El dos de octubre, como cada año, pero en especial éste, en el que se conmemoran los 50 de aquél inolvidable 1968, se llevaron a cabo una serie de actos, tanto oficiales como sociales, pero éstos últimos, los sociales, son los que causaban mayor expectativa, habría marchas desde luego, pero, ¿cuál sería su desarrollo?.
Pues sí, han pasado cincuenta años de lo acontecido en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, sin embargo, este pasaje de la historia moderna de México, como otros tantos eventos que forman parte de recuerdos trascendentales son contados de diferentes formas, ¿quién cuenta la verdad? Existen aún muchas dudas a pesar de lo narrado por quienes, en su momento, dieron testimonio de lo que vivieron aquél trágico día.
Existe mucha confusión, datos como la cantidad de muertos y desaparecidos abonan a ésta, pues mientras de los primeros las cifras van de los 25 hasta más de trecientos, de los segundos aún es mayor la confusión en los números, aunque también de las fuerzas armadas hubo caídos, ¿crimen de Estado? Hace muy poco se dijo que sí, los supuestamente responsables tanto quien fungía como Presidente Gustavo Díaz Ordaz y el Secretario de Gobierno Luis Echeverría Álvarez a pesar de todo, no fueron sentenciados por los hechos de los que se les señalaba.
Porque, aunque Luis Echeverría fue acusado de genocidio, resultó absuelto por falta de pruebas.
Ahora bien, muchos de los que participaron en la marcha de este martes pasado, conocen la historia de lo sucedido aquél año a través de la lectura o de lo que les hayan contado, y depende mucho la fuente. Una misma historia tiene diferentes matices dependiendo de quién sea el que la cuente, no por ello debe restarse su derecho a la manifestación.
Para los estudiantes, el derecho que les corresponde, es por tratarse de la conmemoración de un movimiento estudiantil, que es el que les da el sentimiento de pertenencia, por ende, lo hacen suyo, con orgullo, y es uno de los eventos en los que podemos ver lo mismo a los que pertenecen a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), como del Instituto Politécnico Nacional (IPN), así como de otras Universidades y preparatorias.
Pero no son los únicos que esperan éste día marcado en la historia y en los corazones de los mexicanos, son también trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud, y asociaciones civiles, sólo por mencionar a algunos, pero, ¿quién invita o permite que participen los llamados anarquistas?
Era de esperarse… que éstos, los anarquistas, aparecieran como ya viene siendo costumbre, como una verdadera amenaza para quienes desean manifestarse libremente, pero que también lo son para los cuerpos de seguridad y en especial, para la sociedad, que es la que más sufre sus embates.
La contradicción es que no hay mayor participación de los cuerpos de seguridad, por la obvia razón de que se trata de una marcha y reclamo social en contra de la acción autoritaria del Estado, y en caso de haber uniformados o personal del ejército, resultaría tanto como una provocación, que nadie desea a estas alturas,
Pero, es esta la condición que aprovechan estos bandidos para cometer toda forma de vandalismo. A su paso se ven pintas, daños a bienes, saqueo a negocios, entre muchas otras cosas más qué lamentar, ¿quién en algún momento podrá controlarlos?