De acuerdo a versiones extraoficiales de directivos de importantes aerolíneas en nuestro país, el Gobierno de México está a unos meses de destinar el Aeropuerto Internacional de Toluca solo para vuelos privados.
La antesala de esta maniobra
El pasado 3 de julio, Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), empresa que contaba con 25 por ciento de las acciones de esta terminal aérea, por instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, cedió sus acciones a la Secretaría de Marina (Semar).
Con esta maniobra, la Semar, a través de una empresa de su propiedad pero que legalmente opera como Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), es accionista de una cuarta parte de las acciones.
El resto se divide de la siguiente forma: 26 por ciento en manos del Gobierno del Estado de México y un 49 por ciento más en poder de la empresa Aleatica, la cual se ha negado a vender, pese a recibir jugosas propuestas del Gobierno Federal, que oscilan entre los mil 700 y 2 mil 300 millones de pesos por concretar la transacción.
En ese sentido, se prevé que en los próximos días la participación del Gobierno del Estado de México también se traslade de manera “voluntaria” a la Semar.
Esta decisión es un intento desesperado por darle vida al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) que, por una o por otra razón, sigue subutilizado.
El paso siguiente sería el anuncio formal de que el Aeropuerto de Toluca solo operará vuelos privados a partir de 2025 y, con ello, invisibilizar el enorme potencial de la capital mexiquense en esta materia.
¿A qué me refiero con potencial? La pista de la terminal aérea toluqueña es de las más grandes del país; mide 4.2 kilómetros de largo y 45 metros de ancho, lo que le permite una capacidad de hasta 36 operaciones aéreas por hora.
Además, la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) para los vuelos comerciales nacionales que todos los viajeros pagan en su boleto es de 170 pesos, más barata que la del AIFA, que es de 284.55 pesos.