Toluca/Estado de México
"¡Ya estuvo culeros!", grita "El Tripas", mientras una lluvia de guamazos le tunden en la nuca, la cara y la espalda.
Los 10 segundos se hicieron eternos en la lluvia de golpes. Su cuerpo desvaneció, pero alcanzó a echar a correr sus pasos para huir de la refriega.
"Yo estaba con mis manos así, para que no me dieran en la cara", dice, "fueron como unos cinco polis, entre ellos una mujer, me dieron los toletes", relata el ruletero.
Aún trémulo por los golpes, dice que perdió la consciencia por unos instantes. Corrió a su taxi, se sentó en el asiento del piloto y no se levantó hasta que los paramédicos lo trasladaron.
"Venía todo tranquilo, me pidieron papeles, me bajaron y les dije que el coche era nuevo", relata.
"El Tripas" fue el que corrió con peor suerte en medio de la trifulca registrada el miércoles al mediodía entre taxistas y policías en el cruce de la Excama de Piedra en Toluca, donde salió de control un operativo de verificación vehicular.
Después de ser atendido por la Cruz Roja, retornó a la escena de los hechos: la camisa blanca, ya casi roja por la sangre, aún con los surcos en el rostro, que le dejó la coagulación.
"Me cosieron la cabeza de acá", señala el ruletero, exponiendo un pedazo de tela que le pusieron en la descalabrada.
"Ahí se fueron los trescientos cincuenta pesos que había ganado en la mañana, la neta no se vale", se lamenta "El Tripas".
Ya anda más consciente pero le piensa para acercarse a donde está todo el tumulto de ruleteros.
A unos metros de "El Tripas", un grupo de taxistas gritan, chiflan y se avientan contra todo camión de pasajeros que intenta burlar su cerco: "¡Todos parejos cabrones, ey, no los dejen!", Gritan.
Colocaron piedras que desprendieron de las banquetas y troncos. Rechiflan y se sienten ofendidos. Nadie en ese instante tiene más derechos que ellos.
Pero "El Tripas", es el más fregado. "Mira jefe", dice, "me estrellaron el cel, ojalá si 'aiga' grabado", indica.
El sol recio que casi desmayó a "El Tripas", poco a poco se va, pero los taxistas no desisten. Advierten que hasta que no llegue el presidente municipal.
Pero "El Tripas" ya no tiene fuerzas. Prefiere no insistir, la adrenalina en poco le dejará de hacer efecto y sentirá lo duro de los golpes.
"Me dieron duro", repite el ruletero.
