Andar por la Sierra de Guadalupe no sólo como excursionista, caminante, corredor o en un día de campo con la familia, sobre todo en tiempo de lluvias, es no sólo poder contemplar una maravilla de la naturaleza y un esplendor de ambiente vivificador y reconfortante inmerso en una de las ciudades más grandes del mundo, sino detenerse en el tiempo con los vestigios arqueológicos a punto de desaparecer por el salvaje crecimiento urbano.
Caminante durante casi cincuenta años como arqueóloga investigadora en Sierra de Guadalupe, la maestra María de la Asunción García Samper, quien un tiempo hizo mancuerna en el rescate con Cristina Payán, compila en su más reciente obra Sierra de Guadalupe Tonantzin Cuautlicue, los hallazgos arquelógicos más importantes de los últimos ochenta años, que de haberse preservado hubieran convertido a la zona en una especie de Malinalco.
Las regiones prehispánicas más cercanas al centro político y cultural de mesoamérica fueron las más atacadas y depredadas por los conquistadores y Sierra de Guadalupe, que fue centro de veneración, observatorio del universo y mirador militar, no pudo ser la excepción. Menos hoy en que por el explosivo crecimiento urbano ha estado en la mira de las inmobiliarias a las que no importa preservar tradiciones y medio ambiente.
Esa ha sido una de las grandes preocupaciones de la también presidenta del Centro de Estudios Mesoamericanos, María de la Asunción García Samper, quien con un grupo interdisciplinario en defensa y protección de nuestro patrimonio e identidad de nuestros pueblos hídricos originarios presentó este primer libro durante la inauguración de la exposición Ecatepec en Colores en el museo de sitio, también donado por ella y nombrado Padre Enrique Amezcua en la iglesia de Cristo Rey, en el pueblo de Tulpetlac, Ecatepec. Toda una joya digna de visitarse en medio del marasmo de cemento urbanístico.
El mamut en Coacalco
Además de que en Coacalco existe un museo con los restos más completos de un mamut, a cargo del arqueólogo René López, la maestra García Samper cita que su obra da a conocer “los asentamientos humanos en diferentes épocas desde las primeras huellas de la prehistoria que se observan en petrograbados de la región de Tulpetlac y en otros de la prehistoria con relación a la caza del mamut.”
Autora de más de media docena de libros, García Samper, quien es además socia de la Red para la Conservación de la Sierra de Guadalupe dedica su tiempo de pensionada a promover ante ONG´s, el gobierno del estado de México, INAH, y gobierno federal la protección de los vestigios que señala en sus estudios.
Samper sabe que es una tarea titánica pues pese a que dichas investigaciones iniciaron a principios del siglo pasado y ya en los años 70 con la autoría del reconocido arqueólogo internacional Wilfrido Du Solier y el precursor de éste William T. Sanders se editó una obra limitada en la materia con el auspicio del entonces gobernador Jorge Jiménez Cantú y el escritor Mario Colín.
Un tomo de la obra original está en manos de Franature AC. Pese a ese esfuerzo y el peso de un gobierno se impuso más el interés comercial de la Constructora Izcalli, la que pese a las denuncias en el mismo libro que auspició el gobernador se construyó el fraccionamiento Izcalli Ecatepec sobre vestigios arqueológicos. Y así sigue ocurriendo, a lo que la maestra Samper y sus seguidores se oponen.
*Presidente de la ONG Franature