Almoloya de Juárez/Estado de México
Lo que inició como un día normal de trabajo, terminó en la peor tragedia para la familia de Sonia, la docente de danza asesinada el lunes dentro del Teatro de Los Jaguares. Edgar -su ex esposo- la celó al grado de quitarle la vida. Durante la audiencia inicial donde le imputaron los cargos por el delito de feminicidio, el Ministerio Público leyó la confesión que hizo este sujeto el mismo día que la estranguló.
La autoridad judicial narró que Edgar llamó a Sonia a las 06:30 de la mañana del lunes, le preguntó si quería que fuera por ella y por sus dos niñas para llevarlas a sus actividades cotidianas, ella le contestó de forma cortante que no.
Más tarde se alistó, salió hacia la celebración navideña que organizó la Secretaría de Cultura de la UAEM. Llegando eligió una mesa donde pudiera tenerla a la vista, fue para él “un balde de agua fría” verla llegar con otro hombre, se trataba de Marco Aurelio, aunque no se sabe quién es él y qué relación tenía con la docente de 42 años de edad.
Según consta en la declaración que narró la autoridad, Edgar se dirigió hacia el teatro de “Los Jaguares”, se estacionó y entró 20 minutos antes de la presentación que tendría el grupo artístico dirigido por Sonia esa noche, antes revisó su celular y luego la vio con Marco Aurelio, le dio mucho coraje.
La buscó en los camerinos, entró a las 18:00 horas, la maestra de danza folclórica que dirigía esa noche la presentación del ballet le pidió que no se le acercara, pero él insistió, ella comenzó a gritar, en la discusión chocaron con una butaca y entonces la asfixió.
El docente universitario admitió haberse dado cuenta que ella estaba inconsciente, cayó al piso, la levantó, la llevó al baño, la sentó en la taza y cerró con llave.
Cerca de las 18:20 minutos de la tarde del lunes salió del teatro y se fue a su casa en San Buenaventura, apagó su celular. Más tarde, a las 19:40 horas volvió para verificar si ella vivía, esperó a que terminara la función del ballet y como estaba cerrado el camerino le pidió al vigilante que abriera porque había olvidado su celular, al ver que no le quitaba los ojos de encima decidió retirarse a casa.
Declaró que cuando entró esta segunda ocasión al teatro sintió un vacío en el estómago, como si le diera mucha hambre y entonces pasó por una pizza, así que al llegar se la comió y se quedó dormido.
El martes por la mañana encendió su celular, entonces leyó los mensajes de sus hijas y de su cuñada preguntándole donde estaba y si sabía algo sobre Sonia que no llegó a dormir a casa, fue cuando intentó quitarse la vida con un cutter, se cortó el cuello, pero no pudo seguir, trató con un brazo, pero tampoco logró quitarse la vida. Poco después fue ante el ministerio en la Fiscalía de Justicia y confesó el asesinato
El hombre de voz delgada, aspecto indiferente y mirada al piso sólo escuchó cuando el ministerio público relató que tanto Gisela Pérez, hermana de su ex esposa, el papá de Sonia y las dos hijas que procreó con el probable feminicida lo acusaron de violento y agresivo.
Uno de los testigos relató en su declaración a la autoridad ministerial que ella era sumisa y a él no le importaba humillarla frente a todos, que era autoritario. Otros testigos, estudiantes de la docente, admitieron haber escuchado una discusión entre la bailarina y su ex esposo ese lunes, incluso sabían que estaban separados pero que él la molestaba.
Fue durante la presentación de estos indicios cuando la hermana de Sonia se retiró de la sala del juzgado en Almoloya de Juárez.
