Ser pobre sale caro

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Publicado en Opinión

Ser pobre sale caro

Viernes, 13 Junio 2025 00:05 Escrito por 
Ganando Espacios Ganando Espacios Noemí Muñoz

¿Te has despertado en medio de la noche pensando en que no tienes dinero para la gasolina o las cuentas no te dan para llegar a la próxima quincena? Asomarse al refrigerador no ayuda, porque está vacío y lo único que queda en la alacena es harina, que, sin huevo ni leche, no es nada.
Si a eso le agregamos una enfermedad, la compra de medicinas nos desfalca; incluso, a veces debes decidir qué medicamento comprar porque no alcanza para toda la receta.

Además, toca cooperar en la escuela, sacar copias, pagar la excursión, los tenis, la sudadera nueva, etc.

Sin contar que la llanta se ponchó, el motor hace un ruido raro y la marcha del carro no suena bien.
A todo eso podemos seguir aumentándole cosas, porque así es la vida: un vaivén lleno de pedimentos y de pago de cuentas. Eso y más le pasa a Janiyha, la protagonista de Harta, una película que está en Netflix y que te dejará el corazón apachurrado.

Creo que el primer pinchazo al corazón es la indolencia de la gente. No comprender o no saber leer lo que le puede estar pasando al otro. Es como si la tristeza y la mala suerte se convirtieran en una especie de enfermedad contagiosa que nadie quiere tener. En lugar de ayudar, los demás se alejan para no ver.

Otra cosa que me llamó la atención fue la maldad pura contra los que menos tienen. Lo vemos todos los días: los que patean a los animales o miran de soslayo a las personas que se ganan la vida en las esquinas, o incluso hemos visto cómo corren a los pobres de los lugares para que no den un mal aspecto. Son peores los que dañan porque pueden, ayudados por cómplices silenciosos que hacen que este mundo no sea un buen lugar.

Y así, como Janiyha, sentimos que no podemos más. Por más brazadas que damos para llegar a la orilla, nunca es suficiente. Siempre falta el dinero, un buen seguro de salud y cientos de horas de sueño. Llorar parece insuficiente y, a veces —sobre todo cuando eres madre soltera— no hay un refugio amoroso donde esconderse.

Aunque parezca que no hay un poco de luz ante tanta desgracia, siempre hay alguien que te tiende una mano. Te recuerda que no eres invisible y que siempre hay una razón para seguir adelante, aun en los peores escenarios. Creo que en la película hay mujeres que ayudan a la protagonista a partir de sus propias vivencias y de saber que alguien necesita apoyo.

La solidaridad siempre va a salvar a la humanidad. Escuchar al otro, oír su historia, ayudarlo a cruzar sus tormentas. A veces estamos tan cerca del celular, pero tan lejos de nosotros, que es fácil perderse.

Muchas mujeres en este país viven al día. De acuerdo con el Sistema de Indicadores sobre Pobreza y Género en México (SIPyG) del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), publicado en marzo de 2024, más del 37 % de las mujeres vive en situación de pobreza; es decir, 24.8 millones de mujeres no cuentan con ingresos suficientes para adquirir los bienes y servicios básicos, además de presentar al menos una de las seis carencias sociales: educación, servicios de salud, seguridad social, vivienda, servicios básicos y alimentación.

Muchas de ellas subsisten con programas sociales o por medio del comercio informal, lo cual hace que sus ingresos estén anclados a los sube y baja de la economía.

Y, para ponerle la cereza en el pastel, además de enfrentar la situación económica, la enfermedad de un hijo, el maltrato laboral, resulta que en algún momento te puedes topar con un ser lleno de odio que un día te encontró por casualidad y decidió vaciar en ti toda la basura que lleva dentro.

Como dicen en la película: ser pobre sale caro, porque aunque parezca que no puedes perder más, la miseria te cierra el paso y te demuestra que puede quitarte todo.

 

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Noemí Muñoz

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