Luego de su primer año, Alfredo Del Mazo tiene un panorama que nunca enfrentaron sus antecesores
En la antigua Roma, cuando había una reunión y en la puerta de la entrada se colgaba una rosa, los temas tratados eran confidenciales. (sub rosae)
Desde aquél mes de octubre de 2004, en el proceso interno del PRI para elegir a su candidato a la gubernatura el nombre de Enrique Peña Nieto cobró auge en las filas del priismo, aunque al principio nadie apostaba mucho por él, conforme pasaron las semanas se perfiló como el caballo negro de aquella contienda interna que inició con nueve personajes más.
Enrique Peña compitió en ese entonces con Guillermo González, Gustavo Cárdenas. Jaime Vázquez, Fernando Alberto García, Cuauhtémoc García, Isidro Pastor, Enrique Jacob, Hector Luna de la Vega y Carlos Hank Rhon, aunque en ese entonces se esperaba una elección del candidato abierta a la militancia, al final, Peña Nieto fue el único que presentó su registro en la fecha prevista.
Meses después inició su campaña por la gubernatura varios puntos debajo del abanderado del PAN que en ese entonces era Rubén Mendoza. Su otra rival fue Yeidckol Polevnsky entonces candidata por el PRD a quienes superó al obtener el 49% del total de los votos.
Una vez que ganó la campaña, y se convirtió en gobernador, Enrique Peña Nieto se perfiló como el político con mayor presencia mediática del país, y se enfilo a la campaña presidencial la cual ganó en el 2012, lo demás es historia que todos conocemos.
Desde entonces a la fecha, su aprobación pública y los constantes escándalos en su gobierno mermaron su presencia y su peso político en todo el país, pero no al menos en la clase política de la entidad, sólo basta ver su última aparición en su tierra natal durante el Primer Informe del Gobernador Alfredo Del Mazo.
En medio de aplausos, y muestras de afecto de la clase política que lo cobijó e impulsó al poder, Enrique Peña Nieto, desvío por unos segundos la mirada de las líneas que tenía escritas para dejar salir su emoción al sentirse arropado en lo que sin duda es su último bastión.
Anunció que una vez que termine su mandato regresará al Estado de México. Sin duda sabe que aquí cuenta con personajes políticos que lo estiman y lo recibirán, y que más allá de lecturas políticas futuristas, confirma que la entidad mexiquense, se convertirá en el refugio para decenas de funcionarios públicos del Gobierno Federal que a partir de diciembre regresarán a su tierra natal.
Tip:
“Una democracia requiere de la responsabilidad y la rendición de cuentas, requiere transparencia.” Barack Obama.
El pasado viernes, el gobernador del Estado de México, Alfredo Del Mazo presentó su primer Informe de Gobierno en un acto que congregó a la clase política y empresarial necesaria para mostrar su fuerza política, no olvidemos que hoy Del Mazo es sin duda el gobernador más poderoso de las filas priistas, y por ende, el que se coloca en la primera línea de influencia en las decisiones del partido.
Este segundo año de su administración será una prueba de fuego de su capacidad de negociación ante un Gobierno Federal que es otra fuerza política y que ya anunció a Delfina Gómez como su coordinadora para administrar los recursos que llegan a la entidad, que por cierto, era hasta ahora a la que más recursos de la Federación se destinaban.
Falta además la Glosa del informe en la Legislatura Local, en donde en medio de las negociaciones para ver quién presidirá las principales Comisiones, el partido Morena y sus aliados ya anunciaron que serán bastantes críticos para analizar las cifras que se presentaron a lo largo de este primer año de gobierno.
Por lo pronto el gobernador Alfredo Del Mazo tiene un panorama que nunca enfrentaron sus antecesores, un Estado de México con un gobierno Federal y una mayoría legislativa y de gobiernos municipales en las manos de un partido de izquierda al que, desde su constitución, sólo le tomó tres años ganar la Presidencia de la República, y que después del PRI es el único instituto político que cuenta con un poder casi hegemónico que descansa y surge de una sola figura presidencial: Andrés Manuel López Obrador.
Por lo pronto, Morena tiene una gran ventaja, llega con un presupuesto millonario, una estructura que empieza a enrolas en sus filas a expertos operadores políticos y administrativos de otros partidos, y una importante aprobación social.
Falta ahora ver lo más complicado, no es lo mismo la comunicación política (sobre todo desde la oposición) a la comunicación gubernamental, que tiene en primer lugar que legitimar las acciones de gobierno.
Ya no se trata de vender sueños, se trata de aterrizar acciones.
Por lo pronto, al igual que otros partidos políticos, Morena ya tiene puestos de poder y representación pública por las que luchó por años, habrá que esperar cómo opera su transición de un partido político con un discurso de oposición a un partido que hoy tiene la obligación de administrar la esperanza que vendió a millones de mexicanos.
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