La temporada de lluvias está llegando a su ocaso. Éstas dejarán grandes pastizales y follajes reverdecidos, mismos que en la próxima temporada de sequía estarán expuestos a ser quemados por personas inconscientes.
Los grandes incendios de bosques y áreas naturales son un peligro no solo para el medio ambiente rural sino que se vuelve aun más grave para el urbano cercano a reservas ecológicas.
A la degradación del medio ambiente por el avance de la mancha urbana se suma la contaminación por humo, más si hay contingencias, y el riesgo de enfermedades respiratorias por la ceniza que esparce el viento de los meses conocidos como febrero loco y marzo otro poco.
Es imperativo que las autoridades de medio ambiente y las asociaciones ambientalistas tracen una agenda de trabajo de prevención desde antes que llegue la sequía para que no se vean obligados a movilizar brigadas, transporte, equipo, cuerpos de rescate, bomberos, y todo lo que conlleva abatir un incendio.
Ante un incendio en predios o áreas naturales todo el mundo quiere jugar al héroe pero la mayoría de quien se aventura a participar de buena manera pero sin el conocimiento de los protocolos de seguridad personal como de la técnica y del equipo básico no solo expone su propia vida sino que arriesga otras y distrae la función de combate de quienes tienen que auxiliarlo.
Es importante, por tanto, que desde ya tanto autoridades como ambientalistas merquen una ruta de seguridad y prevención a seguir. Y como reza la máxima: “más vale prevenir que lamentar”.
*Presidente de la Fraternidad Naturista Ecologista de la Sierra de Guadalupe Mahatma Gandhi A. C.
