Como era de esperarse, el periodo extraordinario de sesiones convocado por Morena en el Congreso de la Unión sirvió para completar la dictadura perversamente impuesta por Andrés Manuel López Obrador, continuada por Claudia Sheinbaum Pardo, los guindas y la 4T, además de sus incondicionales y sometidos legisladores de la triada infernal integrada por Morena y sus rémoras petistas y los kiwis ecologistas, que en menos de un año destruyeron nuestra incipiente democracia.
Fue el miércoles pasado en la Cámara de Diputados cuando la triada infernal votó masivamente la iniciativa de una reforma que permite a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) generar información de inteligencia en materia de seguridad y acceder a cualquier registro o padrón público y privado, llamada la “Ley Espía” por los integrantes de las bancadas del PRI, PAN y MC, debido a que denunciaron un fraude legislativo para consolidar “una vigilancia indiscriminada a la ciudadanía”.
La acusación se debió a que el dictamen de la Comisión de Seguridad fue sustituido por una propuesta de modificaciones que se hizo pública en la madrugada (las clásicas chicanadas de Morena), unas horas antes de su “discusión” y aprobación.
Los dictámenes perversamente aprobados expiden la Ley del Sistema Nacional de Seguridad y la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia de Seguridad, y reglamentan la reforma al artículo 21 de nuestra Carta Magna.
Dicha reforma otorga facultades de investigación de delitos a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana para fortalecer su labor de vigilancia.
A pesar de que esta Legislatura eliminó la creación de un padrón de usuarios de telefonía móvil para la investigación de delitos, se fortaleció el acceso irrestricto de la Secretaría a cualquier registro o padrón, incluido el de datos biométricos, de salud o telefónico.
Estas leyes aprobadas otorgan a la SSPC la facultad de solicitar a instituciones de seguridad y entes públicos y privados información contenida en cualquier registro del que se pueda extraer información para la prevención, investigación y persecución de delitos, sin la obligación de contar con una orden judicial. ¿Qué tal, amable lector? ¡Se nos acabó también nuestra libertad de acción!
Pero esto no quedó ahí. El sábado pasado, en la sesión de la Cámara de Senadores, con el formato y la misma dosis: con aplastante mayoría, la triada infernal (Morena-PT-PVEM) aprobó la perversa “Ley Espía”, haciéndose ellos mismos “el Harakiri”, porque su grado de sumisión y sometimiento con sus jefes es tal que se vuelven incondicionales e irracionales (bueno, si es que lo tienen), porque creen que desde su curul y alzando la mano –que por supuesto es lo único que hacen, además de gritar como energúmenos–, que cuando acabe su encargo, que no se les olvide que ya no habrá reelección alguna, las leyes no les alcanzarán o serán intocables.
Se equivocan rotundamente, pues cuando concluyan sus tres años (faltan dos), serán desechados automáticamente como pañuelos de papel, y entonces sabrán que son simples mortales y padecerán el acoso, la intimidación de las autoridades respectivas, la presión social y todo el peso de la ley.
Es preciso mencionar que todas y cada una de las iniciativas aprobadas por las tres últimas Legislaturas, LXIV, LXV y LXVI (las dos anteriores y la actual), fueron de la mano de Morena y sus rémoras del PT y los kiwis verdes, sin quitarle coma alguna a éstas, y pasarán a los anales de la historia de nuestro vapuleado país como las más serviles e irresponsables por haber antepuesto los intereses y satisfacciones de los presidentes en turno, Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo, sin importarles los más de 130 millones de mexicanos que en ningún momento fueron tomados en cuenta.
De esta manera, Morena y la descarrilada cuarta deformación han demostrado que el pueblo les importa un carajo, que todo lo que hablan de él y en el que se recargan todos los días, para blasfemar y asegurar que todo es en beneficio de éste, es pura letra muerta. ¡Vergonzoso e indignante!
El perjuicio de las iniciativas lo huele, lo absorbe y se lo traga el pueblo, sin que hasta hoy haya protestado –de no ser por el gran fraude de la elección judicial a la que el gobierno federal sigue cacareándola como “todo un éxito”, afirmación fatua y mentirosa, ya que los “36 millones de votos” con los que ganó Claudia Sheinbaum no se vieron reflejados el pasado 1° de junio.
Respecto a la “Ley Espía”, se establece que es una obligación de todas las autoridades y particulares colaborar con el Sistema Nacional de Inteligencia para consultar dicha información.
Sin lugar a dudas, esta reforma aprobada traerá graves consecuencias a los más de 130 millones de mexicanos… el destino también los alcanzará…, pues son simples mortales.
No podemos dejar de lado que el primer piso de la cuarta transformación, mejor conocido como el gobierno fallido que mal encabezó Andrés Manuel López Obrador, fue todo un fracaso con sus obras insignia, ninguna de las cuales será autosuficiente, como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la Refinería Dos Bocas y el Tren Maya.
Aunado a los más de 200 mil muertos en su sexenio, el millón de muertos por Covid-19, los más de cinco mil niños que fallecieron de cáncer por falta de medicamentos, los más de 100 mil desaparecidos, el paupérrimo crecimiento del 0.9 en su pésima administración, el sistema de salud de “Dinamarca” que es el más ineficiente que ha tenido México, el crimen organizado en todas sus modalidades, que sigue sentando sus reales en las 32 entidades, los feminicidios que no paran y una larga lista de yerros cometidos. Lo más lamentable es que aún lo siguen defendiendo algunos fanáticos.
