Después de conocer las propuestas de los diferentes candidatos para ocupar los cargos de elección popular que se encuentran en disputa en los municipios y gobiernos estatales en los que habrá elecciones, así como del gobierno federal, durante el periodo de campaña electoral, a partir de las cero horas del día jueves 28 de junio y hasta las veinte horas del domingo primero de julio prevalecerá la veda electoral, por lo que ni candidatos, ni partidos pueden hacer actos proselitistas, ya que supone un periodo de reflexión para que el ciudadano decida por quién votar
Estos momentos son cruciales para el ciudadano, porque sin la distracción que normalmente tiene con motivo de toda la información que recibe en la etapa de campaña de los diferentes actores políticos, con libertad y después de hacer un largo y profundo análisis decida a quien dar su voto el día domingo primero de julio de este año.
Mientras tanto, los contendientes conocerán el resultado alrededor de las 23 horas de ese mismo día, para que dependiendo de ello decidan sobre su futuro inmediato, pues mientras los que resulten vencedores querrán conocer la ubicación de las que serán sus oficinas, así como la gente con la que empezarán a trabajar, mientras que buscan los espacios en los que habrán de colocar a sus allegados, los perdedores empezarán el peregrinar para aferrarse a algún hueso disponible.
Las condiciones de los candidatos que pierdan así como la de la gente cercana a ellos, será complicada, pues tendrán que buscar a qué dedicarse, o buscar acomodo, que puede ser con algún amigo o compañero del mismo partido, o con algún otro conocido aunque no sea del partido en el que milita y del que dice pertenecer, que pueda ofrecerle algo. Aquí surge un detalle, el gobierno federal debe entregar la administración en diciembre de este año, en consecuencia, muchos mexiquenses que laboran en él, tendrán que regresar al estado y según estimaciones de este medio, son cerca de tres mil burócratas, por lo que siendo el gobierno del Estado de México afín al partido del actual gobierno federal, se esperaría que pudieran encontrar lugar en la administración estatal, pero no todos, pues son demasiados.
El ciudadano tendrá el tiempo de la veda para reflexionar sobre su decisión a partir de una profusa reflexión, sin embargo, ¿cuántos en ese tiempo se dan el lujo de reflexionar sobre quién lo convenció de que representa lo que desea para su comunidad, estado o país y merece su voto?, ¿quién tiene la capacidad para gobernar, y hacerlo bien? Porque está en juego el bienestar y futuro de su familia. Lo lamentable será que a cambio de un tinaco, dinero, despensa, o cualquier otra cosa similar otorgue su valioso voto.
El ofrecimiento de una gran cantidad de cosas muy diversas, entre ellas dinero, o la promesa de un trabajo, se ha dado durante muchos años, y actualmente es un mal que abarca a todos los institutos políticos de México, ¿quién puede presumir de no hacerlo? Pero, lo gracioso y molesto para la mayoría que sabe de todo esto, es que unos y otros se acusan, se señalan con el dedo como si de monjes puritanos exentos de todo pecado se tratara.
Pero no es sólo las dádivas el medio que se utiliza para encantar a los potenciales votantes para que lo hagan por ellos, hay algo peor, la guerra sucia que se utiliza para rechazar a los demás candidatos a través del desprestigio, porque si tan sólo se tratara de una competencia para saber quien regala más cosas, aún condicionándolas, todo se resumiría en saber quién y con qué lo hizo, no deja de ser una práctica ilegal, desde luego, pero ¿cómo evitarlo?, ¿como obligar a los políticos que se ganen la voluntad del ciudadano con proyectos y programas viables para que lo manifieste en las urnas?, es por eso que hasta parece ridículo que llegan a ofenderse, cuando se puede demostrar con videos o fotografías que tal o cuál candidato o partido fue sorprendido con bodegas llenas de cosas para repartirlas el día de elección, o detectar a quienes reparten dinero
Sin embargo, la guerra sucia es punto y aparte, porque se utiliza para denigrar, insultar, acusar, señalar o inventar cosas, que por lo regular son negativas y por ende dolorosas, el fake news se hace presente por todos lados y de manera sistemática, en especial en las redes sociales, tanto es así que es cuestión de unos minutos para que un hecho difundido que le pegue a uno de los contendientes, ya sea cierto o no, se vuelva viral. El daño es garantizado, porque cuando reacciona el aludido y enfrenta o explica la situación que se le atribuye, ya es demasiado tarde, aún demostrando su verdad, el daño, casi es inmediato y está hecho.
Han exagerado en las elecciones del tiempo reciente, en el uso de este mecanismo, ahora, no se sabe qué creer y qué no, tan preocupante es el daño que se ocasiona con la desinformación que el medio periodístico se ha unido para pedir a la población verificar la información y no sólo reenviarla, aunque las sugerencias muchas veces, o en la mayoría de ellas, son en vano.
Ojalá sea bien aprovechado el tiempo de veda para pensar bien a quién otorgar el voto.