A pocos días de que los mexicanos acudamos a las urnas para llevar al país a un nuevo rumbo, con nueva perspectiva, con nuevas ideas y con nombres no tan desconocidos que se encargarán de las diferentes obligaciones que tendrán a su cargo a partir del mes de diciembre del presente año, el rumbo que se emprende hacia el futuro impactará sin lugar a dudas, en los próximos años y en las próximas generaciones, por lo que elegir correctamente se convierte el día de hoy y más que nunca, en lo más importante y transcendental.
Por consiguiente, no es lo mismo llegar con sentimientos de rencor, de odio o de revancha, sin la menor oportunidad que cada quién debe darse para reflexionar sobre lo positivo y lo negativo de cada decisión sobre él o la candidata a elegir, porque habrá varias boletas para los diferentes cargos de elección popular, ¿quién puede garantizar que al votar en todas las opciones por un mismo partido o coalición, se estará votando por las personas correctas para cada posición?
Uno de los baluartes de la democracia lo es el equilibrio que debe haber en las decisiones importantes y que se da tras el convencimiento entre los diferentes actores políticos y se externa por medio de una votación de los representantes del pueblo que supone no tener obligación o compromiso con quien las propone, o que podría suponer estar bajo sus órdenes porque resultaría en un servil funcionario que por obligación debe hacer lo que se le pide.
En efecto, en el Congreso de la Unión, el cual representa al poder legislativo y que define ser pieza clave en un país democrático, el debate resulta ser la vía adecuada de convencimiento para la aprobación, o no, de la creación de leyes o reformas a las existentes, incluyendo a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
De no existir oposición respecto de una sola corriente ideológica, propiciaría el descuido de quienes no comulgan con esos ideales, esos diferentes sectores quedarían desprotegidos y a merced de la decisión de los que hacen mayoría, esto es lo contrario al sentido de la democracia, porque de ser una sola corriente y básicamente una sola persona quien tome las decisiones importantes, la convierte inevitablemente en autoritaria, porque, entonces, ¿a quién le tocaría barrer las escaleras de arriba para abajo?
Los ciudadanos han impuesto en el tiempo reciente, candados, a partir de las decisiones que se reflejan en el voto diferenciado, para que las determinaciones que alteran la vida cotidiana de la nación encuentren un equilibrio, ya que los temas internos y externos nos incumben a todos, y en un país democrático debe prevalecer como eje central, el debate, en razón de la aprobación de lo que habrá de resolverse por el bienestar del pueblo, de no ser así, caen, los que gobiernan, en la tentación del sentimiento de omnipotencia con libertad absoluta.
Ahora bien, lo que está en juego este primero de julio, son dos formas muy diferentes de gobierno, una, la que propone Andrés Manuel López Obrador, que sin necesidad de que se haya declarado fiel a la ideología comunista, sus propuestas van dirigidas hacia ese sistema, el cuál, ya ha demostrado que no es el ideal, la apertura de su principal promotor, la Unión Soviética que tras la llegada al poder de Mijail Gorbachov en 1985, con una política reformista a través de la perestroika, lo demuestra, pues abrió su sistema económico hacia los países occidentales. De la mano, los demás con ese mismo sistema, poco a poco fueron despojándose de esa forma de gobierno, sólo Cuba en el continente americano, continuaba con ella, y en donde se puede apreciar que genera más pobreza que riqueza, y las naciones latinas que lo han seguido, pasan por muchas dificultades sociales, políticas y económicas, y resulta inevitable mencionar a uno de los más problemáticos, Venezuela, ejemplo vivo de la imposición, del asesinato de la democracia y de la esperanza de su pueblo.
Aunque se pretenda ser indiferente a lo que sucede en la nación del sur, no es posible hacerlo, en México hay refugiados que huyeron de las paupérrimas condiciones en las que se encontraban, para tratar de rehacer su vida en suelo azteca, se acepte o no, pero todo eso dice mucho más de lo que se pretende aceptar, o acaso ¿salieron de sus tierras dejando atrás su vida por el sólo gusto? hay muchas historias, en cada uno de nosotros está creerlas o no, eso no cambiará nada.
Pero, sí hay aún un margen de potenciales votantes que no deciden su voto y están esperando, tal vez, hasta el último momento para resolverlo, es a los que pueden ser considerados como el voto útil, y que pueden revertir la elección, o confirmarla, ya que aunque aparentemente es inevitable la victoria del puntero de las encuestas, sólo hay que recordar que con los 50 puntos que dicen algunas encuestadoras lleva de ventaja el tabasqueño, es el resultado de la cantidad de personas que responden al sondeo, no quiere decir que en realidad de los 89 millones de mexicanos con credencial para votar, ya tiene decidido hacerlo en su favor esos 44 y medio millones de ciudadanos, simplemente, en las últimas votaciones federales del 2012 hubo 50,323,153 votantes de 79,454,802 inscritos, en donde resultó vencedor el actual Presidente Enrique Peña Nieto con 19,226.784 sufragios, superando a Andrés Manuel López Obrador quien reunió 15,896,999 votos en su favor, lo que a simple vista reduce esa expectativa, pues el hecho de tomar como punto de partida comparativa un porcentaje, resulta engañoso al verdadero número que se obtiene de éste.
Por otro lado se enfrenta a un sistema un poco más apegado al neoliberalismo, que no termina de serlo del todo, porque se ha camuflado tras un gobierno asistencialista, que no escapa a ningún candidato, les mueve la tentación y caen en el ofrecimiento simple y llano, porque les genera simpatías y por supuesto votos a su causa, la repartidera de recursos a través de los diferentes programas que prometen.
Uno de los candidatos, que de hecho, representa una mínima oportunidad de ganar, y que pareciera estar de adorno, es Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, quien, sin embargo, y a pesar de la escandalosa propuesta de “mochar” las manos al que roba, sí tiene una visión muy diferente al resto, sólo que no tiene la atención que tienen los demás. califica el asistencialismo como una forma de ayuda al “huevón”, según sus palabras, y defiende la idea de que la riqueza genera más riqueza, identificando a la inversión y al mercado internacional, como despegue de la economía nacional, no únicamente fortaleciendo al mercado interno porque sería rezagarse de los demás países del mundo,
La decisión aún no se materializa, mientras tanto, en estos días que habrá para reflexionar, aún pueden darse cosas nuevas, y puede ser que ese arroz aún cocido, termine por quemarse, ¿quien lo sabe? nadie, pueden consultar a un adivino o hacerle al mago y pretender presumir que ven el futuro, pero, ese primero de julio aún no llega, el día siguiente amaneceremos con la verdad, que incluso, puede ser la que todos esperan, en ese caso, necesitamos a un país unido, porque las décadas por venir, serán muy complicadas, y tal vez, la gran mayoría se esté lamentando de una suerte que hasta este momento, está en sus manos.