El primer piso fue construido con castillos de aserrín; se creyeron superiores a los anteriores regímenes a los que criticaron acremente, pero que demostraron ignorancia absoluta en el manejo de administración y políticas públicas. Una cuarta transformación construida a base de engaños, de mentiras que a la postre se convirtió en mitomanía desbordada.
Se dijeron que eran mejores que los anteriores y demostraron que fueron peores. Los resultados están a la vista de todo el orbe.
Los tiempos no han cambiado con el segundo piso de la 4T, que le sigue fallando a todos los habitantes de México, que únicamente estamos viendo cómo se está consolidando la dictadura y que la democracia que tanto pregonaron es letra muerta.
Estos “izquierdistas” que piensan como Karl Marx y que están viviendo al estilo de Carlos Slim, son “líderes de escritorio”, no han podido generar riqueza, certeza jurídica, ni la creación de más de dos millones de puestos que requiere el país anualmente, ni la pacificación del país, porque el crimen organizado sigue amedrentando a decenas de miles de ciudadanos en sus comunidades, a los que expulsa a base de infundirles terror.
Si el PRI se constituyó durante más de siete décadas en el poder, se debió a que, pese a todo, construyeron un México mejor. Si bien es cierto que el milagro mexicano concluyó en 1970, los seis siguientes gobiernos tricolores le fallaron rotundamente a los mexicanos, iniciando con los populistas Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo y Pacheco, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León.
Entonces comenzó la alternancia en el poder, con dos administraciones panistas (2000-2006 y 2006-2012): Vicente Fox Quesada y Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, que tampoco fueron muy buenas (medio cumplieron). En 2012 retorna el PRI bajo el mando de Enrique Peña Nieto, un gobierno repleto de corrupción y, por lo mismo, perdió la elección de 2018 a manos de Andrés Manuel López Obrador, quien iba a barrer las escaleras de arriba abajo e iba a acabar con la corrupción, creceríamos al 5 por ciento económicamente anualmente, que iba a acabar con el crimen organizado y que seríamos una nación entre tantas promesas.
El pez por su boca muere y así fue. El tabasqueño, con su desbordado autoritarismo, bordó diariamente su rotundo fracaso. No cumplió ninguna de sus promesas; al contrario, el crimen organizado en todas sus modalidades se le desbordó intencionalmente con su fallida “estrategia” de “abrazos y no balazos”, y comenzó el éxodo de decenas de miles de habitantes de sus comunidades, apoderándose de más de mil 700 municipios del territorio nacional y de 29 entidades federativas. Crecieron desmedidamente sin que el macuspano los atajara; por el contrario, los defendió a capa y espada durante toda su administración.
Si bien es cierto que las anteriores administraciones cometieron yerros, sus gestiones eran perfectibles, lograron en promedio crecer al 2 %.
Los regímenes “izquierdistas” buscan postrarse en el poder durante décadas sin ningún propósito positivo. Ya no les interesa un crecimiento del 5 % anual, sino “buscan” absurdamente la felicidad de los mexicanos mediante dádivas. Así no se logrará nada efectivo. Es por ello que Claudia Sheinbaum Pardo tiene que darle un viraje de 360 grados a la política bananera de López Obrador. Sabemos que tiene un gabinete lleno de amloistas, a los que tendrá que sacudirse rápidamente y llenar los espacios con personas de su confianza.
La inquilina de Palacio deberá poner atención a la crítica situación por la que atraviesa nuestro país y tomar decisiones que nos beneficien. Esta última “Ley Espía” deberá vetarla porque, de lo contrario, tendrá encima a decenas de millones de mexicanos que protestarán por el retorno de los derechos logrados en nuestra Carta Magna. Recordemos que ningún cambio a ésta debe ser en detrimento de lo logrado. Sheinbaum Pardo tiene la última palabra para echarse a la bolsa al mayor número de habitantes posibles. Ninguna iniciativa más a espaldas de todos los mexicanos. Usted tiene la última palabra. Veremos en qué acaba esta mala decisión del Congreso de la Unión en detrimento de la libertad de acción y de expresión de los más de 130 millones de ciudadanos.
CINISMO DE ML ALCALDE, ILIMITADO
Todos los mexicanos sabemos que la gran mayoría de los acordeones fueron repartidos por Morena y la cuarta transformación. La “líder” de dicho partido, María Luisa Alcalde Luján, tuvo el “talante y el cinismo” de exhibir el miércoles pasado a Samuel García, gobernador de Nuevo León, de inducir el voto en la pasada y fraudulenta elección del poder judicial.
“Muy segura”, con su voz chillante y cantadita, “alaaargaaandooo” extrañamente sus palabras –no sabemos en qué academia le enseñaron “eeesssaaa eeespaaantooosaaaa toonaaaditaaaa” e insoportable–, expresó: “Tenemos el caso e ede Nuevo León”, ya vimos quiénes impugnan la elección, vinculados con MC, se mostró que estaban repartiendo este tipo de acordeones”.
Sin lugar a dudas, las y los morenistas y los cuatroteístas perdieron todo el rubor y coherencia (si es que algún día los tuvieron) y hablan sin memoria alguna del desastre, violaciones flagrantes a la Constitución y de cómo tienen a nuestro cada vez más vapuleado país. El cinismo de Morena es ilimitado. Lamentablemente, todavía tienen a sus fieles seguidores, aunque cada vez se comprueba que son menos.