Héroes forjados en popularidad y soberbia
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Héroes forjados en popularidad y soberbia

Viernes, 10 Octubre 2025 00:05 Escrito por 
Ganando Espacios Ganando Espacios Noemí Muñoz

¿De qué depende un linchamiento social en las redes? Ni monarcas ni presidentes se han salvado. Todos, tarde o temprano, entran al patíbulo digital, esperando que los demás no quieran colgarlos de la soga del escarnio público.

En estos días, Omar Bravo ha sido acusado de agredir sexualmente a la hija de su ex pareja. Todo ocurrió justo antes de que se anunciara su nombramiento como embajador de México ante la FIFA. No es el primer futbolista. En la lista de los señalados por delitos de abuso sexual hay muchos nombres: Cuauhtémoc Blanco, Dani Alves, Luis García, Rafa Márquez, entre otros.

Exnovias, exesposas o parejas han declarado que no solo sufrieron violencia verbal, sino también económica e incluso física. Kate del Castillo, reconocida actriz, relató que Luis García la pateaba o intentaba estrangularla, para luego romper en llanto lleno de culpa. La esposa de Rafa Márquez declaró que él le negaba la pensión o limitaba el dinero destinado a la manutención de sus hijos. Julio César Chávez también fue denunciado por su esposa por abuso verbal y físico.

A pesar de las evidencias, muchas de estas declaraciones se tomaron como chismes o intentos de sacar provecho económico. Pocas veces se les da seguimiento o se les toma en serio. Las víctimas, en muchos casos, ceden ante la presión social y económica: es más conveniente llegar a un acuerdo que sostener un pleito eterno.

Muchos de estos hombres parecen aves que cruzan el pantano sin ensuciar su plumaje. La sociedad blinda su reputación con el carisma, el talento o la duda: “¿cómo alguien tan exitoso o tan guapo podría cometer algo así?”.
Los absuelve antes del juicio y condena, en cambio, a quien se atreve a romper el silencio.

Es como si cualquiera que atente contra estos humanos convertidos en semidioses por la popularidad fuera, en realidad, el problema, y no la víctima. A las denunciantes se les invisibiliza, se les ridiculiza, se les juzga con ligereza.

Así es como Chicharito puede lanzar comentarios machistas y ganar fanáticos en lugar de perderlos, a pesar de representar un retroceso para la lucha de las mujeres. No importa cuánto se haya logrado: todo se diluye en una frase que repiten adolescentes y adultos por igual —“interesante…”—, como si bastara con reconocer el machismo sin comprometerse a cambiarlo.

Los patrones de violencia no solo se aprenden en casa, también se imitan de los ídolos más queridos. Preferimos creer que alguien es demasiado carismático para ser culpable y que las mujeres solo buscan fama o dinero, antes que cuestionar el poder que estos “héroes” ejercen.
Hombres que, como un Zeus moderno, se meten en las camas que desean simplemente porque pueden, porque cuentan con el aval de una sociedad que los idolatra.

¿Hasta qué punto somos culpables de idealizar y hacer soberbios a estos seres? Son tan humanos como cualquiera, pero los tratamos como dioses. Y mientras lo sigamos haciendo, seguirán actuando con la impunidad que les concede nuestra admiración.

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Noemí Muñoz

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