Parte II: El juicio que nunca fue religioso
DigitalMex - Periodismo Confiable
Publicado en Opinión

Parte II: El juicio que nunca fue religioso

Jueves, 27 Noviembre 2025 00:05 Escrito por 
Visión Holística Visión Holística Marcela Hernández Montiel

Serie: El expediente oculto de Jesús

El juicio de Jesús es, quizá, la escena más manipulada de la historia.
Hollywood la convirtió en drama moral.
La Iglesia en teatro litúrgico.
Y el catecismo en un cuento donde “pobrecito Jesús fue acusado de blasfemia”.

Nada de eso ocurrió así.

Jesús no murió por cuestionar a Dios.
Murió por cuestionar al César.

Tres grupos lo querían silenciado, pero por razones distintas:

Roma, porque encendía un potencial levantamiento.

El Sanedrín, porque su influencia podía provocar una masacre colectiva.

Las familias de poder del templo, porque Jesús estaba exhibiendo sus negociados.

Nadie lo llevó ante Pilato por religión.
Lo llevaron por política.

Vamos a desmontarlo paso a paso.

1. El Sanedrín estaba acorralado, no indignado

La noche del arresto no fue un rito sagrado, fue una reunión de emergencia.
Esa junta parecía más una mesa de crisis geopolítica que una asamblea religiosa.

Jesús ya había:

  • Denunciado abusos del templo
  • Ridiculizado a fariseos y saduceos
  • Exhibido corrupción
  • Encendido multitudes
  • Movido la narrativa mesiánica a un nivel peligroso
  • Dado señales de linaje davídico (eso es dinamita diplomática)

El Sanedrín NO se reunió para debatir si Jesús “ofendía a Dios”.
Se reunió porque su presencia encendía la chispa perfecta para que Roma arrasara todo.

En términos modernos:
Jesús era una amenaza de insurgencia nacional.

No por violar la ley… sino por despertarle esperanza al pueblo.

Y la esperanza —cuando tienes un imperio encima— es un arma nuclear.

2. “Blasfemia”: el comodín legal para justificar un arresto político

El Sanedrín necesitaba un cargo “aceptable” para presentar ante Roma.
No podían decir:

“Este hombre podría ser el heredero del trono davídico, y eso nos complica la vida.”

Así que usaron la única palabra que siempre ha servido para justificar censura:

Blasfemia.

Pero aquí está el truco:

La blasfemia no era un delito romano.

Roma no procesaba conflictos teológicos.

Roma solo intervenía si había riesgo político.

Entonces, ¿por qué la usaron?
Porque era la forma de iniciar el proceso, no de concluirlo.

Jesús fue capturado por un cargo religioso que jamás fue el motivo real.
Ese cargo solo abrió la puerta al proceso político que ya estaba decidido.

3. El juicio nocturno: ilegal, apresurado y coreografiado

Los juicios nocturnos estaban prohibidos por la ley judía.
Los testimonios contradictorios debían anular todo el proceso.
La sentencia no podía emitirse el mismo día.

Y aun así…

Lo juzgan de noche.
A puerta cerrada.
Con testigos improvisados.
Sin cumplir ni un solo procedimiento legal.

¿Por qué?

Porque NO estaban haciendo un juicio.
Estaban fabricando una justificación.

Jesús ya estaba condenado desde que lo capturaron.
La escena del juicio fue puro teatro para entregar un prisionero incómodo sin provocar rebeliones.

Un juicio exprés que anticipa, siglos antes, todo juicio político moderno.

4. El interrogatorio de Pilato: puro realpolitik

Cuando Jesús llega ante Pilato ocurre la parte clave:

Pilato no pregunta:

¿Ofendiste a Dios?
¿Violaste una ley religiosa?
¿Profanaste el templo?

No.
Su pregunta es quirúrgica:

“¿Eres tú el rey de los judíos?”

Traducción política:

“¿Eres un líder rival al César?”

Y aquí Jesús hace algo que ningún manual político recomendaría:

No lo niega.
No lo confirma.
No se humilla.
No pacta.

Responde con esa frase que ha desconcertado a filósofos por siglos:

“Tú lo dices.”

En lenguaje de inteligencia eso significa:

“Si tú lo percibes así, es porque ya viste lo que está pasando.”

En otras palabras:
Jesús no niega su rol.
No baja el perfil.
No juega a la ambigüedad inocua.

