Para concluir con este trascendental tema, en esta ocasión abordaré aspectos puntuales que coadyuvarían al logro de los objetivos que las sociedades de los países anhelan, pero que no han podido alcanzar por distintos motivos; por principio de cuentas debo mencionar que no existen recetas de cocina o verdades absolutas; es decir, no hay organizaciones que tengan instrumentos ideales, pero sí hay un elemento fundamental para la integración social y el gobierno de países, y este es el amalgamar esfuerzos; de tal forma que se concrete un ecosistema de entidades.
Esas entidades deben tener como ADN el pluralismo para contar con fuerzas que retroalimenten y realicen ejercicios comparativos; menciono esto porque lo que ha identificado a las izquierdas es el sectarismo ideológico, que se ha convertido en el camino perfecto para la extinción de muchos movimientos y que, si se le agrega el llamado “centralismo”, este ha representado el último clavo del ataúd en los movimientos progresistas; dicho de otra manera, se debe asumir una actitud abierta o periférica, aun con corrientes con las que no se compagine del todo.
El Manifiesto Aceleracionista plantea tres objetivos de mediano alcance; el primero es la construcción de una infraestructura intelectual que posibilite la creación de una nueva ideología, acompañada de modelos económicos y sociales novedosos; esto permitiría llegar a establecer una visión clara sobre lo que hay que reemplazar y por qué; con ello libraríamos esos escollos que existen hasta el momento en las sociedades de los países y que han provocado tanto estancamiento y retroceso; de forma tal que construyamos no solamente ideas, sino instituciones y herramientas que materialicen estas últimas. En relación a este primer objetivo, debo apuntar que después de 12 años continuamos adoleciendo de esta óptica, lo que nos tiene dando tumbos a muchas naciones, y lo más preocupante, que en pleno siglo XXI se fomente rezago social y concentración de la riqueza en unos cuantos, por decirlo de manera concisa y concreta.
Un segundo gran objetivo consiste en promover una enorme reforma de los medios de comunicación, ya que la que nos han vendido, sobre todo desde que entramos en el entorno digital (Internet y redes sociales), no es tal y solo viene sirviendo para pasar el poder a los nuevos multimillonarios de las empresas conocidas como Big Tech, mientras los medios habituales siguen colaborando en la selección y elaboración de las peroratas oficiales. Ante este escenario, una ruta a la que debemos dar seguimiento puntual es el periodismo de investigación como elemento promotor de la verdad y el cambio; a resumidas cuentas, los medios deben ser sometidos al control popular en la búsqueda de cambiar el statu quo.
Un tercer objetivo debe ser la reconstrucción de las formas del poder de clase, ya que en el discurso se ha hecho creer que ya existe un proletariado global que se ha generado de forma orgánica, lo que no es cierto, y como muestra tenemos la revolución tecnológica; en ella, los trabajadores en lo individual y sus organizaciones en lo colectivo no encuentran el hilo de la madeja hasta la fecha, lo que los tiene indefensos y en una carrera avasallante de disminución de derechos laborales, la precarización de sus empleos y hasta la propia pérdida de los mismos.
Lo anterior da cuenta de que si en la tarea principal están fallando las organizaciones de trabajadores, mucho menos pueden asumir su rol social; sin embargo, sí pudiese construirse aun de manera fragmentada y con trabajadores que hoy participan en las nuevas formas de trabajo, incluido el trabajo digital y de plataformas.
Es claro que ya existen grupos de individuos trabajando en la búsqueda de los objetivos ya narrados; no obstante, dicho esfuerzo se da de forma aislada, lo que no permite los resultados correctos; es indudable que lo requerido es la retroalimentación de los tres, lo que permitiría una conjunción que materialice una espiral positiva que traiga consigo la efectividad necesaria y reactiva en la transformación ideológica, social, económica y de infraestructuras; es decir, que estemos en presencia de una nueva plataforma tecno-social que concentre un amalgamiento de tácticas y estrategias para el logro de un cambio sistémico.
Lógico es, la izquierda aceleracionista debe estar plenamente consciente de que el despliegue de los objetivos conlleva el flujo y utilización de recursos para construir una infraestructura política eficaz que vaya más allá del poder del pueblo que poseen quienes ejercen el trabajo político en la calle; solo de esa forma se logrará un ecosistema de organizaciones de izquierda aceleracionistas.
Por último, plasmaré de manera textual una idea que considero básica y una conclusión vital del Manifiesto Aceleracionista: Pero esto no es para alinearnos con lo que queda de la posmodernidad, condenando el dominio como algo protofascista como de por sí ilegítima. En su lugar, proponemos que los problemas que acechan nuestro planeta y nuestra especie nos sirvan para otorgar al autodominio un aspecto y una complejidad totalmente renovadas. Si bien no podemos predecir el resultado exacto de nuestras acciones, sí podemos determinar de forma probabilística rangos de resultados posibles.
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X: LUISESCOBARRAM6

