Toluca/Estado de México
La seguridad privada migra hacia la tecnificación, con la instalación de centros de monitoreo privados para centros comerciales, industrias y fraccionamientos, ante la consideración de que las máquinas no son susceptibles de corromperse o dormirse como los humanos, señaló Othón Gómez César Hernández, integrante del Consejo de Alarmas y Seguridad Privada del Estado de México.
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“Algunos empresarios estamos desarrollando centros de monitoreo particulares, de nuestras empresas, para ofertarlos a los posibles clientes, de manera que podamos dar una respuesta rápida en conjunto con la autoridad y contamos con la preparación para auxiliar a las instancias correspondientes, encargadas de la seguridad, porque nosotros no somos los facultados para prevenir un asalto o delito, sólo somos auxiliares”, afirmó.
Reconoció que la inversión para este tipo de mecanismos de seguridad “es fuerte”, aunque la capacitación de personal es parte de ella; también resaltó la eficacia que tienen estas alternativas frente a la vigilancia de elementos de seguridad privada:
“Lo que pasa es que el factor humano, que era lo que se utilizaba antes, no deja de ser errático, el elemento de seguridad es gente que se duerme, come, va al baño, hasta se emborracha a veces e incluso pueden robar; las máquinas no comen, no duermen, no tiene enemigos, ni familia, no se emborrachan, no tienen errores”, especificó.
Es por ello, comentó, que tienen una demanda importante para el uso de la tecnología. Apuntó que en materia de seguridad va aumentando más este tipo de instalaciones frente a la solicitud del factor humano, pues muchas veces las empresas prefieren rentar monitoreo, cámaras y alarmas a tener un vigilante que no da los resultados necesarios.
En entrevista, señaló que tras el duro impacto que tuvo el sector en la pandemia, comenzó un repunte sustancial, pues con el retorno a las actividades aumentó la cifra de delitos, en un inicio el robo a casa habitación; sin embargo, dadas las condiciones actuales de inseguridad en la entidad mexiquense y el país, hay un aumento en la compra de equipos de seguridad, contratación de vigilancia, instalación de botones de pánico, alarmas y todo tipo de blindaje.
En el Estado de México, precisó, es mayor la contratación de estos servicios en los municipios más urbanizados, industrializados y los aledaños a la Ciudad de México, pero también en la capital del país hay un incremento en la adquisición de dichos servicios, apuntó.
Además, comentó que el costo de instalar centros de monitoreo privados es menor que la manutención del personal, mientras que, con la recuperación económica, “es triste que mientras más difícil está el país, el sector tiene más demanda, no es para pegar de brincos, pero mientras vaya peor la inseguridad, vamos a tener mayor demanda”.
En la entidad, la Secretaría de Seguridad estatal tiene un registro de 482 empresas de seguridad que cumplen con toda la reglamentación para poder prestar servicios, con base en la página de la dependencia.
Para Arturo Zárate Jaime, presidente del Consejo de Alarmas, no se puede satanizar la reacción de la seguridad privada en algunos casos, como el robo de la Plaza Antara, toda vez que para poder operar, cada uno de los comercios o negocios vigilados tienen un protocolo de funcionamiento, por ejemplo, aquellos en los que el personal debe resguardar o poner a salvo a la gente, antes que notificar a las autoridades de un evento delictivo.
Señaló que siguen existiendo los servicios “pirata”, pero en la entidad, comentó que el 70% de las empresas que operan son legales y el personal está capacitado, aunque afirmó que para el sector es un riesgo la ilegalidad, porque se considera que todas las empresas brindan mal servicio y se generaliza sin analizar cómo funciona realmente.
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