Mañana sábado, como desde 1979 en el Ciudad de México, habrá otra festividad pública: La Marcha del Orgullo Gay.
Dicha manifestación estará enmarcada por el resultado que haya logrado la selección mexicana de futbol, quien jugará contra Corea, en el Mundial de Rusia 2018.
También, como fondo, estará la recta final en la que entran (valga la afortunada expresión) las campañas electorales. Sería interesante –quizá digno de exigencia-- que cada uno de los candidatos a la silla presidencial hiciera público un pronunciamiento, sin evasivas políticamente correctas en torno a lo que sigue pendiente en este país en materia de Derechos Humanos, sociales, económicos y políticos para la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Travesti, Transexual, Transgénero, Intersexual, Queer (LGBTTTIQ).
Imagínese usted a cada uno de los cuatro candidatos encarando, con su peculiar estilo, creencias religiosas, plataformas ideológicas y partidos que les respaldan en coalición (PAN-PRD, por ejemplo) e intentando sepultar sus genuinas convicciones, pero teniendo que pasar lista a los asuntos que tienen que ver con derechos y carencias de grupos de los que (se asume) no forman parte.
Hasta ahora, en los “debates” para la televisión y las redes sociales únicamente se les ha encarado en torno al matrimonio igualitario y acerca del derecho a la adopción. Ninguno de los candidatos ha osado pasar lista a lo que sucedió con la iniciativa presidencial que Enrique Peña Nieto envió al Poder Legislativo y que fue conocida mediáticamente como “Matrimonios Igualitarios” ¿Por qué despóticamente se consideró “improcedente” y con ello se le dio carpetazo? Deberíamos preguntar si quien ocupe la primera magistratura retomará el asunto para reactivarlo. Desde luego, que cada candidato ha tenido que calcular si hablar de este tema, suma o resta y, qué tanto. Está claro que han apostado a la suma de votos del conservadurismo clerical, a pesar de pretender dirigir un Estado Laico.
También, como seguramente ocurrirá, los voceros de las distintas organizaciones de la sociedad civil que abanderan las minorías sexuales, darán cuenta de lo que falta por lograr, así como de aquellos aspectos que se han conquistado y, de aquellas situaciones que continúan figurando como letra muerta, desde la Constitución, pasando por las leyes y por los ordenamientos de orden secundario.
A pie juntillas del ritual público que se estila en materia de rendición de cuentas, qué tal conmemorar días como el de mañana, con un informe nacional y en cada entidad, acerca “…del estado que guarda…” la situación de la comunidad LGBTTTIQ en México, en el Estado de México, en el Estado de…. Me parece que la Comisión Nacional de Derechos Humanos y a sus respectivos satélites estatales deberían generar informes en esta materia. Algún día será.
* Red Internacional FAMECOM