Él deja que la verdad caiga por su propio peso.
Y eso lo convirtió en un condenado.

Pilato entendió:
Jesús no es un místico. Es un líder con narrativa mesiánica, seguidores, linaje, oportunidad social y timing perfecto.

En cualquier época —incluida la actual— eso se llama:

amenaza al Estado.

5. Herodes: el príncipe ignorado que entendió demasiado

Cuando Pilato se lo manda a Herodes, este se da cuenta de inmediato:

Jesús no era un “raro espiritual”. Era un maestro con magnetismo político.

Herodes lo interroga desde otro ángulo: ¿Es un provocador? ¿Es un agitador? ¿Es un símbolo viviente?

Y al final, Herodes concluye algo peligroso:

Jesús no quiere un trono terrenal…
pero tiene el tipo de autoridad que podría poner de cabeza al imperio.

Ese tipo de liderazgo aterra a los poderosos.
Porque cuando alguien lidera desde conciencia y no desde poder…
no lo puedes sobornar, comprar, corromper ni asustar.

6. La sentencia: Roma no ejecuta santos… ejecuta amenazas

Pilato sabía que Jesús no era un delincuente.
El Sanedrín sabía que Jesús no era un blasfemo.

Pero ambos sabían algo más fuerte que cualquier verdad moral:

Si no lo eliminaban, alguien lo proclamaría rey.
Y Roma no tolera nuevos reyes.

Así se dio la crucifixión:

No como castigo religioso.
No como drama teológico.
No como “sacrificio divino”.

Sino como ejecución política para apagar una posible insurrección mesiánica.

Jesús murió como mueren los rebeldes, los líderes peligrosos, los que encienden conciencia.
Murió bajo el cargo exacto que Roma usaba para insurgentes:

Crimen de lesa majestatis: traición al César.

Ni más.
Ni menos.

7. ¿Y qué pasó después? El motivo REAL del encubrimiento

¿Por qué, entonces, la Iglesia posterior silenció todo esto?

Muy simple:

Un Jesús político, liberador, maestro iniciático y líder de conciencia no sirve para construir una estructura de obediencia.

Así que lo desactivaron:

Lo volvieron inocuo.
Aplanaron su mensaje.
Quitaron lo político.
Borraron lo iniciático.
Inventaron una lectura moralista.
Convirtieron al maestro en mascota espiritual del imperio que lo mató.

Ironías de la historia: el mismo imperio que crucificó a Jesús terminó fundando la institución que lleva su nombre.

Así se apaga un movimiento. Se reescribe desde arriba.

Cierre de la Parte II

El juicio jamás fue religioso.
Fue el juicio típico que un poder dominante le hace a un hombre que despierta a los demás.

Y por eso esta historia sigue doliendo.
Porque cuando un ser humano encarna su conciencia plena…
siempre será peligroso para cualquier sistema que necesite súbditos en lugar de individuos.

Jesús no fue condenado por hablar de Dios.
Fue condenado por recordarle a la gente que Dios hablaba dentro de ellos.

Y eso… es lo más subversivo que un hombre puede enseñar.

FUENTES CONSULTADAS

– El Evangelio de Judas (Códice Tchacos)
Anna, la abuela de Jesús – Claire Heartsong
Jesús vivió en India – Holger Kersten
Los años perdidos de Jesús – Elizabeth Clare Prophet
El enigma sagrado – Baigent, Leigh & Lincoln
– Evangelios gnósticos (Tomás, Felipe, María Magdalena)
– Evangelios apócrifos (Infancia árabe, Protoevangelio de Santiago)
– Tradiciones esenias, sufíes, chamánicas, toltecas, tibetanas y egipcias
– Estudios sobre catalepsia iniciática y medicina vibracional
– Manuscritos de Hemis (Ladakh) y archivos tibetanos
– Paralelismos en Shakespeare (Julieta), textos sufíes y vedánticos
– Canalizaciones, memoria celular y visiones compartidas en sesiones contemporáneas

AUTORÍA

Marcela Hernández Montiel
Terapeuta en transformación • Escritora • Creadora de Lux Áurea Signature®
Práctica de multisensorialidad, medicina vibracional y alquimia encarnada.
Serie semanal: El Expediente Oculto de Jesús
Visión Holística — 2025

Visto 121 veces
Valora este artículo
(1 Voto)
Más en esta categoría: « Jóvenes: apatía o resistencia
Marcela Hernández Montiel

Visión Holística