Esta entrega me gustaba para que se titulara: Y cuando desperté, el dinosaurio aún estaba ahí, solo que era más grande y moreno, pero el título era muy grande para la cabeza de una columna de opinión, así es que tuve que dirigir mis esfuerzos hacia otro destino, el que también abordaría en caso de optar por mi idea de título inicial.
Cuando he hablado en este espacio del mundo laboral, particularmente de lo relativo a la regulación de la democracia sindical, he resaltado mi crítica a la intervención generalizada de la autoridad registral, en este caso el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, en la vida interna de los sindicatos, lo que hace con el pretexto de la idea de la “auténtica representación de los trabajadores”.
Digo que la injerencia es generalizada, porque en abstracto sí se debe garantizar que los trabajadores conozcan las decisiones más importantes que se toman en su nombre y las avalen o no, pero también es cierto que no todos los casos son iguales y en cada ejercicio de democracia sindical, el ideal de auténtica representación no se puede calificar de la misma forma, haciendo del sistema de calificación registral un mecanismo de control sindical realmente.
El gobierno defiende con garras y dientes el nuevo sistema de justicia laboral, el que ya no es tan nuevo y está colapsando, sobre todo en la Ciudad de México; pelea a muerte el control que ejerce sobre las organizaciones sindicales a través de la idea de esa auténtica representación, exigiendo que en todos los ejercicios electivos participen cuando menos el 50% + 1 de los agremiados de cualquier organización de trabajadores, so pena de que, en caso de no ser así, el ejercicio de consulta será declarado inválido y ordenada su repetición.
Mientras en el ámbito de la vida privada el gobierno exige un porcentaje alto de participación de los trabajadores con derecho a voto en un ejercicio de democracia sindical, en la vida pública el gobierno considera que una elección para nombrar ministros, magistrados y jueces fue un éxito con solo el 13% de participación de los electores, ejercicio en el que además un punto porcentual, cuando menos, anuló su voto a pesar de haberse presentado en las urnas.
¿En la elección de juzgadores no es necesaria la auténtica representación de la sociedad? ¿No comprenden que la participación de la sociedad es igual a legitimidad? Por supuesto que lo saben, solo que si hablamos de arrogancia, necedad y ambición de poder por el poder, el dinosaurio grande y moreno de nuestros tiempos es sinónimo de todos estos vicios que ya los está llevando al hartazgo de algunos sectores de la sociedad.
La necesidad de tener esperanza ha sido para los fans de Morena como un cuarto que alguien los ha convencido de que tiene que estar ocupado, y que es mejor llenarlo de lo que sea y decir que es algo hermoso como esa idea de confiar en que por fin todo cambiará, que resignarse y partir de que no hay nada, y que ese espacio debe permanecer vacío por más doloroso que sea, y que tal vez ese espacio es imposible que se pueda llenar desde la esfera pública, aunque ese es un tema a desarrollar en otra entrega.
A todo esto hay que adicionar el voto dirigido impulsado desde el poder, que se fincó en el uso descarado de acordeones de votación y videollamadas para garantizar por quién se votó, y desde luego la llegada de muchos perfiles sin experiencia jurisdiccional, que están esperanzados a que el personal que hereden en los juzgados, tribunales y salas para los que fueron electos, les saquen la chamba adelante. La cosa es como en la política de partidos: garantizar un jugoso sueldo, ya luego se ve qué se hará.
Todo lo que toca Morena lo hace trizas. No tarda en colapsar la economía del país, creo que es cosa de 2 o 3 años máximo, cuando el alto endeudamiento y el limitado producto interno bruto no den para cubrir la política clientelar de los programas de apoyo económico del partido en el poder; como todo en la vida, es solo cosa de tiempo.
ADDENDA
1. MORENA, LA CNTE Y LA LEY DEL ISSSTE
A propósito de la reforma judicial, dice Morena que la medida se impulsó por el mandato del pueblo bueno, el que interpretaron se les dio al conseguir la mayoría de curules y escaños en la Cámara de Diputados y el Senado de la República, mandato que nadie vio o escuchó, de no ser por la votación que a mano alzada hizo López Obrador en ese sentido en el Zócalo del Centro Histórico de la capital, un momento en el que una masa ávida de esperanza le hubiera votado al expresidente a favor hasta una mentada de madre en contra de sí mismos.
Hoy la CNTE está en las calles, exige la abrogación de la Ley del ISSSTE, una promesa de campaña que además hizo a todo el sector burócrata del país la actual presidenta. ¿Ahí no hay un mandato del pueblo bueno? ¿Ya se normalizó en Morena el prometer en campaña lo que sea con tal de ganar?
2. FOROS DE LA STPS PARA DISCUTIR LA IMPLEMENTACIÓN DE LA JORNADA DE 40 HORAS
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social ha definido los estados y fechas para llevar a cabo los foros sobre la jornada de trabajo de 40 horas. Esperemos que den más allá de los 5 minutos que le dieron a quienes pretendían intervenir después de los ponentes, y que no los envíen a mandar sus observaciones ampliadas a un correo electrónico que nadie leerá, como ocurrió en los foros para establecer el Plan Nacional de Desarrollo.
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Abogado postulante y miembro de la Escuela para la Formación Política y Sindical A.C.
