimiento naranja en el Estado de México.

Así que, por consecuencia, la presidencia de la Junta de Coordinación Política (JuCoPo) tampoco verá la inclusión femenina ni la alternancia, consolidando así un liderazgo masculino perpetuo. Esta resistencia a permitir que las mujeres asuman roles de verdadero poder no es más que una muestra de que, aunque la ley los obliga a incluirnos, lo hacen sin ninguna convicción real. O ¿acaso se ha demostrado algo realmente diferente?

Un pequeño paso ha sido dado, pero la paridad de género en política sigue siendo un objetivo que parece inalcanzable sin la imposición legal. Ojalá algún día no necesitemos leyes para que los partidos políticos reconozcan que las mujeres no sólo podemos, sino que merecemos estar en estos espacios de poder, porque luego se andan quejando de que es un exceso que las leyes obliguen a dar espacios a las mujeres. Pues si no es así, ¿cómo entonces?

Es un hecho que los avances históricos quedan muchas veces solo en papel y poco podemos hacer para que se cumpla si no hay voluntad de los partidos y sus representantes. La realidad sigue siendo que la igualdad de género en la política mexicana es una promesa rota.

Los partidos no tienen excusas para no avanzar. Deben acabar con sus simulaciones y decisiones machistas. Dejar que las mujeres ocupen verdaderos puestos de poder. Pocos lo han hecho. Si no hay un verdadero compromiso con la paridad la democracia es la que pierde.

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